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Dramaturgo / María Verónica Duarte Loveluck |
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Juana de Arco
de María Verónica Duarte Loveluck
Ermitaño: (Después de una pausa larga) Entonces pude llorar. Las sal de mis lágrimas sanó mi dolor. Dejé de buscar y sentí su amor infinito. Lo último que recuerdo de ese día es el crepitar del fuego. Dicen que ella sonrió y que después su cabeza se desplomó hacia adelante. Dicen que una paloma se alzó entre las llamas, yo no pude verlo. Sólo percibí el silencio, el suspiro suspendido de un millón de alientos, el inquieto escalofrío subiendo por las espaldas. Salvo su corazón, todo su cuerpo quedó reducido a cenizas. Salvo su corazón, todo su cuerpo se consumió en el fuego.
Santiago de Chile 1999-2000