Dramaturgo / Isidora Aguirre  

 

 


ˇSubiendo . . . último hombre!

de Isidora Aguirre

Escena 1

El escenario representa simbólicamente el interior del pique de una mina de carbón.
(Hay simultaneidad de tiempo y lugares. Mediante telones que permiten crear espacios para escenas en presente o en racontos (evocaciones). Con música incidental de guitarra, (que se sugiere basada en canciones de Violeta Parra), hay escenas mudas que ocurren simultáneamente:
Esposas de los ex mineros reunidas en el horno comunitario para amasar y cocer el "pan de mina", como lo hacían antes del cierre. Son ellas Meche, Luisa (la más joven) y la Abuela (mujer de mediana edad que usa peluca gris como abuela), a la que luego se unirá Rosa.
En otro espacio un ex minero con casco, pero con usada ropa de diario, (El guía de los turistas), instala un cartel que reza:
 “Turismo Aventura en el Chiflón del Diablo”. ”La visita dura una hora 45 minutos"...
Y un panel con una foto de unos turistas con casco, posando sonrientes luego de un tour.
Al cesar la música las mujeres continúan con su trabajo y El Guía Un hombre mayor, habla a unos turistas y por la sala entra el personaje "El Hijo"...
"El hijo", que viste algo mejor que el Guía, viene con gorra y mochila como si llegara de un viaje. Sube al escenario desde donde, sorprendido, escucha al Guía, aunque no ve su rostro...

El Guía: Dentro de unos instantes, señores y señoras, iniciamos la segunda visita del día al Pique del Chiflón del Diablo. Recorrerán ustedes unas galerías que están a 40 metros de profundidad bajo el mar. Deben encender sus lámparas al entrar al ascensor, "la Jaula" como la llamaban los mineros, y mantenerlas encendidas durante la visita. Bajaremos en cuanto suban a la superficie los turistas del primer tour que está ahora por terminar.
El hijo: (Hacia público) Me habían dicho que el Chiflón del Diablo se había convertido en esto ¡pero no podía creerlo!

Por un extremo entra Rosa para ir a reunirse con las demás mujeres, pero se detiene un instante al escuchar lo que está diciendo el Guía:

El Guía: Algunos datos históricos: en el año 1837 parte el desarrollo de la minería carbonífera de Lota, desde la parte continental hacia el oeste, hacia el mar. Lota tiene sus propias raíces, su propia cultura y también su cruda realidad
Rosa: (Repite para sí) "Su cruda realidad"... (Entra al lugar donde están las mujeres, y exclama) ¡Qué cosas tiene la vida!. Hoy, cuando este pueblo vive su “más cruda realidad", cesantía, pobreza, inseguridad... ¡el pique del Chiflón es un alegre paseo para los turistas!

Se sienta junto a Meche para trabajar la masa, deja ver  su enojo.

Meche: Cierto, señora Rosa... Duele pensar que esas galerías en las que los mineros se afanaban sacando carbón con tantísimo esfuerzo, se llenen ahora de personas extrañas.
Luisa: ¡A las que uno de ellos entretiene contándoles cosas de antes!
Meche: ¡Seguro que no se atreven a hablarles del desamparo en que quedamos!...
Abuela: Malo estuvo que cerraran la mina, aunque yo siempre odié el Chiflón, y los piques donde el padre, el esposo o el hijo de una se mortificaban, sudando en lo oscuro, llenándose los pulmones de polvillo. Y una siempre con el alma en un hilo cuando se oía la sirena anunciando derrumbe o explosión...
Meche: ¡Jesús! Ahí corríamos al pique, esperando que el marido no estuviera entre los accidentados.
Luisa: El padre mío, desapareció entre los escombros en ese pique del Chiflón... Ahora apuntalaron la techumbre, y lo acondicionaron para que no haya peligro para los turistas.
Meche: ¡Ellos importan, pues!
Rosa: (Deja de amasar y exclama, con enojo) ¡Qué cosas tiene la vida!
Meche: Ha sido mucha fatalidad, más que para una, para el marido. (Pausa) "Se quiere a la mina" decía mi hombre, “como la mujer de uno”. Otra, que tenía el orgullo del oficio, ¿no ve que entregaban un producto al país? Él siempre supo ser patriota. ¡La mina era su vida!... Ahora, señora Rosa, no sé como estarán los otros, pero mi hombre, donde no halla trabajo, anda por ahí, el alma en pena, todo le parece mal. Y ese dinero que le dieron cuando el "despido", hace tiempo que se terminó.
Rosa: Del cierre han pasado años ya, y hay muchos que como su esposo siguen en mala situación. Los que quedaron cesantes tenían derecho a un pago, y no lo están recibiendo.

Breve melodía de guitarra, baja la luz en Espacio mujeres Al cesar la música se escucha el grito que viene desde abajo. es decir del Pique

Voz del guía 2: ( Joven)

¡Subiendo... último hombre!

El Guía 1 se retira como si fuera a entrar a la Jaula cuyo sonido se escucha

El hijo: (Comenta a público) "Subiendo... último hombre!. Abajo en el pique, el Guía del primer "Tour" avisa que se completó el ascensor con los turistas, para que lo hagan subir a la superficie. (Con algo de nostalgia). Un grito que escuchaba a diario cuando trabajé en el Chiflón... (Pausa, se desplaza, pensativo). Los mineros lo oyeron por última vez al finalizar el turno de la mañana el día en que, sin previo aviso ¡cerraron la mina!. Pero ignoraban, entonces, que no volverían a escucharlo. Que no habría más turnos, ni subida a la superficie apretujados en "La Jaula" con las tallas y comentarios del día. No más vida comunitaria. (Pausa) "Aquí, me decía un anciano, ahora somos ajenos. Las calles de Lota se llenaron de afuerinos y las minas de carbón, sirven de paseo para los ociosos. Eso es como remedar lo que fue la vida de uno."

En el espacio Chiflón, el Guía 2, ex minero, joven, que trae una carpeta con folletos. Se dirige a unos actores con máscaras, los turistas.

El Guía 2: ¡Viva un safari bajo tierra en la Mina Chiflón del Diablo junto a su familia!. Esta es, señores, la única mina en el mundo abierta al público y ventilada naturalmente. Este "tour" lo interna a usted bajo el mar por 850 metros que recorrerá en hora y media, o poco más. En suma ¡una interesante visita por estas galería subterráneas, que gracias al empuje de la familia Cousiño, estaban ya en explotación en el Siglo Diecinueve!. Durante este "Tour" usted se irá enterando y de primera fuente, de la vida de los mineros que ahí laboraban.

(Un golpe musical marca un cambio de actitud del Guía: bajando algo la voz y buscando complicidad, se dirige a un par de turistas más cercanos)

Esto, para ustedes no más... Aunque trabajábamos igual que los topos bajo tierra, arriesgando un derrumbe o una explosión no podemos aceptar el cierre de la mina, es un crimen, porque queda aquí una riqueza que se está perdiendo. Aunque me llamen loco, palabra de hombre que de ser rico, ¡compro la mina y la abro, miércales!... (Con otro golpe musical retoma su actitud anterior con leve carraspera, sonríe y continúa con su discurso). De estas minas, señores, se extraían diariamente, 250 toneladas métricas de carbón metalúrgico. Si lo desean, pueden ustedes llevarse de recuerdo un pedazo de carbón de, nada menos que ¡100 millones de años!
El hijo: (Hablando a Público). Volví a Lota para quedarme. Pero quizá mi padre no quiera recibirme... Aún no se sabía del cierre cuando decidí dejar el trabajo en la mina. Furioso ¡me echó de la casa! De la modesta vivienda a la que tenían derecho los mineros. No sabía cómo se lo iba a anunciar, pero en cuanto lo vi seguí mi impulso de arrojar con rabia al piso, mi ropa de trabajo y mi casco...

Breve melodía de guitarra, mientras junto con bajar algo la luz el Hijo toma un casco y se quita parte de su indumentaria de viaje para la escena 2, de evocación.



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