En la insurgente obscuridad de la noche, Damis, armado de un revólver inútilmente brilloso, descarga siete balas sobre el cuerpo del impérterrito Tartufo, que fluye sangre como si fuera una vertiente.
El policía se queda estático observando al asesino, sin capacidad de reacción.
El dos veces ganador del premio “Complejo de Peter Pan”, Tartufo. Se aferra sorpresivamente al cuello de Damis y le hunde sus dientes ensangrentados cual vampiro del siglo XXI.
Damis deja caer el arma al suelo, sintiéndose pleno, mientras, Tartufo, premio a la mejor interpretación de secuencia final “Klaus Kinski”, cae aparatosa e inutilmente desplomado al suelo, no sin antes, naturalmente ralentisar su gesto frente a las magníficas cámaras HD digitales de circuito cerrado que rodean la mansión.