Dramaturgo / Francisca Benardi  

 

 


Kinder

de Francisca Benardi

9

Vacaciones Familiares.

Voy en auto con papá, mamá y hermanita, un Fiat 600 rumbo a la quinta región. ¿Ya salimos de Santiago?. Quiero el billete del peaje, digo sin demostrar la ansiedad de tenerlo en mis manos. Lo necesito, hermoso el billete, hermoso el auto que sale retratado... mi hermana también lo quiere, suele copiarme la muy estúpida, pero le pego sin que padres se den cuenta y no vuelve a mencionar el tema. Lo contemplo embobado, mi billetito.
La apoteósica entrada del túnel me distrae, "suban sus vidrios niños” sugiere madre, mi padre tira su cigarrillo por la borda y también sube el de él. 1, 2, 3 y estamos dentro, las luces del techo se van haciendo cada vez más oscuras, tan rápido que se hace de noche en un túnel, es maravilloso pernoctar aquí, nadie te obliga a acostarte, todos en silencio sin previo acuerdo, ni una palabra que ensucie nuestra corta noche, pasamos unos momentos sin ver la salida (¿los túneles se construyen o son parte de la naturaleza?, quiero preguntar pero no lo hago) a lo lejos diviso una luz, un nuevo día, salimos del túnel y se encandilan los ojos.
Qué excitante es viajar, hemos pasado una excelente noche de ¡cinco minutos!, me dan ganas de comentarlo pero mi madre se me adelanta y empieza aquejarse por el aire, por el olor y por una serie de cosas que no logro descifrar, parece que mi padre tampoco porque no la mira, mete las manos en sus bolsillos y enciende un nuevo cigarrillo, la estupidita sigue muda, mi madre grita, para el auto y se toma unas pastillas mientras llora como una verdadera impúber. Nosotros los hijos permanecemos en silencio; paciencia niño balbucea mi padre, no me doy cuenta y ya estamos rodando de nuevo.
Menos mal, por fin la hora de ver el océano Pacífico; también grita la pequeña estúpida, sus ojos brillan de alegría, de la madre aparece una sonrisa, como es costumbre comienzo a cantar la canción correspondiente, vamos llegando vamos llegando chuai chuai. Quiero meterme al mar, quiero nadar, lo que más me gusta del mar es que viajas a otro país en cosa de segundos, cada vez que meto mi pies en el agua siento como si estuviera entrando a un nuevo país, lo he preguntado y nadie ha sabido responderme, tema raro aquel. Le tiendo la mano a la estúpida para que me la tome fuerte y así sentir su felicidad embobada de pasar nuevamente un verano junto a su pequeña e inseparable puta familia.


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