Dramaturgo / Marcelo Sánchez  

 

 


Filoctetes (La herida y el arco)

de Marcelo Sánchez

Vista 2


Una playa lejana. Graznidos de gaviotas. Filoctetes en un Chaise Longue, bebiendo ron con limón y hielo. Mira al horizonte de vez en cuando. Hiede de tal manera que ser vivo alguno soporta su olor por mucho tiempo. Una de sus piernas tiene una herida que no para de supurar. De vez en cuando Filoctetes airea su herida con una revista doblada.

Filoctetes: La dulce herida requiere los cuidados de una hija frágil, y si no fuera por ella dejaría de resguardar las armas sagradas del héroe; si no fuera por ella… Bah, nada de que quejarme. ¿Publicaciones?. Mi nombre satura los catálogos de las bibliotecas. ¿Producciones?. He recorrido los mejores teatros del primer mundo. ¿Reconocimientos?. Mis estantes ya no pueden más de pajarillos, antorchas, plumas decimonónicas, galvanos y diplomas de mal gusto. Todo en su lugar como en un perfecto basurero. Y las armas bien guardadas por si regresa el héroe. Puedo cuidarlas desde aquí, las tengo relucientes y afiladas por si el héroe me ordena entregarlas; es un trabajo fácil. Y la playa hermosa un domingo por la tarde, ron con limón y hielo a gusto y el olor acre de mi herida subiendo hasta las narices. ¿Qué más puede pedirse?. Las ballenas me saludan con sus chorros en noviembre, las gaviotas anidan lo más cerca que mi mal olor lo permite y oigo el chillido de las crías cuando la primavera colorea los bosques, ya no permitiré que ningún mal sueño rompa esta paz, que mi mal olor me ha conseguido a fuerza de contar historias. Nada. Nada. Viviré de mis derechos de autor y seré la envidia del medio nacional. (Suena un teléfono celular. Filoctetes hurga en su abrigo y saca un aparato. Duda en responder. Lo hace). ¿Sí? Filoctetes, soy Filoctetes, mi nombre es raro y huelo mal, muy mal, soy francamente apestoso, pero cuento muy buenas historias y no me moveré de mi playa ni aunque me ofrezcan un…. ¿Cuánto?. ¿Y me necesitan realmente?. Quiero decir, si podrán soportar mi olor, si no habrá disgustos innecesarios por eso, ya que mientras peor huelo, mejor es mi trabajo, tienen que saberlo. ¿No es asunto de dinero?. ¿De verdad están interesados en mí?. ¡Ja!. Ustedes sí que están en apuros, no puedo creerlo que se llegue a esto…

(Las gaviotas graznan de manera tal que ya no escuchamos la conversación de Filoctetes que se va animando poco a poco con la conversación).

 


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