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Dramaturgo / Juan Claudio Burgos |
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La défènse
de Juan Claudio Burgos
Madre e Hija
El pintor desaloja el cuadrado de figuras y acerca el boceto de la Quiltra a Audrey. Lo que dicen en un abrazo de color. Sólo el dogo gime.
Quiltra: Mis padres.
Los espejos, cuando me miro dentro de ellos parecen.
Mi nodriza que me coge la mano para que no me vaya dentro del agua blanca de espejo, también parece.
Parezco yo y voy pereciendo en este parecer perpetuo.
Audrey: Métete por mis ojos, ¿quieres?
Te los puedo dar.
MÉTETE DENTRO.
Métete dentro.
Quieres reposar, quieres dormir, quieres dejar de ver.
METE LOS OJOS DENTRO.
METE LOS OJOS DENTRO.
Allí puedes, si quieres, sólo si quieres, reposar.
¿Lo ves?
¿Lo ves?
Quiltra: Me sigue no gustando.
Es demasiado poco prudente lo que se dice.
No. Definitivamente el cuento va por otro lado.
Definitivamente.
Sí.
¿Si?
Audrey: Ni los PERROS que gimen y que gimen y que gimen y que gimen me sacan de este sueño que me viene cuando te miro, cuando te escucho, cuando me escucho leer esto que oís.
El perro husmea y gime
Quiltra: CALLA ESE PERRO
El perro desobediente husmea y gime.
Quiltra: CÁLLALO DE UNA VEZ
NO QUIERO, NO QUIERO NI EL AGUA NI LAS NARICES DE ESE ANIMAL NI MIS PADRES NI MI ENANA NI NADA, NO QUIERO, ¿ENTENDISTE? ¿ENTENDIERON?
(Puntos suspensivos)