Dramaturgo / Benjamín Galemiri  

 

 


Tartufo / Seductor

de Benjamín Galemiri

Escena 9

Valerio: ¿Es cierta una rumor insólito que se esparce por todas partes?
Mariana: ¿Qué?
Valerio: Que te casarás con Tartufo
Mariana: No hay ninguna duda
Que es a mi padre a quién se le metió entre ceja y ceja ese matrimonio
Valerio: Por lo que sé
Tu padre me prometió a mí...
Mariana: Acaba de cambiar de opinión...
Valerio: ¿Qué?
¿Se burla de mí?
Mariana: No.
Se ha decidido por ese matrimonio.
Valerio: ¿Y cuál es tu profundo deseo?
Mariana: No lo sé.
Valerio: Respuesta honesta y desconcertante.
¿No lo sabes?
¿De verdad no lo sabes?
Mariana: No...
Valerio: ¿No?
Mariana: ¿Tienes algún buen consejo que darme?
Valerio: Te aconsejo que te cases con ese Tartufo.
Mariana: ¿Eso me aconsejas?
Valerio: Sí.
Mariana: ¿Estás hablando en serio?
Valerio: La pura y santa verdad.
Sin duda, Tartufo es una gran elección.
Mariana: Bueno
Entonces
acepto tu consejo.
Valerio: No creo que te cueste mucho decidirlo.
Mariana:Tanto como a tí darme el consejo.
Valerio: Si te dí ese consejo
Fue solo para complacerte, Mariana.
Mariana: Y yo, lo tomaré, para alegrarte, Valerio.
Valerio: Estoy turbado.
Desconcertado.
¿Es así como se ama?
Era falso cuando me ...
Mariana: No hablemos de eso, te imploro.
Fuiste muy rotundo al decirme que debo aceptar por esposo
Al sujeto ese que mi padre me impone.
Y lo único que te digo
Es que así lo haré
Tu mismo me diste ese sano consejo.
Valerio: No te escondas detrás de mis supuestas intenciones.
Tú solita
Ya habías tomado tu decisión
Y tratas de refugiarte en un frívolo pretexto
Para disculparte por haber faltado a tu palabra.
Mariana: Sí.
Es verdad.
Valerio: ¿Ves?
Tu corazón jamás ha sentido por mí nada...
Nada...
Mariana: Tienes todo el derecho a pensar de esa manera.
Valerio:
Claro
Tengo todo el derecho
Aunque mi alma está tan apestada
Te advierto que sabré dónde mitigar mis penas y sobre todo
donde poner mis manos.
Mariana: No me cabe ninguna duda
Espero que encuentres pronto un consuelo así.
Valerio: No hables de mis supuestos méritos, Mariana.
Tengo pocos.
Lo sabes bien.
Pero estoy esperanzado de que otra mujer sepa encontrar algo en mí
Y ya tengo medio ubicada a una mujer que apiadada por mi desengaño
Sabrá sanar muy sexualmente mi dolor.
Mariana: Veo que la pérdida no es para tanto
Te consolarás muy fácilmente
Valerio: Te lo prometo.
Un corazón que nos desprecia
Inflama como combustible nuestro orgullo cascado
Amaré a todas las mujeres del mundo para olvidarte.
Y si no lo consigo
Lo fingiré muy bien, al menos
Porque no se perdona nunca el sentir amor
Por quien nos ha abandonado.
Me odio a mí mismo por amarte.
Mariana: Ese último sentimiento tiene al menos algo de noble y elevado.
Valerio:
¿Quieres que conserve para siempre dentro mí el fuego de la pasión por ti?
mientras te veo revolcarte en otros brazos
Sin arriesgarte a perder valientemente un corazón como el mío
Que ya no te interesa absolutamente nada?
Mariana: Al contrario
Por mí
Ojalá que te hubieras apartado ya hace rato de mi corazón.
Valerio: ¿Es lo que quieres?
Mariana: Sí.
Valerio: Es demasiado insulto,
Señorita, te voy a complacer.

(Dando un paso calculado y demasiado ignominioso)

Mariana: Muy bien.
Valerio: (Arrastrado por un falso orgullo, vuelve a la carga)
Una última cosa:
Grábatelo en tu mente
Que quede muy claro que fuiste tú
La que forzó a mi corazón a dar este paso.
Mariana: Sí.
Valerio: Y quiero que sepas que el deseo que ha nacido en mi alma
Sigue tan sólo tu ejemplo.
Mariana: ¿Mi ejemplo?
Como tú digas.
Valerio:
Ya es suficiente.
Te daré todo el gusto
Mariana: Tanto mejor.
Valeria: Como ves
Es para toda la vida.
Mariana: Que tengas suerte.
Valerio: (Sale, exhalando furur, lleno de cólera, consumido. Sin dignidad, vuelve sobre sus pasos)
Mariana: ¿Qué sucede?
Valerio: ¿Me llamaste?
Mariana: ¿Yo?
Valerio: Bueno.
Reanudo mi marcha.
Adiós mademoiselle.
Mariana: Adiós señor.
Dorina: (A la vulnerable Mariana)
En lo que respecta a mí
Pienso que lo único que hacen es masacrarse mutuamente
Con esas absurdas torturas y falsos coqueteos.
Los dejé pelearse un rato para ver en qué terminaba todo
Pero se me acabó la paciencia.
Hola Valerio.

(Con su fuerza legendaria, Dorina detiene a Valerio por brazo)

Valerio: ¿Qué quieres, Dorina?
Dorina: Acércate.
Valerio: No
Me siento terriblemente despechado
No trates de cambiar lo que ella ha decidido.
¿Pero es que acaso no lo ves?
Es un hecho consumado.
Mariana: (Aparte, muy encendida)
Mejor me largo
Se ve que sufre viéndome
No quiero que me culpe de su tristeza.
Estoy harta de hombres con complejo de Edipo.
Dorina: (Dorina libera a Valerio un instante, y corre jadeando a detener a Marina)
Mariana: Déjame
Dorina: Tienes que volver.
Mariana: No Dorina, no vale la pena.
Valerio: Dorina, ahórrale ese sufrimiento.
Queda muy claro que mi presencia para ella es un calvario
Dorina: (La agitada Dorina deja a Mariana, y corre tras el contracdictorio Valerio, luego lo trae hacia ella)
Valerio: ¿Qué pretendes Dorina?
Mariana: ¿Qué quieres?
Dorina: Alguien tiene que reconciliarlos.
¿Qué les pasa?
Están jugando con fuego.
Valerio: ¿Pero no viste cómo me habló?
Mariana: ¿Acaso no viste lo que sucedió y cómo me trató?
Dorina: Tonterías de los dos.
Ella solo aspira a estar a tu lado
Soy testigo de su fuerte deseo.
El te ama solo a ti Mariana.
Mariana: (Encantadora y vulnerable a Valerio)
¿Por qué me diste entonces ese consejo perverso?
Valerio: (Apesadumbrado y demasiado sentimental a Mariana)
¿Por qué me solicitaste un consejo sobre ese tema tan capcioso?
Dorina: Los dos están desvariando.
Acerquen sus manos.
Valerio, tu mano.
Valerio: ¿Mi mano?
¿Para qué quiere ella mi mano?
Dorina: Ahora la tuya
Mariana: ¿Para qué sirve todo esto?
Dorina: ¿Cómo no se dan cuenta?
Se aman mucho más de lo que piensan.
Valerio: No quiero que ella haga las cosas contra su voluntad
No quiero que me mire con odio.

(Mariana le regala una pequeña aunque un poco inútil sonrisa a Valerio)

Dorina: ¡¡A veces me dan ganas de ahogar a los amantes!!
Valerio: ¿No tengo razón en quejarme de tí?
Y sinceramente Mariana,
¿No es malicioso de tu parte que sientas placer al decirme todas esas cosas horribles?
Mariana: ¿Pero no eres acaso tú el hombre más ingrato del mundo?
Dorina: Dejemos este infructuoso debate país para otro día.
Ahora pensemos cómo impedir ese matrimonio bochornoso.
Mariana: Dorina, ¿que estrategia tienes?
Dorina: ¿Estrategia?
Las utilizaremos todas.
Es preferible que ambos finjan un tierno consentimiento
Ganando tiempo todo se logra.
Mariana, es necesario que utilices tus dotes histriónicos
Y aparentes alguna dolencia
Pero tenemos que utilizar una buena estrategia de marketing
Ya saben el dicho la gente consume lo que quiere consumir”.
Por lo tanto
Primer mandamiento:
Queda estrictamente prohibido que los vean juntos
Nada de atraques
Besuqueos
Manosesos
Corridas de manos
En fin
Ni hablar de penetración
Por un tiempo
Sólo por un tiempo.
Tú Valerio
Lárgate
Lo antes posible
Luego
Vuelca a tus amigos de tu lado
nos asociaremos con tu hermano
y sobre todo
es prioritario
Hay que poner en nuestro bando a tu suegra.
¡Y ahora vete, vete!
Mariana: No puedo responder de los mandatos de un padre: pero te prometo que solo seré tuya.
Valerio: Me llenas de felicidad y pese a...
Dorina: Los amantes no se cansan nunca de hablar y hablar...
Ya, vete...
Valerio: Yo...
Dorina: Ya se acabó.
Apreta tú por ese lado, y tú por el otro


Escena 1 | Escena 2 | Escena 3 | Escena 4 | Escena 5 | Escena 6 | Escena 7 | Escena 8 | Escena 10 | Escena 11 | Escena 12 | Escena 13 | Escena 14 | Escena 15 | Escena 16 | Escena 17 | Escena 18 | Escena 19 | Escena 20 | Escena 21 | Escena 22 | Escena 23 | Escena 24 | Escena 25 | Escena 26 | Escena 27 | Escena 28 | Escena 29 | Escena 30 | Escena 31 | Escena 32 | Escena 33 | Escena 34 | Versión de impresión

 

 


Desarrollado por Sisib, Universidad de Chile, 2006