Dramaturgo / Juan Claudio Burgos  

 

 


Sonámbula

de Juan Claudio Burgos

5 Friso de niños y Haendel sobre arena final

Casi vacío, sólo el soldado exhausto sobre el cuerpo de la mujer. Asoma la aurora.

Mujer: Me voy a enfriar,
No sea malito.
Quiero cobija para mis pies.
Cúbreme los pies.
Sí, mucho, mucho frío,
Porque entre otras cosas,
Estoy lejos de todo.
Soy viajera.
Vengo por un encargo
Estoy aquí y vengo por lo que se me perdió.
No, no tengo donde quedarme
Cargo mi guitarra y mis cantaritos de greda y mis arpilleras, en este saquito.
¿Me daría cobijo?
¿Me traería cobijo?
Necesito descansar los pies.
Meterlos en agua con sal.
Cubrirme con una frazada y dormir.

Pausa

Le pido cobija,
Algo,
Una frazada,
Una sábana,
Una sábana y una frazada,
Lo que sea,
Está haciendo frío,
Muchísimo frío
Y no tengo con qué cubrirme.
¿Me escucha?
No debo seguir así desnuda.
Me voy a enfriar.
Todo helado.
Todo seco.
¿No siente fresco?

Silencio, tiempo o un corte violento. Vacío, la mujer sola, el friso de los niños, música de Haendel, asoma la aurora.

Mujer: Suba a la barca y pídales con buenas palabras que dejen de hacerlo y vuelva.
Necesito hablar con alguien.
Vuelva para matar el tiempo.
¿Pongo algo de música?
¿Tiene algo con qué entretenerme esta noche?
Estoy aburrida de esperar, siempre esperar.
Nada, no hay nada.
Nada asoma sobre la línea, sólo aurora.
¿Y si le pidiera que me acompañara lo que queda de noche?
Duerma conmigo.
Lo sé, soy una perra, una perra, somos una sola jauría.
Los chicos sobre la cubierta, dándose de golpes, son también un poco perros.
Se pelean a mordiscos, ¿los ve, los ve?
Nada todavía, nada.
Se van sacando guiñapos de carne con los dientes.
¿Los escuchas? dan alaridos cuando uno arranca una lonja de carne a otro, están acostumbrados, lo hacen todas las noches, cuando cruzan el agua, mientras llueve, sobre la cubierta.
No saben más que golpearse unos a otros y morderse como verdaderos quiltros.
¿Las ves? se revuelcan en la cubierta.
¿Puede ir por ellos y buscar a mi hijo?
Usted es su salvador. No se atreve, le parecen animalillos y no quiere repasar sus lomitos hinchados y encontrarse con heridas verdaderas. No tiene orejas para escuchar, ni ojos para ver, ni manos para salvar. Me ha engañado todo el tiempo. Usted no es un apóstol. Es un simple hombre, cobarde y pequeño como todos.
No puede hacer nada para acabar la matanza. Es un hombre inútil, no me sirve en la cama, no me hace ver estrellas, ni recoge niños moribundos. Mejor váyase, váyase antes que lleguen los soldados y barran a punta de metralleta los cuerpos podridos de estos moribundos, váyase antes que barran a culatazos los tronquitos que todavía queden en pie. Los soldados son toros en celo, toros azules, que buscan vaciar su semen. Son hombres ciegos, no miran donde colocan su sexo. Estos niños van a terminar destrozados y perdidos como todo en este país. No es un apóstol, no saca nada con predicar, es arena en el desierto. Váyase, déjeme sola con mi niño, déjeme sola... déjeme...

Un suave ruido de mar y gemidos lúbricos a lo lejos. Un cielo en el que comienza a romper la aurora. Oscuro.

Jonás escribió esto durante los tres días y tres noches que estuvo en el vientre del gran pez.





Fin






1 Batalla de niños sobre cubierta | 2 Friso de niños sobre lienzo | 3 Quillas que rajan la arena | 4 Cabeza de muchacho enterrada en la arena o el sacrificio | Versión de impresión

 

 


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