Dramaturgo / Coca Duarte Loveluck  

 

 


Mala leche

de Coca Duarte Loveluck

La plata

Escena 1: Entra Topacio

 

Jade: ¡Hola! ¿Y esa cara?
Topacio: Hoy no ha sido el día, he buscado a Marcelo por todas partes. (La sientan). Tienes a toda la alegre familia aquí, o sea que está desaparecido. Odio cuando hace esto. Porque, no lo han visto ¿verdad?
Angus: No.

Jade niega con la cabeza.

Topacio: ¿Y Leora?
Jade: Esa no se entera ni de la vida íntima de Marcelo (Angus está nervioso).
Topacio: He tenido un día de mierda ¿sabes?. Hoy justo le tenía que venir el ataque, ese, el de la soledad.
Beatriz: ¿Qué soledad?

Topacio recién repara en Beatriz y la mira de arriba a abajo.

Jade: It means beiing alone (Beatriz no entiende nada, a Topacio) te presento a Betty, una actriz inglesa.
Beatriz: (Feliz) ¡Jelou! (De ahora en adelante con un dejo de acento). Mucho gusto.
Topacio: ¿Y por qué lleva puesto tu vestido?
Jade: Eeeem...
Beatriz: Me mojó un automóvil y estaba hecha un desastre. Tu hermana me rescató.
Topacio: ¡Ay, no me hables de autos!. Al borde de la desesperación, salí a buscar a Marcelo por la calle, y cuando iba pasando por Cervantes, vi a un tipo que estaba comprando cigarrillos en un kiosco, con una chaqueta de gamuza igual a la de Marcelo, di la vuelta para mirarlo mejor y ¡paf! ¡Choqué!. Lo bueno es que hoy en día es la única manera de conocer a alguien... era un tipo de lo más interesante.
Jade: (Maliciosamente) Y el tipo del kiosco, ¿era Marcelo?
Topacio: No, desgraciadamente no, se parecía, en fin, ¡paf!. No, me digo, qué mala suerte, me preparo para gritarle una sarta de garabatos y otros insultos al del otro auto cuando veo a un canosito de lo más amoroso, ¡con un perro! ¡Igual a él!. Ustedes saben eso que dicen de los amos y los perros...
Beatriz: ¿Es algo obsceno? (Los demás ríen).
Topacio: No pude gritarle nada, se me fue el habla, después de todo yo había tenido la culpa, así que le sonreí, y ahí fue que él me insultó, no tuve más que gritarle: "No se enoje tanto lindura, mejor anote mi teléfono". El tipo se cohibió completamente y salió arrancando.
Jade: (Ríen. Sospechosamente a Topacio) ¿Y?
Topacio: ¡Ah! Aquí. (Se saca un paquete de la guata).
Jade: Aquí no.
Topacio: Tanto misterio.

Jade: Descubrí que hay gente ociosa que le gusta mirar por la ventana.
Topacio: Ah, sí, es mejor tener cuidado.
Jade: Ven... (La lleva a su habitación).

 

 

Escena 2: Angus, Beatriz

 

Beatriz: ¿De qué se trata?
Angus: Lo que los sicólogos actuales llamarían un poco de evasión y yo, sólo diversión. (Va hacia la puerta de la habitación de Jade y escucha. Para sí) ¿Qué están cuchicheando? (Acercándose a ella). Te queda bien ese vestido, ¿ah?
Beatriz: Sí, me hace sentir totalmente distinta.
Angus: ¿De cuerpo y alma?
Beatriz: Sí. (Hablan de muy cerca).
Angus: Me recuerdas a Jade cuando era más joven.
Beatriz: ¿Y alguna vez Uds.?
Angus: Sí... (Se ríe) la única que salió perjudicada fue mi mandíbula.
Beatriz: ¿Marcelo?
Angus: No... Jade se enojó porque me hice pasar por él. Creo que lo que más la enfureció es que no se dio cuenta. Me metí a su cama y ella estaba tan sorprendida de lo tierno, en sus palabras, que estaba Marcelo, que yo disfruté más de mi travesura. Desde ese momento, nunca más confió en mí.
Beatriz: ¡Vaya travesura!
Jade: (Entrando) ¿No se cansan de hablar de mis intimidades? (A Angus) Tu turno.
Angus: Ven. (Sale con Beatriz).

 

 

Escena 3: Jade, Topacio

 

Topacio: Y tú, ¿estás bien?
Jade: (De ahora en adelante, muy pesada) Sí, no tendría por qué no estarlo.
Topacio: ¡Ah! Pensé que te preocupaba Marcelo.
Jade: Parece que no me preocupa tanto como a ti.
Topacio: Nos preocupan distintos aspectos.
Jade: ¿Estás segura?
Topacio: ¡No seas tonta!
Jade: Ahora eso es ser tonta...
Topacio: No te entiendo.
Jade: Nunca lo hiciste, pero eso no te justifica. ¿A qué se debe tanta urgencia por encontrarlo? ¿Te dejó botada?
Topacio: Dejó botada la oficina, que es lo que más me preocupa.
Jade: No creo que Marcelo quiera saber nada de trabajo. Por ahora, me sorprende tu repentina preocupación por mí.
Topacio: ¿Por qué dices que es repentina?. Siempre me he preocupado por ti, lo que pasa es que tú no te dejas demasiado.
Jade: Pensé que me conocías más que eso.
Topacio: Tú misma dijiste que no te entiendo.
Jade: Y agregué: "Pero eso no te justifica" (Con repentina risa). Siempre competíamos en todo, hasta de quién se demoraba menos en el baño.
Topacio: ¿Lo ves? Eso es de lo que te hablo, pensé que por una vez estábamos hablando en serio.
Jade: Ya es tarde.
Topacio: (Acelerada por los estimulantes, se restriega la cara, se muerde los labios). ¿Me estás tratando de hacer sentir mal?. Porque hace tiempo que no hablábamos de eso... Y ahora que me acuerdo, siempre me lo recuerdas cuando hay algo detrás. ¿Qué te pasa conmigo?
Jade: Estás paranoica... le pusiste demasiado.
Topacio: Sé perfectamente cuánto tengo que jalar o no... Estás hoy.
Jade: (Muy calmada) Estás loca, nunca te había visto tan paranoica, ¿estás segura de que no se te pasó la mano?
Topacio: No me vengas con que es idea mía o que estoy alucinando, al contrario estoy tan dura que veo todo muy claro, a ti te pasa algo conmigo.
Jade: Nada, te lo juro. ¿Tienes algo que decirme?
Topacio: Ya estás jugando a la calmadita de nuevo, sabes que odio cuando haces eso.
Jade: ¿Habló Marcelo contigo?
Topacio: ¡No te digo que no lo veo desde ayer!
Jade: ¿No te dijo nada de un viaje?
Topacio: Sí.
Jade: ¿Ves? Ahora nos empezamos a entender.
Topacio: Jade, creo que no estás bien... Si Marcelo se fue y nos dejó aquí a las dos, algo anda muy mal.
Jade: No se fue a ninguna parte.
Topacio: ¿Cómo lo sabes?
Jade: Sólo lo sé.
Topacio: ¡Si sabes dónde está, dímelo por favor!
Jade: No te aceleres, hermanita.
Topacio: (Se pasea, se siente ahogada, abre las ventanas). No me hagas caso, me pegó muy fuerte, voy a buscar agua.

 

En la cocina

Topacio: (Empieza a abrir puertas) ¡Mierda, nunca encuentro los vasos en esta casa!

Jade parece acordarse de algo y sale corriendo hacia la cocina. En ese momento Topacio abre un mueble largo como de escobas y le cae Marcelo encima. Lanza un grito que hace salir a Angus y Beatriz de la habitación, corren hacia la cocina.

Angus: ¿Qué pasa?

Jade sostiene a Marcelo y Topacio parece aterrada.

Topacio: Está... ¡está muerto!
Jade: (Fría) No, sólo está ebrio... llegó aquí anoche y no quería ver a nadie, así que lo escondí... muerto no... Pero peso muerto sí. (Se ríe) ¡Ya!, salgan todos. No hay suficiente espacio.

Angus y Topacio salen hacia el living.

Beatriz: (A Jade) ¡Tiene Ud. la mejor sangre fría! (Sale).
Jade: Chiquilla tonta.

 

 

 

Escena 4: Topacio, Angus, Beatriz en el living

 

Topacio: Me siento mal...
Angus: Estás muy impresionable. Tómate un trago para nivelar.

Beatriz se lo pasa y se sirve un trago, está ansiosa.

Beatriz: ¿Qué me dieron?
Topacio: No tiene ni idea la pobre idiota. (Se ríe).
Angus: Respecto de la caja fuerte...
Beatriz: Quiero salir de aquí.
Topacio: Angus deberías cuidarla un poco, está pálida.
Beatriz: Angus...
Angus: No te va a pasar nada, relájate.
Topacio: ¡No entiende nada la pobre gringa! (Se ríe). ¿Me vas a decir que en tu país no lo habías probado nunca?
Angus: ¡Deja a la gringa en paz y hablemos de la caja fuerte!... Está vacía.
Topacio: Lo sé, este estafador, además de engañar a un par de mujeres, se quería quedar con toda la plata.
Angus: ¿Dónde está la plata?
Topacio: No tengo ni idea.
Angus: Tenemos que encontrarla.
Topacio: No soporto a este tipo...
Angus: Ya no tienes que preocuparte por él... Está muerto.
Topacio: ¡Muerto! Con razón Jade está así. (Muy preocupada). Pobrecita. Voy a verla...
Angus: Espera, me preocupa Jade, le habla como si aún estuviera vivo, hasta le sacó una foto y lo maquilló...
Topacio: ¡No! (Mira a Beatriz que se lo confirma con una mirada).
Angus: Me dijo que creía que se iba a ir contigo...
Topacio: ¿De dónde sacó eso? Y tú, ¿qué le dijiste?
Angus: Te defendí, por supuesto, pero no quiere hacerme caso, está obsesionada con eso.
Topacio: No estarás pensando que ella lo mató. ¿O sí?
Angus: ¿Crees que sería capaz?
Topacio: Si creyó que Marcelo se iba conmigo...
Angus: Quizás Jade sepa dónde está la plata.
Topacio: Jamás lo haría por la plata... Tengo que decirle que Marcelo no se iba conmigo.
Angus: No creo que sea bueno contradecirla en este momento.
Beatriz: Y, ¿cómo lo hizo? No dejó ni una marca.

 

 

 

Escena 6: Jade entra

 

Jade: (Entrando) ¿Quieren saber realmente qué pasó?
Topacio: Jade, no tienes que hacer esto...
Jade: Anoche este imbécil, no paraba de hablar de un viaje...
Topacio: Ya lo sé, no te hagas más daño...
Jade: ¡Siéntate!
Angus: Jade, estás muy alterada...
Jade: No, no lo estoy... Cuando por fin creía que nos íbamos juntos, lejos, solos... Tenía la plata...
Angus: No es necesario hacer esto, Jade.
Jade: Entonces, la maldita llamada, nunca fuimos muy unidas, pero eras mi hermana, ¿no?. Esa traición no la pude soportar, era demasiado que se fuera con mi propia hermana.
Topacio: Pero...
Jade: No hace falta que lo niegues... No le dije nada, me hice la tonta, no sabía ni siquiera para qué había venido a mi casa... Perdía el aliento y lo incité a más y más, más y de todo, hasta que le vino un ataque... Ahí entendí que lo quería más que a nada en el mundo, se estaba muriendo ante mis ojos, me pedía que llamara una ambulancia y yo lo único que le pedía era que se arrepintiera de todo el mal que había hecho, que era su única salvación, me lo prometió, pero yo sabía que no se daba cuenta de lo equivocado que había estado. (Pausa). Cuando ya no resistí más el verlo así, me miró como si me viera por primera vez y como si finalmente hubiera entendido lo que le decía y se murió.

Todos están estupefactos.

Jade: Me quedé toda la noche mirándolo, sin poder hacer nada ni hilar una sola idea coherente, y lloré, y lloré hasta que no me quedó una sola lágrima y mis pensamientos se enfriaron y mi corazón se hizo de piedra. Me preguntaba una y otra vez por qué tuvo que llegar todo tan lejos y la única respuesta que he encontrado es que yo lo quise así, o que fui demasiado débil para cambiarlo. El único consuelo que me queda es que, aunque sé que ni muerto me voy a poder liberar de él, a más de alguien le hice un servicio. Sobre todo a ti, hermanita...
Topacio: Yo nunca pensé irme con Marcelo.
Jade: Para qué lo niegas, ya te perdoné.
Topacio: Angus, dile...
Jade: No tiene nada que decirme, él mismo me lo confirmó.
Topacio: Pero... está mintiendo, hace un momento...
Angus: Estás loca.
Topacio: ¿A quién le vas a creer, a él o a mí?
Jade: No lo sé.
Topacio: ¿Que te dijeron en esa llamada?
Jade: Llamaban para confirmar el vuelo, entiendes, el de Marcelo y tú...
Topacio: ¿No te das cuenta?. Esa llamada es totalmente ilógica, ¿por qué habrían de llamar aquí para confirmar un vuelo mío o de Marcelo? Es una trampa.
Jade: ¿Y de qué podría servir?
Topacio: ¡No lo sé!
Jade: ¿Cómo quieres que te crea?. Después vienes y lo buscas aquí, desesperada, acaso crees que soy tonta, si no hubieran llamado, me habría enterado, tarde o temprano...
Topacio: ¡Vine a buscarlo porque la plata de la caja fuerte había desaparecido!
Jade: ¿En serio? ¿Tú sabías eso, Angus?
Angus: No.
Topacio: ¿Cómo que no? Me acabas de decir...
Angus: Sí, sí, lo sabía.
Jade: Esto se pone muy confuso, la plata, la llamada... ¿Cuando supiste lo de la plata?
Topacio: Esta mañana encontré la caja fuerte vacía...
Jade: Pensé que habría sacado su parte...
Angus: ¡No! Se lo llevó todo, mi parte, la de Topacio... ¡Nos quería robar a los dos! El muy desgraciado...
Topacio: ¿Y tú? ¿Cuando lo supiste?
Angus: Yo...
Topacio: Lo sabías antes de llegar aquí, ¿no es cierto? Siempre lo supiste.
Angus: (A Jade) Al fin y al cabo no lo mataste, al menos técnicamente no.
Jade: Lo dejé morir ante mis ojos.
Angus: Pero, fue muerte natural, mis piedritas preciosas, na-tu-ral.
Jade: No nos llames así...
Angus: Ya está hecho, Jade, no es tu culpa, todos te ayudamos a deshacerte del cadáver y nadie tiene por qué saber nada.
Beatriz: Sí, mejor sacarlo de aquí antes de que llegue Leora.
Jade: ¡No se atrevan a tocarlo!
Angus: Deja ya de preocuparte por él, el maldito nos traicionó a todos.
Jade: (A Angus) Tú hiciste esa llamada, ¿no es cierto?
Beatriz: ¿Para qué haría algo como eso?
Angus: Jade, estás desvariando.
Jade: Te preocupaba tanto que llegara Topacio...
Angus: ¿De qué hablas? Yo no lo maté, ¿te acuerdas?. Tú lo hiciste o más bien no lo hiciste.
Beatriz: Es tan complicado.
Jade: Tenías negocios que arreglar con Marcelo...
Angus: Ya está todo claro, la plata está aquí, ¿verdad?
Topacio: Y no pensabas compartirla con nadie.
Angus: Lástima, ahora tenemos que repartirla...
Jade: ¿Por qué tendría que estar aquí? ¿No se iba con Topacio?
Angus: Tiene que estar aquí.
Jade: ¿Cómo puedes estar tan seguro?
Angus: ¿Dónde está la plata, Jade?
Jade: ¡Aquí! (Saca el maletín).
Topacio: Lo único que te importa es la plata. Te hizo creer que Marcelo se iba a ir conmigo para quedarse con ella.
Angus: Yo sólo quería que lo retuvieras un poco.
Beatriz: ¿Ud. llamó?
Jade: Sabías que lo iba a matar... No parecías apenado ni sorprendido.
Angus: ¿Qué quieres? ¿Que llorara por él?. Me chantajeó por años para que trabajara para él y nunca me dio nada.
Jade: Cuando por fin se iba a ir conmigo... ¿Me vas a decir que todo fue por la plata? (Silencio) ¡Respóndeme! ¿Eres tan asqueroso de hacer todo esto por plata?
Angus: No, no fue sólo por la plata, ¿No lo entiendes?. Siempre lo tenía todo, te tuvo a ti, a Leora, todo le salía bien. ¡Y cuando se había hecho lo suficiente rico, se iba con lo mejor a otra parte!
Topacio: ¿Todo este tiempo guardaste ese rencor hacia él?
Angus: Mucho más del que te imaginas. Estaba harto de que me catalogaran por como éramos hace veinte años, hiciera lo que hiciera seguía siendo la sombra de Marcelo. Hice el mismo papel durante toda mi vida porque ustedes no eran capaces de abrir los ojos, estaban encandiladas con él.
Beatriz: "Hay cosas que hay que destruir completamente para que cambien"
Jade: ¿Y yo? ¿No pensaste en mí?
Angus: Me deshice de los dos a la vez, siempre fuiste tan apasionada. Si creías que él te engañaba, eras capaz de hacer cualquier cosa.
Jade: ¿Querías que me fuera a la cárcel?
Angus: Todavía puedo lograrlo... (Corre y agarra la cámara de fotos). Aquí está la prueba de que murió en tu casa... ¡Dame la plata! (Va hacia ella a quitarle el maletín).
Jade: ¡Maldito! (Abre el maletín, saca una pistola y apunta a Angus).
Topacio: ¡Jade, no! No vale la pena... Por Marcelo ya estás libre, no te vas a encarcelar por este desgraciado.
Jade: ¡No me importa!. Todavía no lo entiendo, Angus.
Angus: ¡Mátame! Ni siquiera fuiste capaz de matar a Marcelo como lo había planeado.

Jade le saca el seguro a la pistola.

Beatriz: ¡No lo haga!

Las tres forcejean, la pistola se dispara. Beatriz cae. Jade y Topacio están horrorizadas.

Angus: Ahora sí que la cagaste, Jade. (Sale, llevándose el maletín).

Pasan unos instantes en los que Jade está petrificada con el arma en la mano y en estado de shock. Topacio se tapa la boca y llora. La luz cambia y un sonido sordo llena el escenario. A lo lejos se escucha un sonido de golpes en la puerta que se hace más cercano y real, se nota que están tocando hace tiempo.

Leora: (En off) ¡Jade, ábreme la puerta! ¡Te traje tu "Mélange trois"!

 

 

Fin



 

Santiago de Chile, 1994-1996


El cadáver | La esposa | Versión de impresión

 

 


Desarrollado por Sisib, Universidad de Chile, 2006

:48 GMT -->