Dramaturgo / Manuela Oyarzún Grau  

 

 


Cabeza de OVNI

de Manuela Oyarzún Grau

Y en la pieza 2... (tropeta y guitarra)

 

(En la pieza de César disfrazado de Césitar, el hijo, entra Giovanni con una bandeja. Se ve muy bien, muy compuesto. César duerme. La luz entra a través de las persianas. Giovanni mira hacia todos lados buscando a Elena, no la encuentra. Cierra aún más las persianas haciendo que la luz sea mas baja y todo se vuelva mas difuso. Giovanni queda parado frente a César sin saber que hacer, saca el papel con sus parlamentos y le echa una mirada. De pronto César despierta con el ruido del papel, desde su sillón mira a Giovanni que guarda el papel arrugándolo en su bolsillo. César queda mudo y sólo mira y mira. ¿Qué pasará?)

César: ¿Qué estás haciendo acá?
Giovanni: Buenas tardes padre, tanto tiempo
César: Te pregunte que estás haciendo acá
Giovanni: He vuelto
César: Si así veo, que quieres
Giovanni: ...después de tanto tiempo me doy cuenta que he sido un desgraciado y una bestia...
César: Sabes hace cuantos años no vienes ni siquiera para saber como estoy, da lo mismo que no me quieras ver, pero cómo puedes ser tan ingrato y tan mal hijo para venir y presentarte de esa manera, ¡entras campante como si no hubiera pasado nada y no tienes la decencia de por lo menos tocar la puerta! ¡Sal inmediatamente de aquí!
Giovanni: (con un hilo de voz, estúpidamente sigue diciendo el texto que se aprendió)
...mi vida ha sido un eterno darme cuenta y hoy que he vuelto, ya no quiero separarme de usted...
César: ¿Qué estás diciendo? Lo que sea, yo ya no soy tu padre.
Giovanni: ...Estoy arrepentido por toda esta ausencia pero que más puedo hacer...
César: ¿Arrepentido? ¿Ahora? mira como estoy, mira estas piernas, están muertas. Mira a este hombre que fue tu padre, no nos parecemos en nada, maricón de mierda, qué vergüenza...
Giovanni: Mi vida... mi vida... hoy... eee... me gustaría verlo los Domingos, (Se desmorona) leerle las noticias...
César: ¿De qué hablas? ¿Qué te pasa?
Giovanni: No soy... maricón, donde está Elena
César: ¿La conoces?
Giovanni: Si... La conozco.
César: ¿Te metiste con ella?
Giovanni: No...no puedo. Así no puedo... (Llora desconsolado)
César: ven, acércate
Giovanni: No, no soy su hijo.¡¡¡ No puedo hacerlo!!!
César: Ven para acá

(Giovanni se acerca fuera de sí, como si un chakra se le hubiera abierto. César lo abraza y de pronto lo separa de su cuerpo y lo mira, Giovanni, muy nervioso pero emocionado, lo vuelve a abrazar. César asustado grita como nunca, el audífono de Graciela se activa y Graciela de un grito llega hasta su pieza. Aparece por la puerta la silueta de Graciela, en camisa, sus rostros se enfrentan, sus miradas se cruzan, serios, muy serios, el tiempo no les dice nada pero como dos jóvenes adolescentes algo se enciende)

(Trompeta, guitarra y contrabajo)

César: ¿Y usted quién es?
Graciela: ¿Yo? Yo vivo aquí
César: ¿Usted? Yo vivo aquí
Graciela: No puede ser, esta es mi casa
César: Es la mía
Graciela: ¿Cual es su dirección?
César: Espéreme que la revise, últimamente todo se me olvida
Graciela: Marchant Pereira 1183
César: Si...
Graciela: Esa es la mía
César: Qué coincidencia... disculpe, tome asiento.

(Giovanni consternado)

Graciela: Gracias. Me duelen las rodillas
César: ¿Quiere tomar té? Justo está recién servido
Graciela: Tiene las mismas tazas que yo, gracias. ¿Y usted quién es?
Giovanni: (Giovanni no puede hablar) e...
César: Él... mi hijo, se lo presento. Él es mi hijo.
Graciela: ¿Cómo se llama?
César: Como Usted quiera. Ya ni me acuerdo
Graciela: Mucho gusto. Qué lindo nombre. Yo también tengo uno y no puedo dejar de mirar su foto. Es mi adoración. Me imagino que se llevarán muy bien. Se ven cariñosos.
César: ¿Quiere de estos dulces? Son muy buenos
Graciela: Gracias. Qué lindos sus ojos, me recuerdan a alguien...
César: Usted también me recuerda a alguien. A estas alturas acordarse no tiene nada de nuevo ni es muy legítimo.
Graciela: Tal vez nos hemos visto antes
Cesar: Puede ser, en la calle.
Graciela: En una de esas
César: ¿rico su té?
Graciela: Riquísimo. ¿Puedo sentarme a su lado? Tengo problemas para escuchar (Se cambia de puesto, muy cerca de él)
César: Claro, por favor. Que elegante su camisa
Graciela: ¡Uy! Que vergüenza, no me di cuenta y salí sin bata.
César: Y que nos importa eso, míreme como estoy yo, si hubiera sabido que tenía visitas me vestía para la ocasión
Graciela: Estamos iguales entonces
César: ¿le gustaría quedarse a comer?
Graciela: Claro, me encantaría, y...
César: ¿y qué?
Graciela: No. Nada, me pasaría de atrevida
César: Claro que no. (La mira fijamente)
Graciela: ¿Entonces? (Insinuante)
César: Por supuesto (Se acercan más)
Graciela: ¿No sería un problema? Por el niño digo...

(Giovanni descolocado mira de reojo, como si se hubiese transformado en un niño chico)

César: No, claro que no. Él tiene su propio mundo, siempre me ha gustado fomentar la independencia.
Graciela: Claro... lindo... como nos mira
César: Hijo, porqué no vas a jugar al patio
Giovanni: Eh... pero yo...
César: Deja que los grandes conversen, afuera está la bici, dile a la empleada que te saque a dar una vuelta a la plaza. Acostúmbrate a jugar con otros niños, (A Graciela, mientras Giovanni sale anulado) lo único que me preocupa es que sea tan tímido, no quiero que después cuando se tenga que enfrentar a la vida le cueste tanto, hay que enseñarle a ser un hombre.
Graciela: Pero los niños son así... hay que dejarlos.
César: Hay que dejarlos... Puede ser que tengas razón. (Se miran, se tutean)
Graciela: No hay problema. Que fina tu marqueza...
César: Si, es de caoba, pero es muy pequeña
Graciela: No me importa

(Se miran fulgurantes)

César: Ven, acércate... vamos a la cama, quiero reposar
Graciela: Si, claro...
César: Sólo es de 1 plaza
Graciela: Nos acomodamos. Ya sabemos cómo se hace aunque se nos olvide la mitad de todo.
César: Se nos olvidó la mitad de la cama (Ríen)
Graciela: Voy a necesitar que pongas un cojín aquí, debajo de mis caderas, tuve una operación y no puedo hacer fuerza.

(Se acuestan uno al lado del otro con un poco de dificultad, pero lo logran y se quedan quietos mirando el techo como si fuesen dos muertos, lo que viene será el recuerdo de algo inolvidable)

César: ¿Qué miras?
Graciela: La lámpara
César: ¿Quieres que la prenda?
Graciela: No, estoy muy bien así. (Lo besa cariñosamente) Quiero sentir la paz que viene con el final
César: ¿Y tú crees que es oscura?
Graciela: No lo sé, pero estoy segura que no la vamos a poder ver
César: ¿Que habrá al otro lado?
Graciela: Quizás, es como una simple casa con habitaciones. Al otro lado hay una pieza y luego otra y otra, divididos por delgados paneles que se abren y se cierran. Como ésta.
César: Yo nunca supe que había al otro lado porque nunca la pude recorrer. (La mira recorriéndola) y mira lo que me perdí...
Graciela: Lo único que espero es no seguir escuchando el sonido del refrigerador. (Se saca el audífono y lo rompe, se saca la camisa)
César: ... Yo también... ¿Hacia donde vamos?
Graciela: Quien sabe, ya estamos muertos César y todavía seguimos aquí...

(Mientras tanto, en otra pieza Giovanni sigue buscando para robar, una puerta se abre por un fuerte viento y muchas recetas comienzan a volar por el escenario, Graciela le extiende su brazo desnudo César entiende e inyecta morfina)

César: Mira, ahí estaban las recetas y ya no las necesitamos... ¿Por qué te quedas callada? Habla... Graciela, habla... ¿Graciela? no quiero decir la última palabra, no tengo nada que decir, no puedo explicar con palabras la vida de un hombre... no hay que desesperarse, no hay que desesperarse, Graciela, Graciela, Graciela... estamos muertos, hace un rato ya que estamos muertos...

ALUCINACIÓN 7: (César y Graciela desnudos, tapados con una sábana en la pequeña cama. César toma a Graciela y en su brazo inyecta más morfina con decisión. Se dejan volar, ven cosas, miran su vida pasar en unos segundos, la oscuridad los sostiene sobre la cama que vuela en el espacio a través del sistema solar. A Graciela se le agita el poco pelo que tiene, César abre los ojos dejando entrar el aire del universo. En otro sitio Giovanni sostiene el cuerpo de Elena suicidada o muerta, la abraza con fuerzas, llora).

(Trompeta, batería, guitarra, contrabajo)

Fin

(Canción final)

Se termina esto
como se termina una obra de teatro
y queda todo en la oscuridad,
el toque de la última tecla en concierto
y luego el silencio,
y los aplausos,
pero a nosotros quien nos aplaude
si somos tan viejos
que nadie se acuerda de nosotros.
ya me puedes soltar,
no me arrepiento de nada
puedo verte morir,
y morir al mismo tiempo.
la casa está vacía,
la luz ha dejado de entra
son las persianas no mis ojos
puedo ver que llegamos al fin
nos separamos del abismo,
la nieve está cruda y no se derrite
se me hielan las manos,
me han calado hondo las ultimas frases que he escuchado,
pero no tengo miedo.
no lo voy a tener,
una silla de colegio sobre un bosque,
un abrazo en un aeropuerto,
un charco de agua en un funeral.

Agosto - Diciembre 2005


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