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Dramaturgo / María Verónica Duarte Loveluck |
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Juana de Arco
de María Verónica Duarte Loveluck
Juana se encuentra arrodillada en una capilla. Reza. Entra Alençon.
Juana: Ya es Carlos VII, ya ha sido coronado en Reims. ¿Y es el momento de aceptar una tregua? Dios, le he regalado mi juventud, ¿y así es como me responde?. No lo entiendo. Derribó el puente que ordenaste construir en Saint-Denis, derrumbó nuestra posibilidad de tomar París.
Alençon: Juana, cálmate, ese ha sido siempre su carácter, siempre duda. Lo de París fue un fracaso, pero lograste lo principal, recibió los santos óleos, todo el pueblo de Francia lo reconoce como su rey.
Juana: Y él se esconde como si fuera una rata en su corte en la provincia. Ya no tengo argumentos para sacarlo de ahí, tienes que ayudarme, Alençon.
Alençon: Me han enviado a casa.
Juana: ¿Tú también me abandonas?. Nunca has conseguido decir no. ¿No te das cuenta de que con tu apacible sonrisa no se consigue nunca nada?. Al callar lo apoyas, Alençon, como todos los otros.
Alençon: Quiero volver, Juana, ya es tiempo, las campañas se suspenden, y no veo por qué seguir aquí.
Juana: Vete, no te necesito. Si fuera por mí, lucharía sola en contra de los ingleses.
Alençon: ¿Es esa tu despedida, Juana?
Juana: Sí. (Sale Alençon. Juana llora)