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Dramaturgo / Isidora Aguirre |
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ˇSubiendo . . . último hombre!
de Isidora Aguirre
Luz sobre el lugar donde trabajan las mujeres. Rosa, Meche, Luisa y la Abuela están como al inicio de la obra, cociendo el pan, haciendo labor, comentando lo sucedido con el cierre de la mina. (Pueden haber salido y luego haber regresado)
Rosa: Esos días fueron tremendos. El dinero que prometían tardaba en llegar. Con decirle que un día me quedaban los últimos mil pesos y le dije a la niña que los llevara para su colación en la escuela, y ella que no tenía hambre, que si los gastábamos, "con qué vamos a comer al día siguiente"... Así estábamos de desamparados.
Meche: A mi marido lo capacitaron en computación y en bodega, después hizo una práctica, pero ¡no le buscaron trabajo!. Lo dejaron “al mundo”. Y tenerlo en la casa es desesperante. Se levanta, se sienta, todo le molesta, no halla nada bueno.
Abuela: Hombre sin trabajo, y en la casa ¡se vuelve idiático!...
Luisa: Con mi esposo, después que nos casamos bien enamorados, ¡estuvimos a punto de separarnos!
Meche: No sólo usted. Para mi vecina fue peor: El marido se fue a trabajar al Norte, y nunca dio razón. Ahora tiene que alimentar a sus 5 chiquillos... Vende el pescado que le trae un hermano. Y hasta sale con él a pescar.
Rosa: Yo tuve suerte con ese puesto en la Feria. Otras se desesperaron, más de una se quitó la vida...
Abuela: Sé de mineros que se suicidaron, pero de mujeres no tenía noticia... ¡Jesús!. ¡Valientes hay que ser para quitarse la vida!.
Rosa: Pero muchas supieron reaccionar. Y como es el dicho, "no hay bien que de un mal no venga", con tal de salir adelante, porque una es madre, las que antes eran esclavas y no tenían opinión en la casa, hoy usted no las reconoce: trabajan. Y mandan fuerza...
Luisa: ¡Cierto!. Nunca olvidaré esa mañana del mes de Marzo...
Rosa: ¡La marcha a la capital! (A la abuela). Hicimos lo que jamás nos hubiéramos atrevido a hacer en otros tiempos... Partir con los niños a reunirnos allá con los esposos. ¡Las que antes éramos su sombra, tuvimos que aprender a ser su apoyo!
Meche: Y esos desalmados de los pacos, viendo que íbamos con niños chicos, nos lanzaban agua con el Guanaco para atajarnos... ¡Pero igual supimos llegar a la capital!. Hasta hicimos huelga de hambre. Pero no hubo respuesta de las autoridades.
Luisa: Por eso los hombres se fueron desmoralizando.
Abuela: Harto cambió este pueblo. Cuando yo era joven me admiraba de lo fuertes y luchadores que eran los mineros del carbón. Ahora algunos parecen tan derrotados... No todo pudieron asimilar. Hay algunos que se emborrachan, otros, los ve usted parados en las esquinas.
Oscuro
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Desarrollado por Sisib, Universidad de Chile, 2006 |
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