Dramaturgo / Benjamín Galemiri  

 

 


Tartufo / Seductor

de Benjamín Galemiri

Escena 19

Orgón: Qué alegría
Verlos a todos aquí
Mariana
Traigo el contrato nupcial
Que tanto te alegrará.
Mariana:

(Que se arrodilla como una santa, aunque una santa sexy)

Padre mío
En nombre del cielo
Te pido que te apiades de mí
Y libérame de la obediencia que te debo
Si me diste la vida
No me la hagas desgraciada.
Si el hombre que verdaderamente amo te produce tanta contrariedad
Acepto que me sea vedado
Pero te imploro de rodillas
No me entregues al hombre que aborrezco
No me empujes a la desesperación
Usando sobre mí todo tu poder
Orgón: (Su corazón no tan indomable aplacándose)
Vamos corazón mío
Permanece firme
¡¡irme!!
¡¡Aléjense de mí flaquezas humanas!!
Mariana: No me molestan tus consentimientos
Y muestras de cariño por Tartufo
Dale todos tus bienes
Y si no son bastantes
Agrega los míos.
Lo apruebo de todo corazón.
Tómalos, son para tu protegido.
¿Qué me importan?
Nunca me han importado
Lo sabes bien.
Pero deténte frente a mi persona.
¡Mírame, padre!
¡Yo creo que nunca me has mirado!
Soy tu hija.
Me debes mi felicidad.
Si no
Sufrirás toda la inmensa culpa
De los tristes días que un convento me dará
Hasta el fin de mis horas.
Orgón: ¡Mira como se ponen religiosas!
Justo cuando un padre se opone a un amor inflamado
¡Levántate!
Mientras más repugnancia sientas en aceptar a Tartufo
Más mérito alcanzarás cuando por fin lo asumas.
Dorina: ¿Entonces…?
Orgón: Te prohibo pronunciar una sola palabra.
Cleanto: Si me permites darte un consejo...
Orgón: Tus consejos son siempre muy sólidos y lúcidos
De verdad magníficos
Los aprecio bastante
Pero por esta vez
Paso.
Elmira: Orgón
Estoy admirada por tu obsecación
Hace falta estar muy pero muy encaprichado con una persona
Y muy predipuesto a su favor
Para desmentir tan tajamente lo que te hemos contado hoy.
Orgón: Creo lo que veo
Conozco además tu debilidad seudo-maternal por mi hijo
No te atreviste a juzgarlo por el bochorno que le hizo vivir a Tartufo
Estabas demasiado serena
Calmada
Temperada
Nada de acalorada
Inquietantemente tranquila
Para que yo pudiera creer ese cuento
Que si hubiera sido cierto
Te habría dejado tumbada.
Elmira: ¿Así que tú crees que ante una simple declaración
De una pasión de amor
Debe uno encolerizarse?
No puede uno contestar a todo con el fuego de los ojos
O la ofensa de los labios
Para mí
Esa clase de palabras
Me dan risa
Y por supuesto no me complace para nada
El escándalo que eso puede producir
Prefiero que nos mostremos maduros con dulzura
Me turban esa mojigatas hurañas
Que siempre esconden garras y uñas
Que se deleintan en la prédica contra los otros
Dios me libre de un carácter así.
Para demostrar una negativa amorosa
Para desengañar un corazón tumultuoso
Es preferible una discreta y elegante frialdad
Orgón: Ya conozco la historia
No me engañarás.
Elmira: Ahora
Me deja admirada
Tu súbita flaqueza
¿Qué me dirías si yo te hiciera ver
Lo que otros te contaron como cierto?
Orgón: ¿Ver..?
Elmira: Sí.
Orgón: ¡Tonterías!
Elmira: Pero si yo encontrara la manera de mostrarte todo
a plena luz, directamente
¿Lo harías?
Si te gestionara un palco presidencial
Si te diera un trato Vip
¿Irías?
Orgón: Palabras
Palabras
Solo palabras...
Elmira: No te estoy pidiendo que creas inmediatamente
Te estoy pidiendo que te permitas creer
Qué dirías si desde un lugar de privilegio te mostrásemos todo
Todo con una claridad meridional
¿Qué dirías de tu hombre virtuoso?
Orgón: En ese caso, bueno
Yo diría seguramente que...
Pero eso es imposible.
Elmira: El equívoco está durando demasiado tiempo
Y me cansé de verme condenada por tí como una mentirosa
Para darme el gusto y sin excusas
Tendrás que transformarte en testigo de todo lo que te digo.
Orgón: Ya
Está bien.
De acuerdo
Acepto
Te tomo la palabra
Ahora quiero ver tus habilidades
Y como harás para cumplir tu promesa de verdad.
Elmira: Tráiganme a ese señor Tartufo
Dorina: Él es muy pero muy astuto
No va a ser fácil sorprenderlo
Elmira: No.
Una es muy fácilmente engañada por el ser que ama
Y el amor propio nos invita a mentirnos a nosotros mismos.
Que baje.
Y ustedes, salgan.


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