Dramaturgo / Marco Antonio de la Parra  

 

 


Australia

de Marco Antonio de la Parra

Escena 9


El café. La Mujer
 abre las ventanas.

El Hombre: Tengo muy poco dinero. Creo que me alcanza apenas para el viaje de vuelta. No puedo pagarte el café. Si me lo regalas es cosa tuya. Este hombre casi me mata. Y tengo que viajar con él todas esas horas hasta llegar a una casa de la que voy a huir enseguida.

La Mujer les sirve café.

El Otro: Gracias.
El Hombre: Espero que no nos volvamos a encontrar. Al final uno siempre se enfrenta a su asesino. Este hombre es mi muerte. No estoy hablando contigo. No me mires así. Te hablo a ti, mujer. Eres una buena persona. Eres la mejor de los tres. Yo todavía tengo que huir mucho. No me quedo contigo porque no me lo pides. Y no me lo pides porque sabes que te traicionaría tarde o temprano. Por otra. O sencillamente por irme lejos. Se lo pides a él. Y no te equivocas. Sólo que es demasiado tarde. Tiene rota la cabeza, el alma. Está partido en dos. Yo no, a mí no me dices nada. Llegarían aquí mis acreedores. ¿En qué me puedo ganar la vida en un sitio como este? Me duele la tripa pensar todo lo que tengo que trabajar para poder pagar mis deudas. Mi hermano me ha prestado un pastón. Y mi padre. Y mis amigos. Y los bancos que me miran con desconfianza. Y alguna mujer que me ha querido. A veces lloro, a gritos lloro. De verdad, a veces no doy más y me acuerdo de la voz de mi padre hablando con mi abogado. Me dan ganas de pegarme un tiro. O largarme y convertirme en otro. ¿Qué me queda por perder? Ya hipotequé la vida entera. Ya no tengo más salida que trabajar en lo que venga. Los usureros me siguen, me dejan mensajes, me llaman por teléfono todos los meses. He perdido el gusto del sexo, de la buena vida. Por eso viajo hasta el final de la línea. Busco el tramo más largo, donde no llegue nadie. Durante un momento me siento libre. Como si hubiera conseguido saltar por encima del horizonte. Pero sé que tengo que volver. Tengo que trabajar. Me encontrarían, vendrían a romperme las piernas. Me han amenazado. Hubo una época en que yo fui feliz. Con mi hija hablábamos mucho. Ella era mi vida. Es la mujer que más he querido. ¿Les conté de la viajera? La podría querer más, pero se esfuma. No puedo entender que otra persona me quiera. Ella incluso. No la entiendo. No soy una buena persona. Cuando se tomó las pastillas la entendí. Si no hay nadie en el mundo que te quiera. Mi hermano, mi padre. Es cosa de dinero. Soy injusto, pero no me hablan de otra cosa, no me llaman por otra cosa. Soy la oveja negra de la familia. Dios pudo ser más clemente conmigo. Pero dejó caer su crueldad infinita sobre mi ser. Sólo vuelvo por mi hija. Quizás, si ella no existiera, me quedaría aquí. A esperarlos. A lo mejor tardan. pero llegarían. Y que me destrocen el cráneo de una buena vez por todas y que los bancos se queden con la boca abierta y que me perdonen mi padre y mi hermano. Mi hermano es el que me da más pena haberlo herido. Es mi hermano pequeño. Abusé de él toda la infancia. Mi padre tuvo su historia. Está enfermo. Ve poco, escucha menos. Tiene en el corazón un marcapasos. Se ha arrepentido de todo. Pero yo ¿qué hago? ¿En qué gasté todo ese dinero? Lo único que tengo son libros, cerros de libros. Salí con mujeres pero tampoco fue tanto. No sé cuándo fue que estuve endeudado sin remedio. Gracias por el café. ¿No quieres que me quede?
La Mujer: No.
El Hombre: ¿Y tú, campeón? ¿Tampoco?

Pausa.

La Mujer: ¿Te quedas?
El Otro: No.
La Mujer: ¿Volverás?
El Otro: No sé.
El Hombre: Habría sido un final feliz. ¿Por qué no te vienes con nosotros, mujer?
La Mujer: Ya no puedo. Ya pasé una noche con ustedes. Ya comenzaría a extrañarlos. Déjame así. Estoy bien. No morí. Mi corazón no estalló. No era el minuto señalado. No estaba marcado en mi destino.

Solloza.

El Hombre: Estás llorando.
La Mujer: Quiero que se vayan. En cualquier momento parte el viaje de vuelta. ¿O se quieren quedar aquí?
El Hombre: Yo no. Yo espero ver a mi mujer. Es la única que he querido. Loca la vida. Yo que tanto hice esperar, que tanto abandoné, ahora me toca a mí estar esperando.
La Mujer: ¿Y tú? ¿No te quedarías conmigo?
El Otro: No.
La Mujer: Si quieres puedes traer a tus hijos.

Pausa. El Otro se pone de pie y da un paseo, inquieto. Parece tragar un nudo en la garganta.

El Otro: ¡No! Ya me lo dijiste ¡Ya me lo dijiste! ¿No te das cuenta que si pudiera contestarte lo haría? ¿Quieres la verdad? Te digo la verdad: ¡Te amé! ¡Anoche te amé! Toda esta puta noche australiana te amé. Estoy totalmente desarmado. Estoy sangrando de todas mis heridas. Sólo me quedaba esa mano y este loco la ha lanzado a los perros. ¿Soy un loco? Lo he sido. Esta noche de mierda dejé de serlo. ¿Sabes cuánto duele dejar de estar loco? ¿Sabes cómo duele la esperanza? No sentía algo así hace años. ¡Años! ¡Tengo más miedo que nunca! ¡Me puedes hacer trizas con un gesto! ¡A mí! Un desaire y me desarmo como un trapo. ¡A mí que podía matar con un golpe! ¿Estás contenta? Estoy roto. Mal herido. Apenas puedo mantenerme en pie. Quiero abrazar a mis hijos. No, no vendrán conmigo. No vendrán a Australia. No dejarán sus amigos ni su mundo. ¿Quién soy ahora? Un hombre partido en dos. Ni siquiera sé tu nombre, mujer, y te amo. ¡Te amo! ¡Te amo! ¡Odio amarte! ¡Yo ya no amaba a nadie! ¡A nadie! Ustedes dos me han destrozado mi fortaleza, mi escudo, mi armadura. “Australia”. Tenías razón tú, idiota, no debí haberme subido a tu vagón. Era “tu” vagón. Te habrías encontrado con ella. Habrían hecho el amor. Sexo casual, seguro, sin remordimientos ni recuerdos. ¿Qué hago yo ahora? ¿Qué hago?
La Mujer: No te lo pediré de nuevo.
El Otro: No sabría qué contestarte.
La Mujer: Vete, por favor. Esta vez te lo pido de todo corazón.
El Otro: No.
El Hombre: Vamos a perder el tren.
El Otro: ¿Y si quiero perderlo? ¿Y si esta vez quiero perderlo?
El Hombre: No lo sabes.
La Mujer: Vete, por favor. No me busques, no me hables, no me llames, no me escribas, no regreses. Por favor.
El Otro: No.
El Hombre: Vamos a perder el tren.
El Otro: No.

 


Escena 1 | Escena 2 | Escena 3 | Escena 4 | Escena 5 | Escena 6 | Escena 7 | Escena 8 | Escena 10 | Versión de impresión

 

 


Desarrollado por Sisib, Universidad de Chile, 2006