Dramaturgo / María Verónica Duarte Loveluck  

 

 


Juana de Arco

de María Verónica Duarte Loveluck

Abjuración

Entran los jueces. Al centro instalan un poste utilizado para las ejecuciones.

Cauchon: En nombre de tus jueces, te advierto y exhorto, por el amor que tienes a tu salvación espiritual y corporal, que corrijas y enmiendes los errores antes mencionados, que retornes a la vía de la verdad, obedeciendo a la Iglesia, y sometiéndote a los juicios y determinaciones ya enunciados. Así, salvarás tu alma y rescatarás tu cuerpo de la muerte. (A Juana) ¿Quieres revocar tus dichos y hechos?
Juana: Me remito a Dios y a Nuestro Santo Padre el Papa.
Cauchon: No es suficiente. No podemos ir a buscar tan lejos al Santo Padre. Es necesario que te sometas a nuestra Santa Madre Iglesia, y a lo que nosotros hemos determinado de tus actos y palabras. Te lo pregunto una vez más, ¿quieres revocar? (Juana no responde) Si no lo haces, si perseveras, debes saber que tu alma será condenada y tu cuerpo, destruido. ¿Quieres revocar?

Juana no responde. Unos soldados comienzan a traer leña y la apilan bajo el poste.

Cauchon: Te declaro excomulgada y herética. Serás entregada a la justicia secular, como miembro de Satanás, separado de la Iglesia. Llévensela.
Juana: (Juana es conducida hacia el poste, se resiste.) Quiero hablar. (Cauchon hace un gesto para que dejen de empujarla). Me someto a todo lo que la Iglesia y la gente de Iglesia quiera decir y sentenciar. Obedeceré a lo que me ordenen y sea su voluntad. Revoco mis actos y palabras.

Juana es alejada del poste y vuelta al lugar anterior. Cauchon le hace un gesto a La Pierre, quien le extiende un documento a Juana para que lo firme.

Juana: No sé leer, ni escribir.
Cauchon: Al firmar este documento vuelves a la vía de la verdad por la gracia de Nuestro Señor y por el sabio consejo de los hombres de Iglesia. Abjuras, detestas y reniegas de todos tus crímenes y te sometes a la corrección, disposición y total determinación de Nuestra Santa Madre Iglesia. (Juana firma.) Te absolvemos de la excomunión. Sin embargo, atendiendo a los delitos temerarios que has cometido, te condenamos, como penitencia para la salvación de tu alma, a la prisión perpetua con el pan del dolor y el agua de la angustia.
Juana: Pido ser conducida a prisión eclesiástica, custodiada por mujeres.
Cauchon: Llévenla donde estaba y que le den vestido de mujer.

Sacan a Juana y la conducen a su prisión, le ponen un vestido. El poste sigue instalado en el centro.


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