Dramaturgo / Marco Antonio de la Parra  

 

 


La pequeña historia de Chile

de Marco Antonio de la Parra

17. El rescate

Loureiro: ¿señor Fredes?
Fredes: no, no quiero que me tenga lástima, suélteme...
Loureiro: no todo es tan duro, no todo es tan difícil...
Fredes: no es lo que quería, quiero irme, buscar otra cosa, no importa, algo donde pueda, quién sabe, tener algo más...
Loureiro: calle esa cabeza, venga, déjese acariciar por mí, piense que siempre hay alguien que lo quiere...
Fredes: no es cierto, eso no es cierto... no nos quieren, nos han encerrado aquí, no nos envían nada de lo que necesitamos...
Loureiro: no piense, no sienta, olvídese, resista a las tentaciones. Son de todos los días, son de todas las calles, de todas las esquinas. Resista... el dolor... la nostalgia... el canto de las sirenas... no debe dejarse llevar... (Al oído) somos santos.
Fredes: está loca.
Loureiro: no, no estoy loca. Lo he perdido todo por estar aquí y no lo abandonaré ahora...
Fredes: yo quiero salvarme...
Loureiro: ¿y cree que salir afuera es salvarse?, ya no puede... ¿ha hecho clases alguna vez?
Fredes: sí...
Loureiro: ¿sabe lo que se siente?, este es un oficio bendito. No lo diga en voz alta. Usted lo sabe. Yo lo sé. Todos acá lo sabemos. Es el mejor trabajo del mundo...
Fredes: ¿usted cree?
Loureiro: y por eso... lo pagan mal... por eso... nos envidian... por eso nos persiguen...
Fredes: mi novia me dejó. Me dijo que no quería casarse con un muerto de hambre.
Loureiro: no quiso casarse con un hombre que fuera feliz al trabajo...
Fredes: la extraño...
Loureiro: a mí también me dejaron. Fredes... somos el uno... para el otro...
Fredes: me quiero... ir...
Loureiro: ¿a dónde?, ¿A Ripley?, ¿a vender en almacenes París?, ¿a ser oficinista?, ¿O terminar afuera en la puerta como empleado de una financiera prestándonos un poquito de dinero para llegar a fin de mes?, ¿como Toledo?
Fredes: no sé... qué hacer...
Loureiro: ya no puede hacer nada... ya está contaminado... es un profesor de historia... y los profesores de historia no tenemos remedio...

Lo acaricia.

Loureiro: ya nadie afuera se enorgullece de nosotros. Mis padres me dijeron que estaba loca... mi esposo dijo que se fue, porque yo pensaba demasiado en los alumnos, y no entendí de qué me hablaba... yo leo, sabe, ... y él solamente veía televisión...
Fredes: ¿por qué lo hacen?
Loureiro: no lo sé... Sanhueza dice...
Fredes: ¿qué dice?
Loureiro: que lo hacen porque enseñar libera, y ellos ya no quieren que seamos libres...
Fredes: ¿quienes son ellos?
Loureiro: Sanhueza dice que no quieren que sepamos quiénes son, que si pensamos lo sabremos y ellos sólo quieren que hagamos homenajes, que bauticemos plazas y calles y monumentos... que no haya más historia sobre el mundo...
Fredes: ¿qué podemos hacer?
Loureiro: defendernos...
Fredes: ¿cómo?
Loureiro: repitiendo... despacito... la historia de esta tierra.... en el oído... de la gente...
Fredes: nadie me lo había dicho antes...
Loureiro: yo te lo puedo explicar... y también... te puedo querer... si tú me quieres...
Fredes: señorita Loureiro...
Loureiro: Marcia, me llamo Marcia...
Muñoz: ¡Loureiro!
Sanhueza: déjala.
Loureiro: ¿qué pasa?
Muñoz: lo acaricias...
Sanhueza: baile conmigo, Muñoz. No piense en ellos.

La saca a bailar. Tararea forzadamente.

Sugiero la cueca del profesor de historia


Esta es la cueca del profesor de historia
que perdió la gloria.
Haciendo memoria de nuestro país
no se sabe vivo o muerto, ángel o diablo,
a veces feliz
Pasó al olvido
Haciendo memoria de nuestro país
Se nos perdió el puntero,
El mapa, la dicha, el comienzo y el fin.
Pasamos a la historia
La mala memoria de nuestro país

 

Muñoz: pero... lo acaricia.
Sanhueza: y yo a usted, Olivia.
Muñoz: no se dice el nombre propio en público...
Loureiro: si estamos en privado...
Rector: no es cierto, estamos siempre en público... la vida del profesor debe ser ejemplar...
Loureiro: ¿usted no estaba muerto?
Rector: lo estoy aún, lo estaremos todos, tal vez lo estemos ya...
Sanhueza: ¿tampoco podemos bailar?
Muñoz: no es un comportamiento propio para almas en pena.
Rector: no perderemos la dignidad. ni muertos.
Fredes: yo me estaba sintiendo mejor...
Loureiro: yo también...
Fredes: Alberto, me llamo Alberto...
Loureiro: Alberto...
Sanhueza: ¿Olivia?
Muñoz: ¿Carlos?
Sanhueza: no quise ofenderla.
Muñoz: déjelo. Está perdonado.

Sanhueza besa en la mejilla a Muñoz. Ella lo besa en la frente a él. Reverencias propias del final de un baile.

Sanhueza: ¿vio, Fredes?, este es el purgatorio... o no, esto es el infierno...
Rector: alguien por favor que pida que oremos.
Loureiro: oremos.
Muñoz: por las almas descarriadas como el señor Toledo.
Todos: escúchanos, señor, te rogamos.
Sanhueza: por los espíritus en deuda.
Todos: escúchanos, señor, te rogamos.
Loureiro: por las almas afiebradas de nostalgia.
Todos: escúchanos, señor, te rogamos.
Fredes: por las almas más jóvenes que no saben lo que les espera.
Todos: escúchanos, señor, te rogamos.
Rector: por los que fueron llamados al liceo único del cielo, y asisten a las reuniones de profesores del paraíso y ahí aguardan el llamado de la celestial pizarra del mundo, sin historia donde todo ya se sabe y no se sabe nada y la sabiduría y la inocencia son una sola.
Todos: escúchanos, señor, te rogamos.

Campana. No se mueven. El Rector cierra sus ojos.


1. El sueño de Sanhueza | 2. El mapa | 3. Todo se pierde | 4. Fredes | 5. El Sr. Toledo | 6. El dibujo | 7. Algo en el aire | 8. Fantasias | 9. Las pruebas | 10. El sitio | 11. La bandera | 12. El banco | 13. La muerte | 14. El acto civico | 15. Lamentos | 16. El cielo | 18. La solución | 19. Final | Versión de impresión

 

 


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