Dramaturgo / Benjamín Galemiri  

 

 


Tartufo / Seductor

de Benjamín Galemiri

Escena 12

Tartufo: Que el cielo y el crecimiento económico
En su infinita bondad
Le concedan para siempre la salud del alma y de su formidable
perdón quise decir santo y puro cuerpo.
Elmira: Le agradezco mucho sus deseos
Pero lo que más quiero es estar sentada.
Tartufo: ¿Se ha repuesto de su mal?
Elmira: Bastante bien, la fiebre desapareció
Me siento renacida.
Tartufo: Sin duda
Mis humildes plegarias no tienen mucho mérito por haber conseguido usted esa gracia divina
Pero quiero que tenga usted muy claro
Que el objetivo primordial de mis oraciones estaban destinadas a su pronto reestablecimiento
Elmira: Se preocupa por mí en forma desproporcionada.
Tartufo:
Nunca es suficientemente
Cuando se trata de su amado cuerpo
Perdón de su salud.
Y si hubiera sido necesario
Habría dado mi vida para verla a usted recuperada.
Elmira: Eso es practicar con exagerada devoción la caridad cristiana
Y sin duda le debo mucho por todas esas buenas intenciones.
Tartufo: No hago lo suficiente por usted Elmira
Se merece mucho más.
Elmira: He querido hablarle en secreto de un tema
Y me alegra mucho de que nadie nos espíe.
Tartufo:
El más excitado, perdón, el más congratulado con esta situación soy yo
Verme a solas con usted
Es lo que siempre he deseado
Es una ocasión que siempre pedí al cielo y a las autoridades militares o de la transición
Y finalmente se me ha concedido
Elmira: En lo que respecta a mí
Lo único que quiero es una pequeña charla
Pero necesito que sea absolutamente honesto
Y abra su corazón
Sin ocultarme nada.
Tartufo: También yo quiero abrir mi alma
Y confesarle que todo el escándalo que he armado
En relación a las visitas atraídas por su inmenso carisma
Y su gran arraigo sobre todo en la juventud de nuestro país
No eran producto de mi odio
Sino más bien del arrebato de un piadoso celo
De un sentimiento puro...
Elmira: Estoy convencida de que solo se preocupa de la salvación de mi alma
Y poco le importa mi cuerpo
Tartufo: (Cogiéndole la punta de los dedos con tamaña ansiedad)
Sí Madame
Mi fervor es tan grande que...

(El insidioso Tartufo toma la mano de Elmira con tal obscenidad)

Elmira: ¡Me apreta demasiado, me duele!
Tartufo: Es por exceso de celo
Nunca jamás tuve intención de dañarla.
Y más bien habría...

(Sagaz cual una pantera, Tartufo desliza su mano por la apacible rodilla de Elmira)

Elmira: Perdón, ¿qué hace allí su mano?
Tartufo:Palpando la erótica calidad de su vestido, Madame....
Elmira: Por favor, saque su mano, soy muy cosquillosa...
Tartufo: (El tristemente célebre sinvergüenza Tartufo, palpa la excitante falda de Elmira)
Que falda más perfecta
Como se trabaja hoy en día estas telas parecen un prodigio
Nunca había visto un trabajo tan bien hecho
Elmira: Es cierto
Pero volvamos a nuestro problema.
He escuchado que mi marido pretende faltar a su palabra empeñada
Y entregarle a su hija Elmira como esposa.
¿Es verdad?
Tartufo: Han llegado hasta mí algunos rumores sobre eso.
Pero Madame, no es precisamente esa la dicha por la cual suspiro
Más bien está en otro sitio
Muy cercano ahora
Elmira: Ciertamente
Porque como usted lo proclama a viva voz
Usted no ama nada de las cosas de este mundo.
Tartufo: Pero Madame, entienda por favor
Que mi pecho no cobija un corazón de piedra.
Elmira: Tenía entendido que todos sus suspiros iban al cielo
Y que nada de lo aquí abajo retiene sus anhelos.
Tartufo: El amor que nos aferra a las bellezas eternas
No nos hace inmune a las bellezas terrenales
Nuestros sentidos pueden quedar prendados de las obras perfectas que el cielo creó.
Es cierto que el reflejo divino brilla en todas las mujeres
Pero sus más especiales cualidades se despliegan sólo en usted.
No he podido verla, perfecta criatura
Sin admirar en usted al autor de la Creación
Y mi corazón ha sido traspasado por un candente amor ante el más bello
De los retratos en que EL a Sí mismo se pintó.
Al principio temí que este secreto fuego
Fuera un engañoso artificio del mal y mi corazón
Llegó a tomar la decisión de huir de sus turbadores ojos
Para la salvación de mi alma.
Pero comprendí que esta pasión
Puede no ser culpable
Y que perfectamente puedo compatibilizarla con el pudor sagrado.
Así es como hoy le entrego todo mi corazón.
Sé que es de una temeridad increíble
Pero solo espero anhelante toda su bondad de vuelta
Y erradicar mis flaquezas de una vez por todas.
En usted tengo puesta mi esperanza
Mi luz
Mi camino.
De usted depende mi alegría o mi desgracia
Como ve, todo está en sus apetitosas, perdón, sagradas manos.
Elmira: Muy galante sin duda su declaración
Pero me deja helada
Pienso que debería recomponer un poco su turbado corazón
Y ordenarse un poquito.
Tartufo: No por ser devoto dejo de ser hombre.
No soy de fierro Madame.
Frente a sus encantos uno queda hechizado
Y se pierde toda contención.
Entiendo que una tal declaración de amor
Puede parecerle inadecuada viniendo de alguien como yo,
Pero tampoco soy un santo.
Si me enjuicia por mis declaraciones
Debe tener claro que toda la culpa la tiene su adictiva anatomía.
Cuando vi brillar su esplendor carnal
La obstinada dulzura de su divina mirada venció toda resistencia de mi alma
Quedé prendado de usted
Aunque intenté resistirme
Recurrí al ayuno, a las plegarias, a las lágrimas, a las pajas
Perdón a las contricciones sexuales,
Pero me fue imposible.
Intenté trasmitirle todo mi ardor con mis ojos
Mis suspiros.
No fui lo suficientemente comprendido
Para aclarar todo
Ahora me sirvo de la palabra
Si me mira con ánimo indulgente
Si se rebaja hasta mi insignificancia
Siempre le responderé con una devoción inmensa.
Todos esos galanes de la corte que la persiguen
Son ruidosos en el hacer y vanidosos en el hablar.
Se les ve jactarse de sus conquistas como torpes adolescentes
Con su lengua indiscreta deshonran a una mujer como usted
A la que deberían venerar como un altar.
En mi caso, Madame, ardo de una pasión discreta
Callada
Sorda
Reprimida
Subsumida
Contenida
Estancada
Amagada
En fin Madame
Conmigo tiene asegurado el secreto
Elmira: Lo oigo
Con su rotunda elocuencia
Acechando mi alma.
Lo observo
Con su jadeante perseverancia
Lo analizo
Con su hablar quemante
¿No tiene miedo de que le confiese a mi marido
acerca de su peligroso amor
y que él lo prive de toda la gran amistad que le profesa?
Tartufo: Usted sabrá perdonar mi imprudencia
Que proviene de la flaqueza humana
Sabrá disculpar los desvaríos de un amor que la agravia.
No soy un robot
soy de carne.
No soy un títere de cera
Soy un hombre
Como ve
de carne y hueso y semen
Perdón corazón
Al contemplar
Su intrépida fisonomía carnal
Usted misma puede apreciar el problema en mi propio cuerpo
Al observarla en exceso
Quedo en una posición extremadamente vigorosa
Aunque
La resaca llega luego
Y la fatiga
De no poseerla
Me digo a mí mismo
Para infame consuelo
“Piensa en pequeño”
Para ver si de esa manera
Podría obtener mayor utilidades sexuales
Perdón emocionales
Como ve
Todo se reduce
A una diferencia semántica
As usual
Como lo he dicho en todas mis giras nacionales
Lo mío es un nuevo enfoque en la comunicación
En mercadotecnia lo que busco frente a usted
Es bautizar un nuevo producto
Que le sea deseable y querible
Este nuevo producto
Llamado “Tartufo”
Elmira: Seguramente otras mujeres reaccionarían de otra forma
Pero yo seré discreta
No le diré ni una palabra a mi marido
Pero a cambio
Le pediré algo
Que limpiamente y sin dobles intenciones
Insista en que se produzca el matrimonio entre Valerio y Mariana


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