Dramaturgo / Coca Duarte Loveluck  

 

 


Mala leche

de Coca Duarte Loveluck

El cadáver

Escena 1: Marcelo muerto, Jade al teléfono despeinada.

 

Jade: No puedo hablarte ahora, Leora, tengo un invitado en la casa (Toca a Marcelo con la punta del pie, él no se mueve). ¿Más tarde?... no ... ¿Qué te pasa?. Si quieres nos juntamos en un bar... ¡Ah! es muy personal... Está bien pero tengo que ordenar un poco... Sé que tienes problemas, yo también... (Con una gran sonrisa falsa) Sí ya sé, tu también lo eres. Te espero con ansias.

Cuelga enfurecida, se sienta muy calmada en el sillón y enciende un cigarrillo que fuma con grandes bocanadas.

Jade: (A él) Era tu mujer, sospecha que tienes una amante. (Le pega una piteada intensa al cigarro) Pobrecita, no deberías engañarla. Ni siquiera se imagina cómo (Ríe. Lo toca de nuevo con el pie). Nada (Lo empieza a arrastrar con dificultad). Pero que gordo estás... ¡Claro! la vida de casado. Si algo sabías aprovechar de tus mujeres, eran sus favores culinarios, lo que me extraña es que no hayas adelgazado con tanto traqueteo (suena el timbre). ¡Mierda!

Suelta a Marcelo y corre de un lado a otro, de pronto se detiene en seco y camina de puntillas hacia la puerta, mira por el ojo mágico y lo tapa.

 

 

Escena 2: Angus en la puerta

 

Angus: (En off) ¡Ya te escuché, pilla! Ábreme, si tienes algo que ocultar acuérdate que Angus ya lo sabe todo.
Jade: (Pone la cadenilla de la puerta, le abre). No grites... ¿Qué quieres?
Angus: ¿Interrumpo?
Jade: Sí.
Angus: Mejor, me dan asco ustedes dos, pienso en la pobre Leora.
Jade: El chantaje para mañana, ¿Sí?
Angus: (Serio) No, no, no esto es serio, necesito hablar con Marcelo.
Jade: No está.
Angus: Sí, claro, y ¿qué hace su auto estacionado abajo? (Volviendo al tono moralista). Podrían ser más disimulados, dime por ejemplo, ¿qué pasaría si...
Jade: (Que de las últimas palabras de Angus no ha escuchado nada) ¡Mierda, mierda, mierda!

Sale de escena hacia su habitación y vuelve con unos pantalones de hombre hurga en sus bolsillos y saca unas llaves, después corre a un cenicero y toma sus llaves, va hacia la puerta.

Jade: ¡Ya! ¡Córrete, déjame pasar!
Angus: Uy, que estás violenta ¿Te pasa algo?
Jade: ¡Sale!
Angus: (Irritantemente calmado) Bueno, pero déjame entrar...

Jade le abre ansiosa, mira hacia afuera y vuelve a cerrar quedándose adentro.

Angus: (Sin ver a Marcelo, lo busca en la cocina, etc.) ¡Marcelo! no te escondas (Lo ve) ¡Hiinn! (Se abalanza sobre él) Pero, ¿Qué tiene?
Jade: Está muerto... Después te explico (inicia el mutis).
Angus: Espera, ¿Me vas a dejar aquí?
Jade: (Abre la puerta) Tu querías entrar, pues ahora me ayudas. (Sale y cierra por fuera con doble vuelta).
Angus: (Se acerca) Ya no hay nada ¿verdad? ni risas, ni mujeres... ¡nada! al fin dejas algo para tu amigo, me dejas el campo libre, gracias por esta oportunidad. Lo único que lamento es que no haya sido posible matarte yo mismo.

Registra la casa con cautela, no parece encontrar lo que busca, al sentir el ruido de la cerradura se queda abstraído mirando a Marcelo.

Jade: (Entra más calmada) Ya está, dejé el auto en el callejón (Se acerca a Angus, lo rodea con el brazo y lo mira, él contempla al muerto). ¿Qué te pasa? ¿Te da pena?
Angus: No la vale.
Jade: No.
Angus: ¿Lo mataste?
Jade: ¿Si así fuera no me ayudarías?
Angus: Al fin y al cabo el crimen es una posibilidad, Marcelo era de los que provocaba ese tipo de pasiones.
Jade: Muerto ya no ejerce ese extraño poder sobre nosotros.
Angus: ¿Por qué no me respondes?. Estás muy rara, me haces pensar que lo hiciste, porque si no lo hubieras hecho no te costaría nada decirme: "No, no lo hice"; pero si lo hubieras hecho, no es tan fácil decir:" Sí, yo lo hice" y confesar tu crimen, empezar a explicar por qué lo hiciste, cómo lo hiciste, etc.
Jade: Creo que siempre tendimos a sobrevalorarlo.
Angus: ¿Qué piensas hacer?
Jade: No lo sé, Leora está por venir.
Angus: ¿Leora?, tenemos que esconderlo, va a descubrir todo.
Jade: Que se entere. Siempre quise que lo supiera, para restregárselo en la cara. El problema es que ya no estoy segura de que no lo sepa, no estoy segura de nada.
Angus: Deberías habérselo dicho cuando estaba vivo, ahora que está muerto, no es el momento para probar si lo sabe o no.
Jade: ¿No?
Angus: No, créeme. (Toma a Marcelo). Ayúdame.

Ambos desaparecen con el cuerpo, se escuchan golpes cosas que caen, murmullos de Angus y Jade que se dan direcciones para colocar al muerto. Salen casi inmediatamente arrastrando el cuerpo, se ve que el tiempo ha transcurrido en ellos, han probado miles de posibilidades, están cansados, transpiran.

Angus: Aquí (Señala un mueble pequeño).
Jade: (Dejando resbalar el muerto de entre sus manos). Me rindo.

Se tira en el sillón con todas sus fuerzas, los resortes suenan.

Jade: ¿Y ahí?
Angus: ¿Pretendes ponerlo debajo de los cojines? No me parece muy buen escondite.

Jade empuja a Angus del sillón-cama y lo empieza a abrir.

Angus: ¡Ya te entendí! Debo reconocer que a veces eres un genio.

Angus toma a Marcelo y lo meten en el sillón-cama, tratan de cerrarlo.

Jade: Será mejor que saquemos el colchón.

Lo hacen y dejan a Marcelo en el sillón, lo cierran, sacan el colchón.

Angus: (Se sienta en el sillón) Por lo menos así no suena, ¿crees que se descomponga muy rápido? Aunque ahí adentro tiene menos contacto con el aire. Quedó hasta más cómodo (Rebota en el sillón para probarlo). Esperemos que no se hinche, con la presión de los resortes se podría reventar, ahí, no sé qué haríamos, quedaría asquerosamente desperdigado por todas partes y...
Jade: ¡Ay! (Sale hacia el baño con una arcada).
Angus: Aprovecha de darte una ducha, estás horrible.
Jade: (En off) ¡Gracias!

Se escucha el sonido de agua que corre, se cierra la puerta del baño y el ruido desaparece.

Angus: (Dando unas palmaditas en el sillón) Así te quería ver, querido (aprovechando la ausencia de Jade, Angus busca por todas partes. Suena el timbre). Mierda (A Jade) ¡Yo voy!

 

 

Escena 3: Beatriz en la puerta

Beatriz: (Sofocada) ¿Está Jade?
Angus: ¿Quién?
Beatriz: Beatriz.
Angus: (Cierra la puerta en sus narices) ¡Jade, te buscan!
Jade: (En off) ¿Es Leora?
Angus: No, es Beatriz.

La puerta del baño se entreabre y se ve a Jade envuelta en una toalla y con otra se seca el pelo, tira la del pelo en el sillón y entra a su pieza.

Jade: (En off) No conozco a ninguna Beatriz.
Angus: (Se dirige a la puerta y la abre) Dice no conocerla. (Va a cerrarle la puerta).
Beatriz: Dígale que soy la vecina.
Angus: ¡La vecinaaa!
Jade: ¡No la dejes entrar! ¡Está loca!
Beatriz: Dígale que vi cómo metieron el muerto en el sillón.

Angus la toma, la hace entrar y le tapa la boca.

Angus: (Cerrando la puerta) ¡Cállese!

 

 

Escena 4: Jade entra.

Jade: ¿Qué pasa? Angus, no es para tanto, sólo deja que se vaya y asunto terminado. Por favor, le ruego que no insista, ya lo intentamos y vio que no dio resultado...

Angus suelta la boca de Beatriz.

Beatriz: Vi como metían el muerto en el sillón.
Jade: ¡¿Qué?!
Angus: (Tapando la boca a Beatriz) ¿Y ahora qué vas a hacer?
Jade: Bueno, descubrió nuestro pequeño juego, ¿verdad Marcelo? (Patea el sillón).
Angus: Sí, sí, tu pequeño juego erótico. ¿A quién le puede interesar? (Mira a Beatriz con estúpida complicidad, le suelta la boca).
Beatriz: A la policía.
Jade: No te debí hacer caso, lo único que vamos a conseguir es que todo se complique, saquémoslo de ahí.
Angus: ¿Cómo se te ocurre? Yo te voy a ayudar, te lo prometo.
Beatriz: (Con curiosidad) ¿Lo mataron entre los dos? ¿Puedo verlo?
Jade: (A Angus) ¿Qué se ha imaginado? ¿Que está a disposición de la curiosidad de cualquiera?
Angus: (Toma a Jade de un brazo y se aleja con ella. Mientras tanto, Beatriz mira de cerca los objetos que desde hace años observa desde su ventana). ¿De dónde sacaste a esta?
Jade: Mejor la atamos a una silla y le ponemos cinta adhesiva en la boca hasta que nos deshagamos de Marcelo, después vemos qué hacemos con ella.
Angus: Espera, veamos qué quiere.
Jade: ¡Claro! Tú no la conoces, pero yo me la he tenido que tragar varias veces. Siempre va a la peluquería, me pide que la peine como yo que la maquille como yo... ¡Me sigue a todas partes! Cada vez que me daba vuelta sentía sus ojos sobre mí. Al principio debo reconocer que me halagaba un poco, ¡pero esta intromisión es demasiado!
Angus: Por lo menos no tienes que darle explicaciones a la policía... para ser una loca, como tú dices, tiene bastante iniciativa.
Jade: (A Beatriz) Lo siento por el muerto, pero no puedes verlo, su mujer está por llegar. Angus, serías tan bueno de servirnos un traguito a las dos.

Angus les sirve un trago y se sientan los tres en el sillón a beber.

Beatriz: No gracias, yo no bebo.
Jade: ¡Toma!
Angus: ¿Cómo vio cuando yo y Jade...?
Beatriz: (Probando desconfiadamente el trago) Por la ventana.
Angus: ¿Desde dónde?
Beatriz: Ahí, ¿ve? el de la cortina rosada.
Jade: Y ¿hace cuánto que me espías?
Angus: No seas tan dura...
Beatriz: ¡Ah, sí! bueno, hace tiempo, me acuerdo que el primer evento importante fue el matrimonio del muerto y su mujer.
Jade: Por favor, no lo llames así, su nombre es Marcelo.
Angus: ¡Pero de eso hace ya como dos años!
Jade: (A Angus) No te dije.
Beatriz: Marcelo era tan buen mozo entonces (ríe). Me acuerdo que todos estaban un poco nerviosos ese día. La novia no paraba de llorar. Ustedes dos trataban de calmarla desesperadamente. Todos discutían con todos. Marcelo y Ud.(Angus) se tiraban unos documentos por la cabeza en la cocina. Después Ud. (Jade) y el novio se pegaban, se besaban y volvían a pelear... y la pobre novia lloraba y lloraba.
Jade: Por suerte, esos eran otros tiempos.
Angus: Tanto no ha cambiado...
Jade: ¿Acaso te sigues tirando documentos por la cabeza?
Angus: No, pero tú y Marcelo...
Jade: Éramos muy jóvenes entonces, todo parecía importarnos demasiado.
Angus: ¿Y me vas a decir que ahora han crecido lo suficiente?
Jade: Ahora todo es diferente porque Marcelo está muerto.
Angus: Es verdad.
Beatriz: Después de todo yo no sabía mucho, me imaginaba que Ud.(Jade) y Marcelo se habían conocido hace mucho tiempo, que la novia tenía dinero y que por eso Marcelo se había casado con ella...
Jade: Es más simple que eso.
Beatriz: ...que Marcelo lo chantajeaba y que por eso discutían en la cocina.
Angus: ¡Pero, qué imaginación!
Beatriz: Recuerdo la primera vez que Marcelo vino a verla después de la boda. Los dos estaban vestidos de fiesta, parecía que no se veían hace un siglo, él le traía flores...
Jade: No fue así como sucedieron las cosas.
Angus: (interesado) ¿Y entonces?
Beatriz: Bailaron, se veía todo tan romántico, como le dije estaban vestidos de fiesta, la música era lenta y suave.
Jade: ¿Qué puede saber ella?
Beatriz: Por la forma en que bailaban.
Angus: Cierto.
Jade: (Se ríe) Por favor Angus, ¿me crees capaz de semejante cursilería? ¡Qué estupidez!
Angus: (A Beatriz) ¿y?
Beatriz: Desaparecieron hacia la habitación.
Angus: (Riéndose con Beatriz) ¡Ahí se reconoce el toque inconfundible de Jade!
Jade: (Mascullando) ¿Cómo se pueden burlar así..? (A Beatriz, bastante irritada) A falta de televisión Ud. se entretenía con nosotros. ¡Bien bonito!
Beatriz: ¡No está prohibido mirar por la ventana!
Jade: No, no lo está.
Angus: (Aparte a Jade) Y sí está prohibido meter un muerto en el sillón, Jade, tranquilízate.
Jade: (Aparte a Angus) Con gusto metería a ésta al sillón, y tú, no te pases.
Beatriz: (Sirviéndose otro trago) Lo que más me gustaba eran las fiestas, parecían estar jugando a las escondidas, se dividían en pequeños grupos, se mezclaban, se evadían o podían buscarse por horas en los diferentes grupos, sin encontrarse.
Jade: Todo parece TAN bonito visto desde afuera.
Beatriz: ¡Para qué hablar de las fiestas privadas! No sé cómo lo hacían pero eran siempre los mismos seis que se rotaban formando grupos de a tres.
Angus: (A Jade) Y yo que pensaba que siempre me invitabas.
Jade: No sería mejor que nos contara algo de su vida, yo ya sé lo que he estado haciendo estos últimos dos años.
Angus: Déjala que siga, se pone interesante.
Jade: Estás idiotizado.
Angus: Todo parece tan distinto, ¿No te parece interesante?
Jade: Me van a hacer tener una crisis de nervios. (Sale, se escuchan murmullos).

 

 

Escena 5: Angus, Beatriz. Solos.

Beatriz: ¿Con quién habla?
Angus: (Va hacia la puerta de la habitación de Jade para ver qué hace). El teléfono... Pero, dígame, todas esas fiestas privadas, ¿eran lo mismo?
Beatriz: ¿Por qué nunca le dijo a Jade que estaba enamorado de ella?
Angus: (Sorprendido) Por... que, ¿No sabe suficiente de nosotros? No creo que pueda, además, interpretar lo que sentimos el uno por el otro...
Beatriz: ¿Por qué no voy a poder? Es lo más interesante.
Angus: Porque tenemos un sistema de relaciones que funciona hace tanto tiempo que ya no nos importa cómo nos sintamos uno respecto del otro. A veces pienso que seguimos siendo amigos por una especie de costumbre idiota.
Beatriz: No lo creo, podrían conocer otras personas...
Angus: (Ríe) Representa demasiado esfuerzo conocer otras personas.
Beatriz: No entiendo. (De ahora en adelante sus movimientos y palabras se vuelven más lentos y Beatriz lucha contra los efectos del alcohol en su lógica y postura) ¿Por qué no hizo nada para cambiar la situación?
Angus: No hay nada que entender. Hay cosas que hay que destruir completamente para que cambien. Pero dígame, ¿desde su departamento puede ver sólo el living?
Beatriz: Y la cocina, lo único que no puedo ver es la habitación de Jade.
Angus: ¡Qué lástima! Me hubiera gustado saber qué sucedía allá.
Beatriz: Hay un falso concepto sobre las cosas que suceden exclusivamente en las habitaciones.
Angus: (Cómplice) Es cierto... Y Jade no debe ser muy estricta para esas cosas... Por casualidad no habrá visto lo que pasó anoche..
Beatriz: Sí...
Angus: Y... ¿qué hacía Jade?
Beatriz: (Con risitas) Se estaba echando crema...
Angus: ¿Y después?
Beatriz: (Más ebria) Se empezó a vestir, ahí me di cuenta que es totalmente desorganizada...
Angus: ¿Y Marcelo?
Beatriz: Marcelo llegó mucho después, es extraño que siendo una peluquera no siga un ritual para vestirse..
Angus: ¿Traía Marcelo un maletín?
Beatriz: ¿Un maletín? No me acuerdo...Yo por ejemplo, empiezo a vestirme de arriba a abajo ¡Y por capas!, primero la ropa interior, superior, inferior, después los calcetines o las medias... Jade siempre usa pantalones...
Angus: ¿Pudo ver algo más desde que llegó?
Beatriz: Yo, en cambio, blusa, enagua, falda,...
Angus: Por favor, le ruego que se concentre en el maletín.
Beatriz: ¿No está algo pesado el aire? (Va a abrir las ventanas). Si no fuera por estas preciosas ventanas (las besa). No tiene nada de extraño ¿verdad? digo... uno está en su departamento, sin molestar a nadie y de pronto algo salta a la vista... Alguien que por fin no tiene pudor de abrir sus ventanas a la vista de cualquiera... Me parece hasta heroico hoy en día no avergonzarse de lo bien que lo está pasando uno en una fiesta, con sus amigos... ¿Qué puede tener de malo? Y, ¿quién puede impedir que a uno le llame la atención? Nooo... le aseguro que Ud. lo encuentra extraño, después de todo, ¿quién soy yo para inmiscuirme así en sus vidas? Pero, ¿quién mierda son ustedes para hacer de mi historia preferida, un desastre que no me gustaba? Sentí que debía intervenir... (Se ríe sola, Angus está un poco impactado) ¡Y fue como atravesar la pantalla del televisor y cambiar la película!... Lo único que lamento es no poder estar aquí y allá al mismo tiempo... Ay... Estoy mareada... Me parece que no he estado sino diciendo tonterías (Se ríe) No está mal... decir tonterías. (Se desploma sobre el sillón en posición no digna).
Angus: (Saca a Marcelo del sillón) ¿Dónde metiste la plata, desgraciado? No planeé todo esto para quedarme sin ella.

 

Escena 6: Jade entra

Angus: ¿A quién llamabas?
Jade: A Topacio. Pero no estaba, debe estar en camino.
Angus: ¿A Topacio? ¿Para qué?
Jade: Quiero atormentarla un poco...
Angus: No entiendo nada.
Jade: No te hagas el tonto, siempre le andabas cubriendo las espaldas a Marcelo...
Angus: Está muerto, no vale la pena que te pelees con tu hermana por un hombre ¿no?
Jade: A eso quería llegar, así que tú también sabías que se iba con Topacio. Y no fuiste capaz de decírmelo.

Suena el timbre.

Jade: Ahí está. Por fin.
Angus: (Aparte) Maldita sea, esto lo complica todo.
Jade: (Mira por el ojo) ¡Es Leora!

Gran confusión y nerviosismo hasta que, al final, sientan a Beatriz (que sigue semi- inconsciente), y Angus se sienta a su lado y le pasa el brazo por encima del hombro. Vuelve a sonar el timbre insistentemente.

Angus: ¿Y si no abrimos?


La esposa | La plata | Versión de impresión

 

 


Desarrollado por Sisib, Universidad de Chile, 2006

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