Dramaturgo / Manuela Oyarzún Grau  

 

 


Tracey-Ridícula (Reloaded)

de Manuela Oyarzún Grau

Segundo acto

Tracey engañada...

(Atractiva sobre la escena, sentada, muda. A lo lejos pero ni tanto se escucha el primer aviso del timbre, Atractiva no se inmuta, se concentra, sobre la pared, colgados como trofeos de cacería, sobresalen las cabezas de los grandes del teatro, Kantor, Artaud, Brecht, Aristóteles, Margarita Xirgú... puede incluirse uno local. Por la puerta empiezan a entrar mágicamente plantas, sillones, mesa y sillas, luces, reflectores. Cada vez que suene el timbre el escenario cambia completamente y se abre la puerta. Entra Alfonso como si fuese un decorado más.)

Alfonso: ¿Por qué se dedicó al teatro y no a otra cosa?
Atractiva: ¿Por qué usted no se dedica a preguntarme otra cosa?
Alfonso: Perdón ¿Cómo define su teatro?
Atractiva: (Con mucha propiedad pero no se le entiende nada) bueno, primero que nada mi teatro pertenece al terreno de la creación intuitiva, es decir, yo me empapo de visiones, de recuerdos, de sensaciones y ambiciones por qué no decirlo, y al mismo tiempo las represento ¿Me sigue? bueno, la representación es un área delicada para mi, puesto que la confundo, la representación, como dice la palabra es una suerte de imagen simbólica que suplanta a mi imagen real onírica, quiero decir con esto que mi presencia, la que usted ve presente no es sino un instrumento de carne dispuesto a comprimirse en un sin fin de significados posibles, por tanto una madre, una hija, un alma en pena, una cualquiera, una infinidad de tipologías que pueda usted imaginar se originan en mi de una manera natural y... cómo decirlo... eee... fértil, si, fértil, evadiendo claro está, el riesgo y la posibilidad de volverme loca (Se ríe), o sea, quiero decir, que entiendo entre realidad y ficción obviamente, aunque por segundos, momentos ínfimos, creo estar presente ante un acto absolutamente teatral... como este... eee... quiero decir, a veces siento que he asistido a un verdadero acto que no me pertenece y en ese momento me doy cuenta y pienso... ¡Guau! que ha sido de mi vida en estos últimos segundos y así me vuelo sin saber... qué linda su corbata...
Alfonso: (Se sonríe) mmm. si.
Atractiva: (Continúa)... Parece que la gente no ha tenido buenas ideas para mí... Todo lo que me proponen es mediocre comparado con lo que he hecho antes, "el amor es más frío que la muerte", por eso he preferido mantenerme al margen. Pero ahora tengo el presentimiento de que este papel será apropiado para mí. Mi vida siempre ha sido así: cuando el deseo surge de una forma fuerte, le sigue la ocasión.
Alfonso: ¿Y cómo encarnará esta nueva obra, cómo se prepara?
Atractiva: No puedo decirle. Sólo puedo decirle que sí, preparo, pero en secreto.

(Se emociona solo de pensarlo)

Alfonso: (Ofrece un cigarro)
Atractiva: Que coincidencia, son los que fumo.
Alfonso: Yo también (Encienden uno)
Alfonso: ¿Qué espera usted del teatro en la vida?
Atractiva: Si uno pudiera vivir cada día como si se tratara del último, podría tener una vida fabulosa, pero a menudo uno se olvida de la muerte. Alguien, no recuerdo quien, dijo alguna vez, "en nuestro trabajo, igual si trabajamos en el teatro, que si escribimos, lo principal no es la gloria, ni el brillo, ni aquello con lo que se soñó, sino el arte de saber sufrir. Hay que saber llevar nuestra cruz y tener fe... yo tengo fe y ya no siento tanto dolor y cuando pienso en mi vocación, no le temo a la vida". Mi vocación es la vida, ni a la muerte le temo ahora. ¿Me comprende? Como el resto del mundo, vivo en una continua lucha contra el tiempo. Siempre con ese sentimiento absurdo de no tener más que segundos, ¿Usted no lo siente? No sintió que al preguntarme y yo no saber que responderle, perdíamos un segundo valioso destinado a otra cosa, hay tantas cosas que podríamos estar haciendo en este momento y sólo hablamos de ello...

(Se escucha el segundo timbre de aviso, Alfonso se sobresalta y va hacia la puerta)

Atractiva: No es nadie
Alfonso: Está segura
Atractiva: Es el aviso para prepararme. Nos queda poco tiempo.

(Al mismo tiempo vemos a Tracey en algún lugar esperando, aparece el Acomodador)

Acomodador: Señora, tiene que apagar el cigarro, acá no se puede fumar
Tracey: ¿Y dónde se puede?
Acomodador: en el baño.
Tracey: ¿Y me podría decir donde está el baño de señoritas?
Acomodador: Para allá
Tracey: Ya... (No se mueve)
Acomodador: Perdón ¿Tiene algún problema?
Tracey: No nada, realmente nada, estoy bien, es que estoy como sofocada, y de sólo pensar en moverme me da un calor, para allá me dijo, ah oiga, ¿A qué hora empieza la... ay como me dijo Alfonso que se llamaba...?
Acomodador: La obra, Tracey ridícula
Tracey: (Sorprendida) ¿No le puedo creer? Sabe que yo me llamo así, quiero decir mi nombre, ese es mi nombre en la vida real...
Acomodador: ¿Qué tiene otra vida?
Tracey: Mi otra vida es puro sueño, mi vida en el arte.
Acomodador: en 5 minutos...quiero decir, en 5 minutos comienza la obra. Si quiere le guardo un puesto para que pueda ir tranquila al baño.
Tracey: ¿Lo haría? Qué amable
Acomodador: Es mi trabajo, por unas monedas llevo a los espectadores al lugar exacto que han reservado para ser público de las historias más fantásticas y reales que cuenta esta sala de teatro. Puedo llevarla tan cerca como tan lejos, si elige la primera fila verá el sudor de los cuerpos golpeándose en las cortinas, si elige el fondo de la sala, la última o penúltima fila puede tocar la mano de otro asistente y hacer algo íntimo... puede tener experiencias... puede experimentar un peligro semejante a la escena.
Tracey: Qué bonito todo lo que habla... me encandila con sus palabras... ¿Es el dramaturgo de la obra?
Acomodador: No, soy el acomodador, se encandila por la linterna ¿Qué puesto le guardo?
Tracey: No sé, no sé.
Acomodador: Dígame una letra y un número.
Tracey: (muda)
Acomodador: Tome. (Le pasa un pañuelo). No se preocupe. Se puede sentar al último, yo le guardo un puesto, ahí nos vemos.
Tracey: ¿qué habrá querido decir? ¿Para dónde era el baño? No me puedo mover... me recorre un frío por la espalda... me recorre... lo siento... me siento mal... me recorre algo helado... me siento con frío... tengo frío y no tengo abrigo... ¿Qué hago? ¿Dónde estará mi Alfonso? La entrevista... si... eso dijo... ¿Para dónde será? ¿Para allá? ¿O para allá? (De pronto sale una mano de algún lugar extraño, el brazo de el Tatuador que le indica hacia dónde son los camarines donde se encuentra Alfonso) Hacia allá... muchas gracias... (comienza su camino y se detiene percatándose y al darse vuelta el brazo ya no está) él me habló de un dolor en la espalda... el me dijo algo que no recuerdo muy bien... algo de un dolor... que parece mayor al hacer cicatriz... porque lo que se ve parece ser más de lo que se siente... (Camina y se da vuelta) ¿O era al revés?...

(Se va. En otro lugar, en el camarín Atractiva y Alfonso han tomado más confianza hablan como si su conversación fuera realmente interesante)

Atractiva: Es difícil su pregunta. Realmente difícil... (Se calla)
Alfonso: Tiene expectativas, es usted una mujer atractiva, es hermosa, inteligente, apasionada, su pelo es largo, tupido como un bosque, y rubio, como el de una artista excepcional... Usted no es feliz.
Atractiva: Qué quiere que le diga... (Llora) Si yo le dijera abráceme, que haría usted.
Alfonso: Le diría que hay demasiada gente que puede ver ese abrazo y eso sería comprometedor
Atractiva: Y si yo le pidiera en algún momento, cuando la gente se haya ido, que ya puede usted abrazarme sin miedo, porque por fin estamos solos y que no necesito estar a solas.
Alfonso: Le diría tal vez que puede entrar su marido por la puerta y nos puede encontrar abrazados.
Atractiva: Y si yo le dijera que no tengo marido
Alfonso: podría ser una mentira.
Atractiva: Pero y si fuera posible que usted creyera esa mentira
Alfonso: Entonces podría ser que nos besáramos apasionadamente
Atractiva: No se lo aseguro, pero de que podría pasar, podría.
Alfonso: ¿Podría?
Atractiva: Claro que podría.
Alfonso: Entonces podría acercarme a usted y abrazarla con más emoción que en el principio.
Atractiva: Podría
Alfonso: Y si ensayáramos la posibilidad de que pudiendo abrazarnos no entrase su marido ¿Podría?
Atractiva: Podría... ser peligroso.
Alfonso: ¿podríamos ensayar que nos abrazamos o podríamos abrazarnos?
Atractiva: Cual es la diferencia.
Alfonso: Cuando usted ensaya, imagina o actúa.
Atractiva: ¿Cuál es la diferencia? No se olvide, que le muestro el lugar delicado y frágil que es el instante de teatro. Somos nosotros ahora, los dueños del lenguaje.
Alfonso: ¿Me habla usted de vanguardismo?
Atractiva: No es vanguardismo, es la forma que tiene su aliento

(Alfonso concluye para su artículo escribiendo en off, mientras todo pasa entre ellos dos)

Este no es el espectáculo. Este no es el show. Esta no es la música. Estos no son los vestuarios. Estos no son los personajes. Los actores se sienten atrapados. Estas son las luces, bajen las luces, apáguenlas. Esto es lo que no se puede ver. Esta es la escena cortada. Este es el show. Este es el hecho. Este es el espectáculo.

Alfonso: ¿Qué prefieres tú?
Atractiva: Que suceda
Alfonso: ¿Qué?
Atractiva: ... el espectáculo...
Alfonso: Hagámoslo.
Atractiva: Tenemos tiempo... y espacio...
Alfonso: Sólo hemos pedido un abrazo, un abrazo entre mil palabras que hemos dicho, ¿Qué delito pueden cometer esas palabras que nadie recordará?
Atractiva: Estamos cada vez más cerca.
Alfonso: ¿De qué?
Atractiva: De lo real
Alfonso: ¿Entonces?
Atractiva: Abrázame.... ya somos infieles cochinos adúlteros e ilegales.
Alfonso: ¿Así?
Atractiva: Alguien como tu podría hacerme mucho bien
Alfonso: ¿Alguien?
Atractiva: ¿Cuánto tiempo ha pasado desde la primera vez que estuvimos juntos que ya no me acuerdo ni de tu nombre?
Alfonso: Al... alguien sin nombre.
Atractiva: ¿Alguien sin nombre...? Entiendo, es mejor no saber.
Alfonso: Para ahorrar un poco de tiempo.

(Se escucha el tercer y último timbre, en ese instante entra Agustín y el acomodador.)

Agustín: Disculpen ¿Qué escena es esta?
Atractiva: Nada, sólo me ayuda a ensayar Agustín... Agustín... No dejes que entren los tramoyas ni los técnicos... Yo soy una actriz y merezco mínimo respeto... No quiero ver a nadie, nadie tiene por qué saber cómo me preparo y me concentro, ¿Estamos? Nadie... Agustín, tú no tenías que entrar, ¿Por qué siempre me rompes la mística? Siempre asesinándome el personaje que tanto me ha costado prepararlo... frente al espejo... a cada rato... te he dicho que no me gusta que nadie me vea antes con mi vestuario puesto, no ves que da mala suerte... Salgan, salgan de aquí, ahora necesito estar sola...
Alfonso: Señor, perdón usted debe ser el esposo de Atractiva...
Agustín: Si, pero también dirijo, ¿O acaso no podría hacerlo? Ese es el problema que usted no tiene ojos más que para ella, no es capaz de ver el contenido y sólo puede gastar palabras en la forma. Forma que por lo demás no tiene ninguna estética, su corbata por ejemplo, no combina en absoluto con su traje, es lo más horrendo que he visto hoy ¿No escuchó los timbres? Afuera la gente espera y a mi se me secan las flores en la mano mientras espero que terminen su actuación aquí adentro. Tengo aquí, grabadas, las estupideces que ha escrito ¿Y sabe qué? No me las puedo sacar de la mente, día y noche con sus palabras. Hasta hoy sólo escuchaba la mía ¿Sabe que decía? Que si algún día me lo topaba...
Atractiva: ¡Agustín, cállate!

(Agustín saca su arma y dispara)

Alfonso: ¿Y eso? ¿Qué fue?
Agustín: Los aplausos, "que abran las jaulas..."

(Alfonso cae al piso)


Introducción | Primer acto | Tercer acto | Versión de impresión

 

 


Desarrollado por Sisib, Universidad de Chile, 2006