Dramaturgo / María Verónica Duarte Loveluck  

 

 


Juana de Arco

de María Verónica Duarte Loveluck

Baudricourt

Soldado: Señor, la muchacha sigue esperando en la puerta.
Baudricourt: ¡Qué niña más insistente!. Abro una puerta y me encuentro con su rostro. Escucho un murmullo y habla de ella. ¿Recuerdas lo que me dijo? : “El reino de Francia no es cosa del Delfín sino de mi Señor, sin embargo mi Señor quiere que el Delfín llegue a ser Rey, y que mantenga el reino como su feudo”
Soldado: Sí, señor, lo recuerdo.
Baudricourt: Y cuando le pregunté quién era su señor, me respondió: “El Rey de los Cielos”. ¿La ha visto ya el cura?
Soldado: Sí, señor.
Baudricourt: ¿Qué ha pasado? Dímelo de una vez.
Soldado: Ella no salió volando, si es lo que pregunta. Se arrodilló ante él y besó sus vestidos.
Baudricourt: Hazla pasar.

El soldado hace pasar a Juana, quien entra precipitadamente.

Juana: Señor, ¿me recuerda?. Soy la que envió a casa hace nueve meses.
Baudricourt: Veo que tu padre no te dio la paliza que le indiqué. ¿Todavía pretendes ser enviada ante el Delfín?
Juana: Sí, señor, e iré aunque tenga que gastarme las piernas hasta las rodillas.
Baudricourt: ¿Por qué estás vestida así, niña?
Juana: Jean de Metz me ha entregado la ropa de su criado, señor.
Baudricourt: ¿Para qué?
Juana: Más vale que me vista de hombre, señor, si quiero viajar trece días y sus noches a través de Francia.
Baudricourt: Metz y Alençon... ¿Qué hiciste con esos dos para que te defiendan tanto?
Juana: Yo no he hecho nada, señor, ellos creen en mí.
Baudricourt: Como sea, es su problema. (Aparte) Si fuera una bruja habría retrocedido ante el cura. Pero, es absurdo, todos se reirán de mí.
Juana: Señor, mientras usted duda, sangre francesa es derramada. De hecho, los ingleses consiguieron otra victoria ayer en la noche.
Baudricourt: ¿Cómo lo sabes?. Es imposible, hace pocos minutos recibí la noticia. Más de 2000 de los nuestros cayeron en Rouvray.
Juana: Y nosotros, ¿tenemos el privilegio de dudar? ¿Cuánto tiempo más necesita, señor? ¿Quiere esperar hasta haber perdido Orleans?
Baudricourt: Ve a buscar a Alençon (El Soldado va a buscar a Alençon, que entra). Esta muchacha insiste en entrevistarse con el Delfín y me temo que me he dejado vencer por su persistencia.
Alençon: Señor, Metz, yo mismo y otros ciudadanos de Vaucouleurs hemos reunido lo necesario para acompañarla a Chinon a la corte del Delfín.
Baudricourt: Sólo llegar hasta Chinon es una locura, el camino está atestado de enemigos. Pero, veo que esta muchacha los ha hechizado. Juana, lo único que puedo hacer por ti es enviarle una carta al Delfín recomendándole que te reciba. El resto corre por tu cuenta. (Sale)


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