Dramaturgo / Marco Antonio de la Parra  

 

 


La pequeña historia de Chile

de Marco Antonio de la Parra

18. La solución

Sanhueza ríe, luego llora, luego ríe.

Muñoz: ¿qué le pasa, señor Sanhueza?
Sanhueza: he recibido una idea como un tiro entre los ojos.
Loureiro: ¡no!, ¡otra vez!
Fredes: ¿otra vez qué?
Sanhueza: tengo la solución... es decir, tengo claro el problema...
Muñoz: se está poniendo raro...
Sanhueza: tal vez el problema sea nuestra historia...
Loureiro: problema que yo no pienso solucionar.
Fredes: ¿qué quiere decir?
Sanhueza: tal vez el problema sea nuestra historia, eso dije. Tal vez deberíamos resistir de otra forma, inventar... otra...
Loureiro: empezó de nuevo.... empezó de nuevo...
Muñoz: el señor Sanhueza no ha vuelto igual, señor Rector, que en paz descanse...
Rector: ¿es que no puedo descansar en paz?
Fredes: ¿qué pasa?
Loureiro: el Sr. Sanhueza se pone así... siempre se pone así cuando se endeuda... se llena de ideas... hay que sacarle las ideas... no se puede vivir en esa cabeza...
Sanhueza: (creciente excitación) ¡cállense, ovejas, borregos, ganado que no reflexiona! ¡Qué idea más brillante!, en un país sin historia... ¡cambiar la historia! ¡Cambiarla de rompe y raja!, de un solo paraguazo, por decreto... tal como se creó el país... crearlo de nuevo... ¿y si lo hiciéramos?, ¿Alguien más indicado que nosotros?, ¿no podríamos así cambiar el ánimo vital de este país?, piensen... no tenemos grandes civilizaciones... ¿por qué seguir enseñando los mapuches?, ¿Por qué no decir que tuvimos pirámides egipcios y observatorios asirios?, ¿no es una idea genial?. ¡O los aztecas!, ¡o por lo menos alguna civilización perdida!, la Atlántida... la ciudad de los césares... cualquiera... qué gusto de sabernos herederos de una tradición, una, cualquiera, una que sea, por lo menos... los de la televisión pueden hacer un documental, los empresarios las construyen y ya está... sería genial, nos sentiríamos más sólidos, más antiguos... ¿no se dan cuenta?
Loureiro: haga algo, señor Fredes....
Sanhueza: y... Podríamos decir que fuimos habitados por los romanos... también, ¿por qué no? Construimos un acueducto, alguna ciudad destruida por la lava volcánica y ya está... ¿no sería mucho más excitante sentirnos herederos de un imperio? con gladiadores perdidos en el desierto de Atacama... con ruinas en las termas de Chillán... un coliseo en Rancagua... ¡brutal!, ¿y por qué no los griegos?, ¿Quién me dice que Aristóteles no nació en Perquenco?, ¿y Platón en Melipilla?, ¿y Sófocles en quintay?, ¿y Cristo..? sin miedo, sin miedo, la civilización cristiana puede haber nacido en el Elqui y san pablo caerse del caballo en Copiapó... ¿y por qué Copiapó?, ¿Por qué Copiapó no pasa a llamarse de un solo golpe Londres?. ¡Londres!, ¿y nada de Londres, París y Talca?. ¡Nueva York!, ¡y Santiago de Chile se llamará París! o Roma... o Estocolmo... imagínense... cómo caminaríamos de orgullosos por sus calles. Nadie se atrevería a ensuciarlas. nadie puede ensuciar las calles de París. mientras... puaj... Santiago de Chile... lo llenamos de humo sin asco... pero... París... ¿cómo suena París?
Muñoz: señor Fredes... por favor...
Sanhueza: y digamos que Napoleón fue el que batió a a los españoles, confesémoslo sin pudor de una buena vez por todas, y digamos también que la revolución francesa fue gestada por Francisco Bilbao, y que Berlín es la capital de la décima región, y que Tokio es zona franca ex-Arica... Portales, fue compadre de Diderot y de Voltaire... ¡terminemos con nuestros complejos!, ¡saqueemos las enciclopedias!. Nietzsche es profesor de alemán en Osorno, Balzac publica en zig-zag, Miguel Ángel pinta el techo de la iglesia de recoleta, Johann Sebastian Bach fue el fundador de las semanas musicales de Frutillar que, a partir de hoy, se llamará Salzburgo. ¡Es un cambio de mentalidad!, ¡es un cambio de actitud!, ¡radical!, ¡completo!, ¡no hablemos más de tercer mundo!, ¡no hablemos más de subdesarrollo!, digamos que Antofagasta es San Francisco y que Iquique es Chicago y los Angeles los Angeles. Basta de lamentaciones, eso es, nos hemos lamentado demasiado... nos ha hecho un terrible daño esta mirada de autocompasión... ¡se acabó la queja!, ¿no me oyen?, ¡piénsenlo!
Fredes: ¿qué hago?.
Sanhueza: ¡cambiar!, ¡Fredes!, ¡Loureiro!, ¡Muñoz!, un país de triunfadores... una historia con batallas ganadas... no más saltos heroicos, ni resistencias valerosas... ¡ganar!, ¡Queremos ganar!... cambiaremos el himno... la marsellesa será nuestra canción... o una de los beatles... (canta revolution), millones de copias vendidas... y el nombre del país, claro que hay que cambiarlo... ese nombre es inaguantable... es como una broma... claro que es una broma... Chile... Chile... no, nunca más... ¿qué es Chile en el mundo? un ají, somos un ají, largo y picante... no, Chile ya no se llamará Chile... piénsenlo, es un relanzamiento definitivo... habría que hacer películas, cambiar los discursos, tal vez hasta hablar en inglés... Y llamarse en vez de Chile.... (toma aliento para pronunciarlo pomposamente ) Estados Unidos de Francia... ¿no les gusta? no somos nunca más Chilenos, somos Franceses pero hablamos en inglés... hemos inventado la hamburguesa, la tour eiffel, el jazz, el surrealismo y el cine... ¿qué más puede querer un país?

Fredes le da un palo con el puntero y Sanhueza cae medio atontado.

Loureiro: ¿de dónde la sacó?
Muñoz: ¡la bandera!
Fredes: no lo aguantaba más...
Muñoz: ¡la bandera!
Fredes: no, es el puntero...
Sanhueza: pero... era una idea...

Otro golpe con el puntero.

Muñoz: usted se lo buscó, Sanhueza.
Sanhueza: es que... no doy más, no doy más...

Muñoz abraza a Sanhueza.

Muñoz: ¿qué te hicieron?
Sanhueza: me rechazaron el crédito... no puedo pedir más... mi hija se quedó sin nada...
Muñoz: ¿te lo rechazaron?
Sanhueza: he pagado todas mis cuotas pero no hay remedio, dicen que no hay más respaldo...
Muñoz: ¿y?
Sanhueza: ¿y qué?
Rector: le ofrecieron trabajo.
Muñoz: ¿te ofrecieron trabajo?
Sanhueza: sí.
Loureiro: así nos han ido mermando...
Rector: hay que defenderse...
Sanhueza: ¿por qué está tan pálido?
Muñoz: está muerto.
Rector: hay que defenderse, sin bandera y sin mapa... de memoria... con lo que hemos aprendido...
Sanhueza: ¿y con todo lo que hemos visto?
Rector: esta es la historia de un país pobre...
Muñoz: contada por sus muertos...
Rector: así es.
Sanhueza: no me gusta.
Loureiro: pero es nuestra historia.
Sanhueza: no me gusta no poder darle nada a mi hija.
Muñoz: seguirá siendo tu hija.
Sanhueza: no me gusta vivir en el fondo del mundo.
Loureiro: pero es nuestro mundo.
Fredes: ¿le pego de nuevo?
Rector: no, se le pasará.
Muñoz: (al oído de Sanhueza) viva Chile.
Sanhueza: gracias.


1. El sueño de Sanhueza | 2. El mapa | 3. Todo se pierde | 4. Fredes | 5. El Sr. Toledo | 6. El dibujo | 7. Algo en el aire | 8. Fantasias | 9. Las pruebas | 10. El sitio | 11. La bandera | 12. El banco | 13. La muerte | 14. El acto civico | 15. Lamentos | 16. El cielo | 17. El rescate | 19. Final | Versión de impresión

 

 


Desarrollado por Sisib, Universidad de Chile, 2006