Dramaturgo / Manuela Oyarzún Grau  

 

 


Tracey-Ridícula (Reloaded)

de Manuela Oyarzún Grau

Primer acto

Tracey intrépida...

El local dividido en dos, una galería que es una sala de espera con más gente, y la otra parte el "consultorio" o lugar donde harán los tatuajes. El tatuador nunca se ve, sólo vemos partes tatuadas de él.

Tracey: (desde la vitrina) Uy, pero si eres como una obra de arte, que impresionante... parece que no fuera cierto... ¿a ver?... Mis ojos ya empezaron a ver, yo no soy tonta, salgo de mi casa y ya el mundo se me presenta de otra manera. Viéndote, me siento capaz de cualquier cosa, no sé de qué, pero si sé que necesito un cambio drástico, como el tuyo... ay no puedo dejar de mirarte, de esto tengo que acordarme... me llego a marear con tanta raya...
Tatuador: Tatuajes, princesa.
Tracey: Ah... ya sé, eso duele.
Tatuador: Ven, no pienses en el dolor. Faltan personas que digan que no les duele nada.
Tracey: ¿no necesitas gente que te ayude, o sabes de algún trabajo que necesiten?
Tatuador: Por ahora no, pero si sé seguro te aviso.
Tracey: Necesito encontrar trabajo.
Tatuador: Ok, ¿Y? ¿Te atreves? La mayoría se queja, pero depende mucho de la resistencia de cada uno, y de la voluntad. Tienes razón, un tatuaje duele, y lo digo personalmente, (saca un brazo completamente tatuado) Toca, ven, ven, sin miedo, apriétalo, este dragón no muerde, este fuego no quema, más, más, vas a ver que no se mueve ni se borra... ¿ves? (la pincha) ¿te dolió? Ah, claro que no... Tengo manos de ángel.
Tracey: quiero sentir ese dolor porque yo busco emociones.
Tatuador: no me digas, ¿emociones? Ya, ya te entiendo, cosas nuevas... ya, vamos a ver que se puede hacer... Tienes las cosas claras... entonces debes saber donde quieres la marca.
Tracey: ¿Puede ser en cualquier parte del cuerpo...?
Tatuador: El dolor, según la parte, aumenta o disminuye, mi reina.
Tracey: (se saca la polera) En la espalda. Unas palabras.
Tatuador: ¿cuáles?
Tracey: "soy lo que quieras"
Tatuador: A ver guapa, siéntate que te voy a anestesiar un poco para que no te duela tanto.
Tracey: No gracias, prefiero saber cómo es ese sentimiento. Estoy en sus manos.
Tatuador: Trata de pensar en otra cosa mientras hiera

(El Tatuador comienza, Tracey se aguanta y habla y habla entre dientes)

Tracey: Pienso... que de ahora... en... adelante... mi vida... va a ser mejor... seguro... que mi cuerpo... va... a cambiar... y entonces... voy... a sentirme... distinta... mas radical... que mis... brazos... extendidos... se abrirán... y que... ya... no colgarán... al costado... de mi... tronco... que... dejaré... de ser un árbol... que no se mueve... y mis pies... despegarán... desde la tierra... voy... a arreglar... las cosas... por... mi propia... cuenta... esto es así... voy... a terminar... con esto... de raíz... arrancarme... ¿terminaste?
Tatuador: (hundiendo la aguja en su espalda, sangrando abundantemente) eres delgadita...
Tracey: Me gustaría verme más flaca para ser más interesante, que todos se imaginen que sufro más, que soy oscura en mi pensamiento, ¿Tú crees que me debería teñir el pelo negro?
Tatuador: ¿y tus padres?
Tracey: ¿Pero tú encuentras que mi color me quita la edad?
Tatuador: ¿Qué haces el fin de semana? (corre más sangre)
Tracey: Veo películas. Eso es justamente lo que no quiero, a ver ¿Cuánto aparento?
Tatuador: Unos 20, 21... ¿Te gustan?
Tracey: Nunca he sabido por qué, pero esas son las únicas cosas que me hacen llorar, sueño despierta, sueño que soy la protagonista, que soy amada por un héroe buenmozo, y en ese sueño tengo un viaje... y vivo el presente, y lo que quiero... quiero... uf... ¿20? No pues, ay, no me pinches si duele... (Se desmaya al ver la sangre real)

(El Tatuador la toca y le roba la billetera, cuenta la plata)


Tracey principiante...

Alfonso: (ayudándola) Me llamo Alfonso ¿Cómo te puedo llamar?
Tracey: (desde el suelo) Tracey...
Alfonso: Ah, ¿Es tu nombre verdadero o es el nombre de una artista?
Tracey: (adormecida aún) Seré una artista muy luego. Y ahí me cambiaré el nombre.
Alfonso: ¿Cuál te gustaría?
Tracey: No sé. Un nombre simple para que todo el mundo se acuerde, pero con un apellido complicado. No sé... como... Farrow... Me gusta tu corbata.
Alfonso: Si, es muy fina, ¿Viste la marca?
Tracey: Mi padre nunca ocupó corbata, en realidad nunca se vistió tan elegante, Nunca me entendió, y yo no supe nunca de qué me hablaba.
Alfonso: (Se ríe) puedes hablar conmigo lo que quieras...
Tracey: ¿Hablar? ¿De qué?
Alfonso: (Se ríe) si, tengo harto tema.
Tracey: ¿En serio?
Alfonso: Sí, yo pertenezco "al ambiente" ¿me entiendes? Ya, lo confieso, no exactamente al ambiente pero siempre fue mi sueño, ¿comprendes? Soy el que escribe en este diario.
Tracey: ¿Del diario?
Alfonso: Shiiit, (Baja el volumen) Ese es mi oficio, ver cosas, cosas buenas, cosas malas, bonitas, feas. De tanto y de todo. Eso.
Tracey: ¿Y porqué te vistes así?
Alfonso: Porque me siento amenazado, no quiero que me reconozcan... me odian
Tracey: ¿Te odian? Pero porqué tendrían que odiarte...
Alfonso: Qué tiene de raro, tu eliges algo, hablas de alguien, ¿sabes lo que significa eso? (Ella niega con la cabeza). Tu tienes que saber, hay que saber...
Tracey: Del diario...
Alfonso: Un día tal vez debas leer lo que se ha dicho de ti, y te guste o no, así es la cosa, es una profesión de putas... es delicado, es difícil, te gusta el cuento o no te gusta.
Tracey: ¿Cómo qué cuentos?
Alfonso: Hay muchos.
Tracey: Cuéntame uno...
Alfonso: Ah! Si... eh... ah... ahora no recuerdo ninguno, pero si me das más tiempo te contaré muchos, nos podremos encontrar de nuevo y te contaré más que cuentos, te lo contaré todo, todo lo que sé, te llevaré, te haré una artista, tengo contactos, yo puedo hacerlo...te veo y estás pintada.
Tracey: ¡Pero si ese es mi sueño! (Se entusiasma con tanta promesa)
Alfonso: ¿Tu sueño? Ten cuidado con eso, los sueños, sueños son como decía De La Barca.
Tracey: ¡Buena! esa mi pasión.
Alfonso: ¿tu pasión? Ojo con eso, la pasión fundamental es el miedo, dijo Thomas Hobbes. Yo me paso todo el tiempo con sentimientos encontrados, pero no, no sé, como explicar lo que siento, me nace de aquí... tengo...
Tracey: Hambre.
Alfonso: Hambre, si, mucha, tengo hambre, eso, ¿No te gustaría comer a ti un... como se llaman... uno de estos pastelitos dulces hechos en casa? Ay, lo tengo en la punta de la lengua... son blanditos...
Tracey: ¡empolvados!
Alfonso: ¡Sí! ¿Como me entendiste...?
Tracey: No sé, estamos conectados...
Alfonso: O tenemos los mismos gustos...

(Pausa, cambia el tiempo, de otoño-invierno a verano y hace calor)

Alfonso: Te quiero.
Tracey: Si.
Alfonso: Eres mía.
Tracey: Soy lo que quieras.
Alfonso: ¿Tracey?
Tracey: ¿Alfonso?
Alfonso: Quiero decirte Mía para siempre.
Tracey: Claro, si soy mayor de edad, así que me puedo cambiar el nombre si quiero, puedo besarte si quiero... puedo tocarte si quiero... puedo abrazarte y compensarte... perdón... no quise hacer eso...
Alfonso: ¿Por qué?
Tracey: Es que... no sé... te encuentro tan grande
Alfonso: Estás nerviosa
Tracey: No...
Alfonso: ¿Te enseño?
Tracey: No. Aprendo sola. (Tracey audaz)

(Un panel dibujado con hoyos en las caras, con dibujos de posturas del kamasutra, ellos ponen sus caras de goce)

El set de la ciudad

En un living que parece set de televisión. Agustín es un director. A su lado Atractiva, su mujer, que ensaya los textos de la obra que deberá representar, ella es la gran intérprete. Y ahí, en una esquina observándolo todo, está el acomodador, Silvio, que hace de ayudante. Este ser de la oscuridad, algo parecido a un drácula, podría ser comparado con la estatura y el porte de Silvio Meyer, actual director de escena del Teatro Nacional.

Agustín: Acá empezaremos y acá terminaremos. ¡Luz! ¡Luz! (Director ordenando la escena para empezar). Concentración, prevenidos, acción.

(Va repitiendo los textos en silencio, su teatro es casi más que la actuación de ella)

Agustín: Te demoras mucho... (Ella avanza y se tropieza con la alfombra)
Atractiva: Señor, mire la alfombra. Mire como está.
Agustín: Si fueras menos gorda no caminarías como gorila y entonces no arrastrarías los pies y por lo tanto no habrías roto esa alfombra. Esa alfombra ha estado 50 años en el mismo lugar y no creo que sea una coincidencia que desde que llegaste se ha estado destiñendo... y además siempre pasas por el mismo lugar no podrías variar, pasar por el costado y no siempre exactamente por el mismo lugar, no te aburres, ¡no te aburre que constantemente esa alfombra amanezca todos los días más fea, como tú que cada día amaneces más gorda, porque no paras de comer, te vas a morir de un ataque al hígado y yo no te voy a llevar a un hospital porque vas a pesar tanto que será imposible sacarte de la cama. Mujer por dios, por la chita, por qué no te cuidas, por qué no te cansas de comer porquerías.
Atractiva: (a punto de llorar) perdón, pero así yo no puedo continuar, no voy a seguir aceptando gritos ni insultos en los ensayos porque me pongo muy sensible con los estrenos y necesito estar concentrada.
Agustín: Por favor Atractiva, tercera vez, estoy actuando, "actuando", no soy yo, yo no te estoy gritando, es "el personaje", es que ya no sé cómo ayudarte con estos textos, siempre te confundes, nunca más, nunca más, lo prometo, es nuestro último trabajo. Y continúa por favor continúa y no pares.
Atractiva: Nunca dijiste que iba a tener que ponerme ese vestuario...
Agustín: No hay "una" acotación que diga lo contrario.
Atractiva: Sí, pero cuál es el fundamento, Agustín, no tienes, ves, dónde está el plan de trabajo, te pasas poniendo caritas y criticando, y yo lo paso mal, yo veo como te entretiene eso, pero, no, a ver, cambia la cara Agustín que yo no sigo ¡Qué quieres que haga!
Agustín: ¡Hablar mujer! ¡Hablar! ¡Pero los textos! ¡Estos textos!
Atractiva: Es que no te entiendo.
Agustín: Me vas a volver loco. Siempre haciéndome más difícil la vida.
Atractiva: Si quieres actúa tú entonces, porque para mí la vida, mi vida, es el arte. Y si no soportas la libertad de creación, hazlo tú, a ver, a ver como te sale. Sigamos por favor que Agustín ahora va actuar, tenemos que preparar el reemplazo. Vas a tener que ponerte unas tetas falsas si, porque así, así, nadie te cree.
Agustín: Cortémosla por favor...
Atractiva: Tú eres el que me está haciendo perder el tiempo, ridículo, tengo que ir a prepararme el plato del almuerzo antes de ir al teatro. Sigamos, "Señor, tome su desayuno".
Agustín: (Agustín revisa el diario, haciendo callar a Atractiva) shiiit, oye, este comentarista de segunda categoría, qué se cree, no tiene idea cuáles son las nuevas formas, los nuevos talentos, cómo se le ocurre escribir este rasquerío cuando ni siquiera sabe de la verdadera esencia que tenía la escena, ni siquiera se acercó a hacerme una entrevista, a leerse el texto ni a conversarme de la propuesta, mira, y sólo habla bien de ti, bella y sublime, la actriz se desplaza con una elegancia incomparable, potente es su voz y lleva la emoción hasta el punto de hacernos llorar.
Atractiva: Qué dulce...
Agustín: Si supiera que ese día te comiste una escena completa, qué tipo de crítica es esa, que ganas de topármelo un día y matarlo. Es que no se puede tolerar comentarios como ese, ignorancia pura, cualquiera sabe que detrás de una gran actriz que se destaca como lo hizo ella, debe haber un gran director como lo fui yo en esta obra, sólo un director puede hacer relucir esta actuación y ese director he sido yo. Eso debería haber escrito.

(Atractiva descansa jugando con un espejito de cartera)

Atractiva: ¿Sigamos pasando texto? Me cuesta tanto aprendérmelo.
Agustín: (Empieza, se ve que esto le entretiene mucho más a Agustín que a ella) "Oye, te has fijado lo gorda que estás. Es impresionante, mujer, te vas a reventar. Mira como tienes la alfombra."
Atractiva: "Pero si ese es el gato"
Agustín: No, no, no Luz. Hoy mismo te tropezaste cuando traías el desayuno, venías como un gorila, apenas, arrastrando los pies, si ya no tienes fuerzas para sostener la bandeja te las gastas en comer. Y comes tanto que...
Atractiva: Sabes Agustín, es que... no me está gustando el texto, lo encuentro feo, ordinario y frívolo ¿podríamos cambiarlo? Pensaba que sería mejor poner un texto ahí, de Joan Anouille, mira, estuve mirando...
Agustín: Sigue, sigue, sigue, va bien, va bien... tienes que tener más confianza en el texto, lo importante está en el desarrollo, no en cada cosa que tú dices, egocéntrica...
Atractiva: No es egocentrismo Agustín, me ofendes, es que por qué dice esas cosas. No entiendo la escena. No entiendo de qué habla. Son sólo ideas sueltas, la situación Agustín, cual es la situación.
Agustín: Sigue por favor o terminamos ahora...
Atractiva: (mirándolo fijamente) ¿Usted pidió algo?

(Pausa, Atractiva se queda esperando el pie, el pie del Acomodador, encargado siempre de decir los textos de aquellos personajes pequeños)

Atractiva: Agustín, ¿por qué le pides ayuda a este imbécil?, Agustín no, así no se puede, este ensayo es un fracaso. Después de la escena de maltrato tú tienes que decirme, dime solamente café, ca-fé. ¿Muy difícil, cuesta? Café para que me des esa huevá que andai trayendo en la mano por la conchesumadre...
Acomodador: perdón Señora, "café, gracias, ca-fé"
Atractiva: Por favor... (Ademanes e indicaciones del director de seguir la escena. Ella es muy peleadora, siempre pasa)... "¿dígame, como se lo traigo?"
Acomodador: "Negro, bien negro." (Lo hace muy mal y eso a ella le da más rabia)
Atractiva: (a Agustín) Sigue mijito por favor...
Agustín: "¿Es la primera vez que usted viene por aquí?
Acomodador: "Si, me vine caminando, así puedo conocer el camino, yo me mantengo bien. ¿Qué hora es?"
Atractiva: (le da la hora real) Oh! Me tengo que ir, tengo un compromiso.
Agustín: ¿Para dónde vas?
Atractiva: A una entrevista, es un compromiso, no puedo romperlo. (Sale)

(Agustín y el Acomodador se quedan solos, Agustín saca su escopeta y la desarma, se propone limpiarla para cumplir con su hobby mayor, el de la cacería.)

Agustín: tú que crees... Matar. (Sale)
Acomodador: (Helado) Me va a disculpar pero eso me parece obsceno... (De un sobresalto) Tengo que ponerle pilas nuevas a esta linterna... es que me pongo muy nervioso con los estrenos.
(Sale).

Tracey malhumorada...

Tracey ha madurado. Está sola en su casa de clase media que se reduce a un estante lleno de videos vhs. Ve cómo la vida se le pasó encima como una rueda de camión, ella fuma pero con carisma, ella fuma pero con ardor, como postulando a algo que la llevará a ser la gran estrella, que cuando joven soñaba ser cuando vieja. Entrando por la puerta Alfonso.

Alfonso: Fumaste
Tracey: No
Alfonso: A ver, tírame el tufo.
Tracey: No, Alfonso.
Alfonso: (la besa) Dónde está mi cajetilla. También la sacaste y te la fumaste. Cuantas veces te tengo que decir que no me gusta que toquen mis cigarros.
Tracey: Alfonso, pero si tu no fumas.
Alfonso: Pero me sirven para ofrecer, imagínate que en una entrevista me piden y yo no tengo. Tú no comprendes, no puedes comprender.
Tracey: Me aburro Alfonso. Me aburro demasiado aquí, no hay nada que hacer en esta casa, lo único que puedo hacer es fumar para contar las colillas después. En eso me entretengo...
Alfonso: ¿por qué mejor no hablamos de otra cosa?
Tracey: Hazlo.
Alfonso: Qué hago
Tracey: Lo que tengas que hacer
Alfonso: Hay mucho que hacer en esta casa... no me esperes temprano...
Tracey: Espera Alfonso...
Alfonso: Voy saliendo
Tracey: ¿A dónde vas?
Alfonso: Al teatro

(Con profundo dolor, me doy cuenta que es lo más cerca que la pude poner a ella de las tablas, más cerca que las tablas que construyeron su casa, Mía ahora, con profundo dolor y rabia)

Tracey: No es cierto. ¿Por qué llevas puesta esa corbata? Esa corbata es mía, llevaba mi nombre el día que nos conocimos.
Alfonso: Esta corbata es nueva Mía. Es un estreno.
Tracey: Y tiene que ser hoy. ¿Qué vas a ver?
Alfonso: Un drama
Tracey: ¿cuál?
Alfonso: No lo conoces
Tracey: Y como sabes, puede que lo haya leído en un diario, en las noticias, o por último en la cartelera de ayer, tú crees que porque no salgo no sé como son las calamidades y las historias macabras por las que tiene que pasar esa gente, si no supiera cómo son, no estaría viviendo en esta casa, sería uno de los actores que las representan. Tú crees que yo soy una enferma complicada con la fecha puesta esperando en la última fila. No fíjate, en los diarios, en la radio, en la tele, sobre todo en las películas, yo veo todo lo que pasa y estoy bien enterada te diré.
Alfonso: No lo entenderías Mía, este es un tipo de teatro muy moderno.
Tracey: ¿Tú crees que el teatro es muy moderno? No has visto las películas, las que traen de afuera, el cine, la industria, esas sí que traen renovación, esas sí que son historias de verdad, con sentimiento, con efectos especiales, aventureras, modernas como ninguna cosa que yo haya visto.
Alfonso: No hablo de esa modernidad, hablo de las nuevas formas Mía, de las nuevas formas...
Tracey: Oye, ¿Y para qué vas, si ya tienes resuelta tu crítica? "nuevas formas", tanto que la defiendes si después la destrozas...
Alfonso: No es lo mismo. Tengo que entenderla.
Tracey: Sí es lo mismo. El teatro es muy caro y no tenemos plata para eso.
Alfonso: Me conseguí entradas. ¿Quieres venir conmigo?
Tracey: No sé.
Alfonso: Entonces chao
Tracey: ... Espera, ¿Cómo te las conseguiste?
Alfonso: Las canjeé en la entrada, tú sabes que tengo derecho a ver las obras para después poner mi columna en la revista.
Tracey: ¿tu columna?
Alfonso: ¡Los artículos, Mía, los artículos!
Tracey: ¿Qué te dijeron?
Alfonso: Que podía ir con alguien
Tracey: ¿Y con quien vas a ir?
Alfonso: Solo, si tú no quieres voy a ir igual.
Tracey: Espera, es que... no tengo vestidos para caminar por la calle... sin mostrar la basta que... les queda ridícula... por las hilachas que les cuelgan.
Alfonso: Qué importa, somos así, es la realidad.
Tracey: Pero tú tienes zapatos y corbata nueva, yo no. Nunca me compras.
Alfonso: Tú no sales nunca de la casa.
Tracey: Porque no me dejas. Y yo te he planchado toda la vida.
Alfonso: ¿Debería ser mi papel acaso?
Tracey: No, pero el mío tampoco.
Alfonso: Claro que no, tú eres mi heroína cotidiana. (La abraza)
Tracey: Dime cuando me has llevado a alguna parte.
Alfonso: bueno, bueno. Terminemos con este cuento ¿Vienes o no?
Tracey: No sé...
Alfonso: Faltan 15 minutos

(Tracey prende un cigarro)

Alfonso: Apaga ese cigarro. Sabes que cada cigarro que fumas te quita 5 minutos de vida. Si estamos atrasados...
Tracey: Alfonso quizás no te has dado cuenta, pero en esta casa vives con un cadáver, encerrado, en tu propia casa, Alfonso no tienes miedo...
Alfonso: Yo nunca he sentido miedo...
Tracey: Alfonso... Dime la verdad ¿De dónde sacaste esa corbata?

(Pausa)

Tracey: Qué suerte Alfonso, tú lo tienes todo, me tienes a mi, a tus corbatas... (Lo toma por la corbata)
Alfonso: Suéltame, suéltame, no toques mis corbatas... (Salen apurados)



 

Tracey amateur...

(En el fualle)

Alfonso: Tú espérame aquí que quedé de hacer una entrevista antes de la obra.
Tracey: ¿Y cómo entro?
Alfonso: Espérame, si vuelvo al tiro
Tracey: ¿Y si no vuelves?
Alfonso: Voy a volver Mía.
Tracey: promételo
Alfonso: Es una promesa, por qué te pones así.
Tracey: Estamos en un teatro, aquí puede pasar cualquier cosa, yo he oído las historias que se cuentan, son preciosas, pero a veces son terribles historias, he oído que se han quemado teatros con la gente adentro, que asaltaron una vez uno de ellos y mataron a hombres, mujeres, y niños, con razón... ¡Ay! Qué sé yo, que razón si inventan cualquier cosa en los teatros, sé que mezclan la política con el teatro y eso me provoca desconfianza Alfonso, tú sabes, que tiene que ver una cosa con la otra, yo sé que es importante pero nunca tanto, además he oído que los actores se enamoran en sus escenas y que los besos pueden ser hechos con mucha verdad y eso me da asco. Cómo se puede confundir la realidad con el teatro. No me dejes sola, tengo el alma en un hilo, este lugar me da mucho miedo, mira las paredes son tan altas, y los colores no me gustan, todo se ve tan anticuado y todo parece de mentira, ay ya no me aguanto, si me quedo parada acá me voy a hacer, y no quiero pasar vergüenza, y no tengo mas vestidos para cambiarme, están llenos de hilachas y yo Alfonso, tengo el alma en un hilo, quédate acá.
Alfonso: Tienes que aprender a fingir.
Tracey: Si, pero tú dijiste que la pasión era el miedo
Alfonso: Haz lo que quieras, pero no vuelvas a hablar así, tanto histrionismo y tan poco artista.
Tracey: Alfonso, si pudieras entender, yo voy a perder la razón pensando ser actriz toda la vida, ser una real artista, ya me leí todos los libros posibles que me enseñaban el arte de la actuación y nada comprendí en las mil páginas que me mostraban. Tú me aconsejaste y me decidí a buscar en las novelas, en los cuentos, desde el más antiguo hasta el más reciente, y nada, nada me decían las publicaciones de los más notables escritores. Hasta que llegué a las películas... Las películas, ellas sí me han alargado la vida Alfonso, la vida que es una desgracia. En ellas puedo ver lo que no existe, lo que no es, en ellas puedo conocer el mundo y saber cómo se celebran las otras fiestas. Yo quiero una historia como esas, cruzar el mar, ser engañada, después la guerra, matar los hijos, y volver volando a mí casa. Quiero poder decir que vivo de mi vocación, pero no he saboreado la duda ni el temor de morir por algo que deseo con locura, quiero hacer huelga por si me falta trabajo, pero trabajo todo el día, a jornada completa, y no sé en que consiste mi oficio, he barrido más basura que todas mis codicias juntas. El arte de representar es sólo para unos cuantos, y yo actúo en la vida con tanta fe, sí, yo creo y creo que algún día podré tener mis propios diálogos y algún monólogo, pero me canso. Hasta rezo porque llegue el día en que Dios me distinga y me saque de este infierno. Estoy cansada de ser un perro que ladra hacia lo alto para ladrar las quimeras y sólo tragar las lágrimas que caen al suelo, indicándome que lo que viene de la tierra vuelve a la tierra. Eso. Tengo miedo, mucho miedo.
Alfonso: No me vengas a hacer teatro. Esto es Teatro. No quieras que me de pena...Yo te adoro y no quiero hacerte daño. Yo quisiera comprarte abrigos pero no se puede, quisiera tapizarte los muebles y no se puede, quiero darte lo que tu quieres y nada de eso se puede, es simple, no tenemos tanta suerte...
Tracey: Yo no hablo de la suerte Alfonso... era otra cosa lo que te quise decir, pero ya no importa...
Alfonso: Claro, otra cosa, claro, ya no importa... Estas corbatas por ejemplo, son tan lindas Mía, mientras tú exiges y exiges yo podría tener cuántas... (Mira el reloj) Me atrasé con la escena que me hiciste. Ya vengo al tiro, quédate aquí sentada, nadie te va a hablar y tú no tienes que preguntar nada. Yo voy a volver y estaremos en cinco minutos sentados en las butacas, vamos a ver una obra de teatro. Y ahí si vas a poder llorar, pero de emoción Mía, de emoción, ahora no. No hay nada raro aquí, este es un lugar normal, mira, estamos en medio de las formas auténticas.

(Alfonso sale, Tracey se queda parada en medio del foille, sola, saca un cigarro, poco a poco corre agua por sus piernas)

Tracey: Esta vida es larga y sucia. Tiene olorcito a maravilla, pero no es maravillosa.


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