Kinder
de Ana Harcha
Domingo a las siete de la tarde.
Del abismo de un sillón de cuero aparecían arrastrándose, mis oídos bien abiertos para escuchar como la tironea, mi padre a mi madre, como la arrastra mi padre a mi madre, como la tira en todas direcciones, la da vuelta, la aprieta, la empuja, mi padre a mi madre, creo que mi padre trató a mi madre como un objeto, luchaban sin descanso, mi madre ni siquiera se sacaba su abrigo y mi padre hacía todo con sombrero puesto. Era un miedo animal. Era un medio animal. Mi madre se dejaba hacer sin voluntad, como una maniquí gorda y con pelo grasoso, su cara tenía expresión de idiota, drogada. Y yo ahí sin perder memoria de todo lo visto, con los brazos apretados y la melodía del Jappening con Ja en mi cabeza.