Dramaturgo / Isidora Aguirre  

 

 


¡Subiendo . . . último hombre!

de Isidora Aguirre

Escena 6
Luz sobre el Hijo. Arriba, en el entarimado, la Abuela sigue barriendo.

El Hijo: Recuerdo a mi madre, a mi abuela siempre ocupadas, amasando el pan lavando las sábanas, la ropa impregnada con el polillo del carbón, cocinando... Sin tiempo para nada que no fuera atender al esposo, a los hijos, ir a comprar las provisiones. En una ocasión le pregunté a mi abuela... (Alza la voz y le pregunta, sin mirarla) Abuela, ¿usted quería a su esposo?
Abuela: (Distraída, barriendo) Sí, niño...
El Hijo: ¿Tanto como para decírselo?
Abuela: (A la defensiva) ¿Decirle "qué"?
El Hijo: Que lo quería...
Abuela: (Dejando la escoba, quieta, mira ante sí con melancolía). Se lo dije una vez, pero no sé si él se enteró.
El Hijo: ¿Cómo que no sabe?
Abuela: Fue algo extraño. Hace mucho de eso. Una noche llegó Antonio del trabajo... La verdad, no supe qué pensar.

La Abuela cruza hacia el Espacio Evocación, quitándose un chal y cubriendo su pelo blanco con un pañuelo de colores, lo que le da un aspecto más joven para la escena de evocación.
El Hijo se retira.
Notas de guitarra, y Luz sobre la Abuela que se sienta a la mesa.
Entra un actor como el minero Antonio, con paso cansino, se sienta junto a la Abuela. Ella
lo mira con extrañeza.

Antonio: Ayer me tocó la galería donde están apuntalando la roca... la madera se pudre con la humedad. Igual seguí acarreando las carretillas y trabajando con la pala... ¿Me tiene lo que le pedí?. (Ella lo mira casi con temor). ¿Se le olvidó? (Un silencio). ¿Por qué me mira así?. ¿Se le olvidó que recién le pedí que me trajera una jarrita de vino?. Es que no pude entrar a la cantina. Voy a entrar y es como si el aire me sujetara. Veo a los compañeros, los llamo, no me escuchan... Por eso le pedí el vino. ¿O no fue así?. Mire, tengo todo confundido en la cabeza. Parece que algo me cayó encima, fue un golpe fuerte, vi todo negro...
Abuela: Antonio... ¿porque eres tú, verdad?
Antonio: Antonio me llamé siempre.
Abuela: Es que... (Se lleva el pañuelo a los ojos). Ay, no sabís na'...
Antonio: ¿Por qué llora, mujer?
Abuela: Es que “no sabis na'”
Antonio: Bueno, dígalo, para que se sepa.
Abuela: Me vinieron a decir que... (Lo mira, vacila) en el derrumbe de la galería del Chiflón donde vos... (suspira, seca sus lágrimas). Me vinieron a decir: “su marido está entre las víctimas de ese derrumbe. Todavía no rescatan los cuerpos"... ¡Cómo no iba a llorar de verte aquí!
Antonio: Mire... ¿Y por eso llora?
Abuela: No, Antonio, lloro por otra causa. No lo vas a creer pero es de puro gusto, porque cuando me vinieron a decir que mi hombre había muerto. pensé: (Dramática) ¡Dios mío!. Se murió, se lo tragó la mina, ¡y yo nunca se lo dije! (Suspira hondo). Ay, Antonio... cierto que la muerte es cosa tremenda, pero en ese momento lo único que se me vino a la cabeza, fue, no más eso ”murió y nunca se lo dije” (Lo mira, con timidez por lo que ha dicho, luego agrega:). Y eso es malo. Al no decir lo que se piensa, se queda como una espina atravesá...
Antonio: (Serio, y como ausente). Cuando le llega la hora a alguien que uno aprecia, quedamos en deuda, por las cosas que se nos quedan sin decir...
Abuela: Y ahora me puedo sacar esa espina, así es que te lo voy a decir, antes que se me pase el tiempo. Ahora mismo ¡qué me demoro! (Volviendo el rostro). “Te quiero, Antonio”, (Él no parece oír, repite enfrentándolo con ternura y con alegría). Dije, que te quiero, siempre te quise... ¡de amor!
Antonio: (Voz monótona). Yo les advertí, esa techumbre necesita madera. Pero dicen que es mucho gasto estar apuntalando estas galerías. Ahí se descuidaron.
Abuela: Antonio... dije... que te quiero.
Antonio: Fui a decírselo a los compañeros, que había que presentar reclamo, fui a la cantina, pero no pude pasar... un viento que sujetaba. Les grité... no me oían. (Pausa, desconcertado) ¿Qué será lo que hay, Rosa?



Se acerca una mujer que trae un pan

La Mujer: Comadre, vine a traerle el pan de mina, porque mi mamá hizo doble ración, para convidarle a usted que estará muy triste para amasar.
Abuela: Usted siempre con su cariño... Y mire quién está conmigo.
La Mujer: (No ve a Antonio). Dile, me dijo, que siento mucho su atraso, es duro pero son cosas de esta maldita galería.
Abuela: Comadre "Él" está aquí.
La Mujer: (Le hace un cariño). Tenga conformidad, no esté divagando. (La mujer deja el pan y se retira.)
Abuela: (Mira, asustada a Antonio). ¡Antonio! (Levantándose retrocede con temor y murmura) ¡Virgen Santísima!. Debes estar muerto...
Antonio: El derrumbe... Yo les advertí que esa techumbre ya no daba para más.

Se levanta y se retira retrocediendo hasta perderse en las sombras

Abuela: (Da unos pasos tras él, casi agresiva). Antonio, sé que estás muerto. Lo supe desde que entraste aquí reclamando algo que nunca me pediste... Pero no me atreví a decírtelo, por miedo a que te desvanecieras... ¡Estás muerto, Antonio!, ¡y no lo sabes! (Llorando) ¡Nunca te dije que te quería!



Oscuro.
Melodía en guitarra. (Se sugiere la de la canción "Razón de vivir" de Víctor Heredia)



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