Dramaturgo / Juan Claudio Burgos  

 

 


Inútil deseo

de Juan Claudio Burgos

6 Señorito y Marinero

Un Señorito y las caricias sonámbulas de un marinero, cuerpos vencidos dentro de una cabina telefónica. Afuera una gran extensión de arena acrílica y un mar negro.

Señorito: Quiero café. Sólo café. No quiero dormir. Contigo ahora menos que nunca ¿Me puedes convidar con una taza de café?
Marinero: Conozco un lugar donde lo hacen. Es barato, muy barato. Un buen café al alcance de cualquier bolsillo.
Señorito: Puedo pagarlo. Podría ir yo mismo por él pero no quiero. Tienes que hacerlo. Ir por él. Estoy acostumbrado a que me sirvan. Te pago para que lo hagas. Debes hacerlo. Por todo lo que me has hecho me debes una taza de café.
Marinero: Exige demasiado. Casi no aguanto, casi no me tengo en pie. A veces quiero volver a mi patria pero no debo. Sólo pido un poco de tiempo y luego seguir hasta donde me alcancen las fuerzas
Señorito: El café no puede esperar
Marinero: Mis ojos y mi cabeza tampoco
Señorito: Deja la charla y ve por un café
Marinero: Mi cuerpo no puede esperar Estoy que me demuelo
Señorito: No puedo esperar. No puedo esperar un minuto más. Necesito un café servido a la mesa. No puedo más. Ve pronto y pídeme uno. Sabes cómo me gusta
Marinero:
Exige demasiado. Quiero cumplir con lo prometido. No tiene medida
Señorito: Puedo seguir las noches que hagan falta. Debo refrescar mi cuerpo y continuar. Un café ayuda. Seguro ayuda.
Marinero: Tengo el cuerpo cocido. Me puedo ir a nado hasta la isla más cercana y sólo por huir. Pero no quiero. Puedo escapar y meterme en una covacha y llegar donde mujeres y meterme bajo sus faldas. Pero no quiero.
Señorito: Un poco de sueño y café. Una pausa Luego todo va a ir mejor. El tiempo. Las lluvias. Tienes razón. El clima. Todo huele distinto. Muy distinto. Muy distinto Necesito una pausa.
Marinero: Es dueño del tiempo. Sólo juega. Yo no. Es mi trabajo. Debo ordenar el cuarto donde vivo. Todo me sirve para colocar dentro cosas y ordenar el cuarto donde vivo. Cualquier mueble. Lo que ya no ocupe. Todo me puede servir. Veo mi ropa tirada por toda mi cuarto. Necesito orden. Nada más orden. Sólo eso .Orden y un espacio donde colocar todo. Es poco. No tengo mucho Lo que llevo puesto y unas cuantas camisas y pantalones Zapatos. sólo lo que se ve. Nada más. El resto metido en un morral. La vida del mar es económica. El peligro y la muerte me obligan a llevar lo puesto. Nada más.

El marinero se aleja con el morral al hombro. El señorito queda en la cabina telefónica. Se escucha el silbido del marinero que se acerca a la playa. Se quita la camisa y los pantalones. Se da un chapuzón en el agua. El niño ve su cuerpo entre la espuma blanca y el agua negra del mar. El frío baja como una cortina y lo cubre con el mar y la muerte. El niño llora de frío por el hombre que ya no ve.


1 Alarido de Ángel | 2 La madre analfabeta | 3 Cabezas de Juan interludio de voces | 4 Tango y muerte imposibles | 5 Las Meninas o la metáfora | 7 Cocina de piedra | 8 Discurso del caudillo | 9 Trabalenguas de estrellas | 10 Señorito y Marinero en medio del mar | 11 Parte final o al tercer día | Versión de impresión

 

 


Desarrollado por Sisib, Universidad de Chile, 2006