Dramaturgo / Juan Claudio Burgos  

 

 


El paraiso

de Juan Claudio Burgos

Erudito, mujer, muchacha, y mujer incomprensible en infedilidad

Erudito: No concibo la existencia sin un estado de amor permanente, las personas solitarias me intrigan, me resultan incomprensibles, incomprensibles, incomprensibles.
Mujer incomprensible: Si sé, yo siempre le resulté incomprensible,
Una mujer incomprensible
Erudito: Como Parra imaginario
Mujer incomprensible: yo incomprensible
Erudito: Como Huidobro dijo
Mujer incomprensible: Yo incomprensible
Erudito: Como de Rokha
Mujer incomprensible: Yo incomprensible de cara, manos y pluma incomprensibles, como incomprensible le resultaban muchas cosas, no puede entender, se le cierran los ojos, la nariz, la boca, las orejas, queda ciego no puede entender nada, nada, de nada, de nada,
Hasta mi cuerpo incomprensible,
un amasijo de grasas, carne y hueso
y la propia enfermedad aquí dentro mío,
Sin yo darme cuenta,
Estamos hechos para morir,
Nada más que para morir,
No me queda otra salida,
Qué horror, qué horror,
Ahora que estoy enterrada,
Ahora que estoy enterrada,
Le sigo siendo incomprensible.

Erudito, mujer, muchacha, pelirroja en naturaleza muerta

Mujer: porque lo estaba haciendo a escondidas,
Porque lo estaba haciendo a escondidas,
Como si fuera un dulce
Qué malulo, qué malulo
Erudito: Sólo me estaba comiendo un dulce a escondidas,
No me acusen, no me acusen
No soy un santito, no soy un santito,
No me he acostado con mujeres sucias
Tampoco estoy enfermo en las partes correspondientes,
tampoco y si no sano es porque no sano, porque el cuerpo a veces de tanto usarlo simplemente no sana y no pago por donde peco, por donde peco no pago, no exageren, no exageren, no están diciendo la pura verdad, estoy muy turbado, perdónenme, turbado con este incidente, déjenme descansar un poquito aquí arriba, al lado del arrullo del león, un ratito nada más, no pierdan el control, estoy turbado, turbadísimo, cómo salir del atolladero y terminar la catilinaria, cómo, cómo, cómo, cómo, cómo, vámonos a Viña, se nos hace tarde, partamos,
Golpeo las manos, chas, vámonos a Viña, vámonos y asunto arreglado
Mujer incomprensible: ¿qué había pasado? ¿Qué había pasado? ¿Qué había pasado para que decidieran todos arrancar a Viña?
Muchacha: nada, nada,
Que me encontraron en la habitación
Como un cuadro de naturaleza muerta,
Demasiado vivo, para ser naturaleza muerta,
Demasiado, yo en cueros bajo las sábanas
Erudito: el hallazgo fue muy semejante al episodio anterior,
al episodio de su ruptura anterior
Muchacha: si sólo era una joven que había llegado a vivir a mi casa,
Con una niñita, su hija que había llevado a vivir a mi casa,
Para el trabajo doméstico y para la conversación,
Una más de la casa, para el trabajo doméstico y la conversación,
Una chicuela del sur con su domingo siete,
Un familiar del sur que se vino a trabajar a santiago,
Porque en Pitrufquén no había pega, y la acepté no más,
A la chica, para que hiciera la pega, así sin recomendación ni nada, por lo puro buena gente que parecía
Erudito: no me rete más, no me rete más, no me rete más, tengo cara de niño pillado
Muchacha: si era alguien de confianza, señora, el señor me dijo que era alguien de confianza y que por eso el señor me dijo, el señor, que alguien con quien hablar, me dijo que en esta casa, que se la va a llevar el mar, le hacía falta alguien con quien hablar y hablar y hablar, hablar, hablar, hablar, hablar, hablar, hablar, en esta casa que se la lleva el mar.
Mujer: y se aficionó a esta segunda mujer,
Que se movía como hormiga por la casa
Era un cariño de padre, mujer
Era un cariño de hija, señora
Mi niña pelirroja sabe dibujar muy bien, señor
Mi chiquitita, hazme unos garabatitos sobre este papel,
Mi niña pelirroja chiquitita,
Más garabatitos sobre el papel,
Más garabatitos, niña
Eso, niña, garabatee no más garabatee.
Erudito: Y ahí fue cuando encontró la idea de portada para su antología ya tengo dibujos, ya tengo dibujos, ya tengo dibujos,
Unos mamarrachos horribles y colorinches,
Hay que llamar a Carlos Barral y a Losada,
Publico con Nascimento,
Los otros no,
Ya tengo portada,
Ya tengo portada,
Parecía cabro chico

Mujer: No, si era la enfermedad que lo tenía así
Muchacha: Eran los primeros síntomas, señora
Erudito: Mi mujer de nuevo se había equivocado
Mujer: Claro, su mujer se había equivocado
Erudito: Me siento enfermo, mujer en serio, muy enfermo, mujer
Muchacha: Es un falso diagnóstico, señora
Erudito: Usted se equivoca, no me meto con mujeres sucias no te engaño, cierto, no te engaño, cariño que ya tengo libro, portada y alguien con quien hablar
Muchacha: No hay que confundir la fidelidad con la lealtad, señora
Erudito: Es el dolor, patoja, es el dolor
Muchacha: Es el cáncer el cáncer eran los primeros signos
Mujer: pero si parece un cabro chico, no, no, los primeros síntomas, los primeros signos aún no detectados

Erudito, mujer, muchacha en banquete sibarita

Erudito: Hoy me levanté con un leve dolor de estómago, me he tomado dos cafés con leche y todavía tengo dolor, no sé por qué me duele tanto el estómago, anoche comí bien, comí como todas las noches, quizá fue demasiado comer, no sabría explicar ni decir el cuidado que tuve con la comida, no, no fue tanta comida para tanto dolor, la manera cómo comí, cómo me llevé los bocados a la boca, cómo degusté tanta delicia, un verdadero banquete sibarita, no, miento, miento, no, no, no, fue una cena frugal, tampoco fue una cena débil, fue una cena fuerte, una comida que exige un cuerpo como el que cargo, a lo que he llegado, esto es locura, locura, trato de justificar un simple dolor de estómago explicando lo que comí anoche antes de dormir, mejor dejémoslo, el café no me ha servido de nada, hablar de ello tampoco me ha servido de nada, tengo un poquito de modorra, es cierto, el dolor de cabeza me hace aparecer rastros, islas de sueño por el cuerpo, el cuerpo se me cierra como párpado, como pupila de águila, el cuerpo, el cuerpo, soy un terremoto, no, no, no, exagero, no tiemblo, ni soy un terremoto, ni soy un párpado, ni un águila, ni su pupila, mi cuerpo perfecto, redondo y calvo, hinchado por efecto de la cortisona, saluden al globo que tienen delante, salúdenlo...
Mujer: No estaba en buenas condiciones físicas, la huelga de los funcionarios de la salud, lo privó de un tratamiento de cobalto.
Muchacha: Sí, iba regularmente a Valparaíso, para aplicarse cobalto, era un tratamiento decisivo, su vida dependía de ello.
Erudito: Tengo dos opciones, ponerme cara de luna o morirme, cara de luna, es decir, hincharme con esta gordura artificial que veis, producto de la cortisona, nada más, nada más, sí, quizá he comido demasiado, debería ir a San Antonio un rato, voy a pedir que me lleven en coche, pero antes quiero descansar, debería hacerlo, no, mejor me quedo y veo el mar, tengo ganas de tenderme y descansar.

Los mismos en la siesta

Erudito: Tengo con todo lo que he ido recopilando escribir un largo poema, volver a juntar lo que escribo y lo que no escribo, cortar, pegar, juntar, corregir y leer lo disperso, por todas partes surgen iniciativas para festejarme a mí, a mí, debo entregar algo escrito para agradecer el convite, en verdad, no se me ocurre ninguna idea, lo que reúno, pego y releo no va a ningún lado, no se me ocurre nada, soy el poeta que saca belleza de la nada, dicen, ya no lo tenéis delante vuestro, ahora hay nada, nada, nada, es necesario elegir una forma, una forma que luego hay que tirar, desechar, una forma que contiene otra forma, mejor dejémoslo aquí que nadie, ni yo, me entiendo, hoy me levanté falto de claridad, mejor duermo, es lo más que puedo hacer, tengo que escapar de esta inopia, no me queda otra manera de escapar que dormir, se me estropeó el circuito de la imaginación, sin querer esta mañana me he rasurado el único pelillo de imaginación que me quedaba vivo sobre mi calva perpetua, la imaginación se me ha ido a los pies, como se hielan las ideas, pongo las cuartillas y las plumas y la tinta verde sobre los pies, a ver si las letras aparecen y termino esto que debo escribir, que frío, qué frío, el vientre me hierve y las ideas se me congelan allá abajo en los pies, aquí dentro hace mucho calor, la cara me revienta de calor, he visto mucha televisión, para enterarme de lo que viene, a veces me entretiene, han visto al gordito ese hacer el ridículo los días sábado?
Mujer: Lo veo arreglarse el rostro luego de escuchar a esas dos peliagudas mujeres en el plató, la Pantoja y la otra Pantoja, es un verdadero clown.
Erudito: No me mire así, patoja, sí, si sé que pierdo el tiempo, pierdo irremediablemente el tiempo, quizá qué va a salir de todas estas briznas de sentido que tengo clavadas en la cabeza, en la calva perpetua de la que les hablé hace un rato, no deberían leerlo, cuando lo termine, no deberían leer nada, no vale la pena que sigan, no digo nada, me repito infinitamente, no me alcanzan las fuerzas para nada nuevo, estoy vacío y hueco como un globo, la cortisona me ha secado los sesos, qué sequía, qué desierto se extiende por todos lados, y rebalsa la cama, la habitación, la casa, los bofedales, la arena, la espuma y el mar, se les acabó el poeta, muchachos, se les acabó, no les queda más que arena, busquen en mis bolsillos, en mis zapatos, en mis orejas, en mis narices, en todo donde ustedes se atrevan a hurgar, no van a encontrar más que arena, el desierto que me arremete con pie firme, me he vuelto metal, yo que soy de lluvia, cuál es la manera de seguir escribiendo? de seguir viviendo? si escribo no voy resucitar muertos, ni voy a detener el gusano que tengo dentro, no sirve de nada, ejercicio inútil, nada, nada, mejor duermo, apaguen la luz, cierren los postigos, corran las cortinas, que me viene mejor la oscuridad, un poquillo nada más, si es mientras duermo, ah, y después te pediría un gran favor, pero sólo si puedes, que me acerques en el coche a San Antonio, quiero ver el puerto de nuevo, estoy cansado, muy cansado, muerto, el olor de San Antonio me revive.

Los mismos en San Antonio

Muchacha: pasaba ya más en cama que en pie, en el coche nos hacía bromas, estaba mejor informado que nosotros, nos hablaba de lo divertida que era la televisión, escuchaba radio, leía diarios, como bufón trágico, veía lo que se le venía encima.
Mujer: Cuando llegamos de San Antonio, a medianoche, todo estuvo claro, la televisión, ni la radio, ni los diarios, nada ya le parece divertido.
Erudito: Viene el oscuro.
Mujer: Tres o cuatro buses con gente armada se detienen frente al portón
Muchacha: Sus dolores se agravan, pide a gritos más cortisona, condena la huelga de Valparaíso,
Erudito: Manda a la mierda su proyecto de libro,
el gusano que tiene dentro da las últimas dentelladas
Mujer: Volamos de urgencia a la clínica, ya no ríe
Muchacha: Los putos milicos detienen la ambulancia
Mujer: Se nos muere, abre los ojos, pregunta, pregunta, no para, no para, aunque tenía los milicos ahí encima no para de hablar y de hablar.

Voz o delirio

Aparece un Neruda artefacto, con signos de orín en calva, manos, barriga y sexo, no es un cuerpo, más bien es una máquina, es la disección del cuerpo poético, donde los órganos hablan y exponen lo que el cuerpo quiere decir como cuando estaba reunido, el cuerpo y sus partes hablan. Mujer, muchacha mujer incomprensible y erudito calvo, dan vida a esta verdadera marioneta. Mujer, poeta y erudito en la revolución.

Mujer: La revolución o la cárcel
O el destierro o la muerte
Los que cumplen esas acciones de sangre
Son pagados,
Después de la matanza
Suelen prestar su pecho
Donde autoridades bisoñas
Clavan condecoraciones,
En las medallitas brillantes
Suele leerse, en grandes letras,
Sicarios de una política colonial,
Este país se hunde,
No como Valparaíso
Sino que se hunde para abajo
Vivimos una masacre,
Este país no es país
Es una ciudad
Es Madagascar, Túnez, Malasia, Madrid, Kuwait, Argelia
¿Dónde estamos? ¿Dónde estamos?
Oigo las botas sobre la arena
Invasores armados corren
Contra pueblos indefensos,
En los cuatro puntos cardinales
No importa de donde vengan
Todos los hombres son iguales
El mismo cuerpo
El mismo sexo
Los mismos gestos
Respiración
Jadeo e impulso
Cuando odian
Aman o mueren
Se ha desatado la lujuria del terror
Franceses, ingleses, norteamericanos
África, Sudamérica, Asia
Gobernantes despiadados,
Imperialistas despiadados,
Intereses despiadado,
Continentes despiadados
Cuánto tardan en llegar a su labor,
Seguro que ese tiempo no se los pagan,
Deben ganar poco
Menos de cincuenta centavos de dólar
Por doce horas de trabajo,
Por cadáver
Por muerte
Por homicidio
Son contados los que tienen un salario mejor
Dos dólares al día
Matan por la tragedia de un salario de mierda
Matan por la tragedia de una habitación y alimentación de mierda
Duermen hacinados, eso es seguro,
Turnan sus salidas
Cogen el arma y salen como bestias
El hambre, la habitación son sus mejores acicates
Las estadísticas llegan a la cifra de seis personas por cama,
Usan el sistema de la "cama caliente",
De cuchillo caliente,
De bala caliente,
De sangre caliente,
De sexo caliente,
Una cama
Un cuerpo, un sexo, una nariz, unos ojos
Que no se enfrían durante años enteros,
Oliendo la sangre de la víctima,
La alimentación,
Está por debajo de lo normal,
Cada hombre,
Consume dos mil calorías diarias menos de las que necesita,
Enferman y mueren
Mueren matando
Matan para frenar su propia muerte
La cifra llega a un porcentaje elevadísimo de muertos
Los que no se enferman mueren por accidentes
Se acoplan pensando en la víctima y en los dividendos de sangre
De día las mujeres
Llevan esposas en las muñecas
Los soldados antes de copular les hacen ir con la cabeza afeitada
Las mujeres suelen yacer con los soldados con la cabeza afeitada,
Luego de la cópula disparan sobre ellas,
Sobre la misma cama que ocuparán otros,
Niños y mujeres presencian el acto,
A los niños se les pone la pistola al pecho
Interrogan por sus padres,
Dónde están los terroristas
Dónde están los terroristas
Seguro, cuando los encuentren, llenarán trenes
Parecidos a los trenes de los nazis
Trenes repletos de familias y de obreros
A fin de expulsarlos en masa del territorio,
Estos trenes son cárceles
Por días enteros,
Los hombres, mujeres y niños son encerrados en esos trenes
Son mantenidos aislados y sin alimentación
Se han habilitado permanentemente
En esta guerra
Campos de concentración
El primero en la isla Santa María,
La población penal
Fue evacuada,
Hoy se albergan más detenidos políticos
Que los que los establecimientos pueden contener,
Centenares de presos sin cama ni habitación
Se amontonan en esta isla,
Un nuevo campo de concentración
se ha abierto en Pisagua,
En las ruinas de una población minera
Entre el desierto y el mar,
Alambrados de púas al estilo nazi
Rodean ese establecimiento
Situado en una de las regiones
Más sobrecogedoramente inhospitalarias
Del planeta,
Numerosos intelectuales
Y centenares de dirigentes obreros están allí encarcelados,
Cada día llegan nuevos contingentes de presos
Los cadáveres han aparecido entre los cerros
No hay posibilidad de investigar
No hay posibilidad de investigar
Las autoridades alegan en las Naciones Unidas
Con discursos conmovedores
En contra del genocidio
Se trata el crimen de genocidio
Sólo con palabras
El delegado de Chile
Es uno de los responsables
Dos campos de concentración
Esta historia
Es un documento vergonzoso,
De un triste demagogo
Transformado en verdugo
Publíquenlo en el diario nacional
En Caracas
En Santiago no lo permitirían
Poeta: Gentes semiprisioneras,
Acumuladas por aquí y allá,
Metidas en fortalezas,
Hacinadas, durmiendo en el suelo
Sobre la arena
Poetas que parten al exilio
Ya me lo veo venir
Ya me lo veo venir
El éxodo me va a romper el corazón,
No me sirve cruzar la frontera
Se termina la vida,
Todavía con restos de sus uniformes,
Soldados de la república
Llevan mi ataúd al cementerio de Collioure,
Allí traga tierra francesa aquel andaluz
Qué lejos sus campos de castilla
¿Dónde me voy a morir?
Que no me lleven a México,
En Isla Negra o en Márquez de la Plata
¿Dónde me voy a morir?
Que la crítica borre esta mierda,
Que no lo lea nadie,
Ni la antología,
Ni los dibujos de la chica pelirroja,
Ni sus garabatos,
Que quemen todo junto con los libros
En las plazas,
Dáselos a los milicos
Dáselos, ellos saben quemar libros, que no lo lea nadie, esto no vale el tiempo que tomáis en leerlo
No me crean, tengo cercanía con el idioma
Nada más, nada más
Yo sólo soy humilde coleccionista de enigmas
Nunca poeta
Erudito: Veo sus rostros gigantescos,
Bajo la vista y hacia abajo
Como en un túnel
Yacen los esqueletos
De los conquistadores
De los primeros matadores
Más arriba el subsuelo mineral,
Hay una raíz que revienta hacia arriba
Hacia arriba dioses y cosechas,
Hacia arriba espigas y esplendor,
Cuánto tiempo ha de pasar para
¿Que la tierra cubra nuevamente
Los cuerpos, la miseria, el dolor?
¿Cuánto tiempo?
Poeta: Después de muchos años aquí, me veréis, escribiendo en hora crepuscular, en mi casa frente a las olas del mar del sur con los huesos de los muertos vueltos espigas y esplendor dibujando signos sobre la hoja
Sentado a la mesa me veréis, con mi astrolabio mis instrumentos de navegación y mi Movy Dick bajo el brazo

Mujer y poeta en el comienzo del delirio

Mujer: Me senté frente a él de pronto levantó su cabeza de minotauro apenas abrió los ojos, nunca un muerto me había mirado con más cuidado no habla se sonríe con los ojos y las manos, habla con su cuerpo es imposible dejar de verlo desde todas partes se divisan su cabeza, sus manos y sus pies escribe con todo, con su cabeza, con sus manos, con su cuerpo, con violencia de soldado en la batalla, y lo ve todo. Con una penetrante mirada que no descansa, es un hombre ojo, puede estarse horas sin hablar, pero lo está mirando todo, nunca he visto una persona que mire tanto y tan bien
Poeta: Yo abrí los ojos al mundo
No puedo hacer otra cosa que ver
No sé qué decir,
Ni por dónde comenzar
Tengo el tiempo suficiente para comenzar
Sí, a menudo comienzo a leer disquisiciones
A hablar disquisiciones
Que nunca alcanzo a terminar
Pero ahora,
Yo me niego a hablar sin un orden
No, no, es por mi origen
El orden en el discurso
El frío y la lluvia obligan a línea
Yo me crié en el sur
Era niño vestido de negro
Me detuve niño en los márgenes del río Araucano
Allí oí mi sistema
Siempre vuelvo a él
Siempre he querido
Escribir un libro grande
Con versos que se puedan leer desde el cielo
Si quiero tendré que hacerlo como
Cuando buscaba un libro pequeño, formato
Yo picaba aquí y acá en los materiales
Si sé, no tengo remedio, bueno
Pertenezco a un pedazo de pobre
Que vive, juega y crece en un patio
Un niño muy vestido de negro
De corbata junto a mis tíos reunidos
Todos inmensos
Con guitarras y cuchillos
Veo que abren la garganta de un cordero
Sí, hace poco murió mi padre
Cuando vivía detrás de Notre Dame, junto al sena
Las barcas areneras, los remolcadores,
Los convoyes cargados pasan,
Frente a mi ventana
Lentos y oscuros
Como mi padre
Como la prosa de Melville
Como su Moby Dick
Pero de eso hace mucho tiempo ya


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