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Dramaturgo / María Verónica Duarte Loveluck |
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Juana de Arco
de María Verónica Duarte Loveluck
Juana, que estaba en el juicio, avanza hasta la fuente, lleva el pelo corto y ropa de hombre. Se encuentra con Juana Niña. Sta. Margarita y Sta. Catalina aparecen detrás de ellas.
Juana niña: Me llaman, pero no volveré. Adiós dulces piedras del camino. Para avanzar tengo que dejar mi equipaje sobre ustedes.
Juana: Dejo mis cabellos. No cubrirán más mis hombros. Mi cabeza no sujetará más su peso. Dejo mis vestidos, mis hombros no serán ya femeninos, transpirarán bajo el peso de la armadura. Cada corte una herida, cada herida una lágrima. Cada lágrima, una menos en mi pecho. (Se mira en la fuente). Esta ya no es Juana, la hija de Jacques. Esta ya no duda. Esta, despojada desposeída, soy yo. Soy yo y no es más que un reflejo. Es otra, desnuda. ¿Son acaso mis ojos?. No importa. ¿Son acaso mis dientes, mi sonrisa? No importa. ¿Es acaso mi corazón? Sí, es mi corazón. Este es mi corazón que adolorido y tembloroso estrena su nueva desnudez. Este es mi corazón sin corazas. Adiós huerto de mi padre, adiós mi árbol, quedarán impresos en mi pecho para siempre. Adiós amigos. Adiós, papá, mamá y hermanos, no espero que lo entiendan pero ruego que algún día sepan perdonarme. Adiós, ¡Adiós!
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Desarrollado por Sisib, Universidad de Chile, 2006 |
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