Dramaturgo / Mauricio Barría  

 

 


El ínfimo suspiro

de Mauricio Barría

Segunda parte

La cama eléctrica: el secreto
T: (como director de escena)
No, No, No, no quedó bien.
Así No
Otra vez

(Apagón)

(Aparece Él y Ella en el lecho acaban de tener sexo. Ella habla desde la cama, luego se levanta. Recorre el lugar. En un momento Él despertará y se dejará ver que el lecho era una parrilla. Mira al director esperando aprobación)


M: Fue simple, como abrirse
fue fácil como dejarse hacer
y yacer.
Fue difícil oír mi cuerpo, amarrarlo contener el deseo
resistir las ganas y mirarte sonreír tan estúpidamente, sin que advirtieras la verdad y desee maldecir: enterrar mi grito como un puñal terrible, y sordo para los demás
Morder, llorar con lágrimas sulfúricas
escupir el suelo que nos sostuvo.
Fue simple como...
brindar desespero
ofrecer lo más crudo, rojo y cruel ante la pulsión
mostrarse... abandonado como un ciego
sentir deslizar lo ajeno ...¿apetecido?
Y lacerarse ... lo más tibio
botar la membrana, liberar la mucosa
y destilar.


(Ella descubre que Él se ha levantado. Transformación)

Sonreí ante tu dulzor
permanecí quieta con los ojos desorbitados
y no quise nuevamente
ante el temor
ante el temor del Temor
No, No, No... (Ella lo repite varias veces seduciéndolo)

(Entra Torturador, le dice a la Mujer)

T: Tú sabes. Habría bastado un leve estremecimiento para que el deber flaqueara
¡No amarás! (Ella se va)
T: Póngase cómodo. Cómo se siente hoy día.
Recapitulemos.
Dígame cuál es el primer recuerdo que se le viene a la mente
H: Es la mañana, antes de salir el sol.
El suelo brilla y el chaquetón que pesa en mis hombros por la humedad.
El golpe de la puerta al cerrarse.
El chirrido desesperado del neumático resbalándose en el pavimento.
...Y entonces, la luz roja como un ojo luciferino, una mujer gorda que se interpone, me bajo y la empujo, y el olor a fulminante que surge del cañón. Y ella que se aleja marcando cada paso, y yo me paralizo en su boca mientras dice lo del cuerpo ... de cuántas sensaciones recorren nuestros cuerpos. Y levantamos las armas. Y apretamos el gatillo y rompen en un espasmo incontrolable ... y el cadáver.

(Pausa)

Entonces un hombre a mis espaldas.
Tenía 5 años sin dejar de mirar hacia adelante en ningún momento.
Un charco de sudor en mi espalda...
T: Dígame nombres.
H: (y) ...las uñas arrancadas de cuajo.
Incisiones en las axilas rasuradas.
Un piquete de óxido en el labio inferior.
Un instante: un silbido de gas.
T: ¡Nombres...!
H: Una luz cae como un martillo arrojado con fuerza del décimo piso
T: ¡Quiero nombres ...dije nombres!
H: 10 perdigones en la espalda.
Una cruz en el testículo izquierdo.
Un escupo de parafina contra el suelo.
Mi rostro revienta contra la luz de un puño
No se su nombre...quiero respirar...
T: A ver muchacho, pero no nos perdamos

(H comienza a desvestirse al final se ata las muñecas)

¡Bebe!
¿Qué te atormenta?
H: El lugar... (Pausa)
T: ¿El lugar donde se reunían?
H: Una pieza en el fondo del patio,
una lámpara pequeña sobre la mesa
las cortinas cerradas como un párpado
el resto desaparece por el sonido de las respiraciones.
No más que 3 ó 4 frases.
Un dibujo bosquejado sobre un papel.
Un asentimiento casi animal
las dudas hechas agua en los pies...
T: Y, entonces, ¿Qué ruta tomaron?
H: Calculo que caminamos media hora por los callejones saliendo de allí,
donde para otros la ciudad se desvanece.
T: ¿Iban todos juntos?
H: ...salimos de a uno, en el mismo orden en que después fuimos arrojados.
T: (No, no te saques toda la ropa). Haber muchacho, ¿Quién te dió la orden?
H: instrucciones:
1. Visualice un personaje de su vida que le haya causado temor y admiración.
2. Luego descríbalo de manera poética lo más exhaustivamente que pueda, sin olvidar ningún secreto.
3. Finalmente realice su retrato. Úselo como texto.
T: De acuerdo dónde está Él ahora. (Silencio)
¡Te repito Donde está Él ahora!
H: Como donde está.
Estamos en la misma fosa, acaso no ve el rictus de su mano tendida junta a mi espalda
escarificada y ennegrecida o su cráneo trepanado por fuerza de mil maldiciones.
No, nos podemos ya mover.
Dos metros de tierra sobre nosotros es un peso difícil de llevar.
Sé que las órbitas de sus ojos estallados ahora miran hacía el fondo.
Cómo donde está.
Estamos a kilómetros de distancia del poblado más cercano
pero Ella, Ella ni sospecha siquiera el lugar exacto.
Cómo donde está
¡conmigo! estamos todos abrazados como contorsionistas desarticulados a cuya función nunca
nadie podrá asistir.
Acróbatas desencajados
que, sepa usted no es una habilidad fácil de conseguir.
¿¡Cómo que donde!?, viene en camino
Llegará en unas horas más o (unos) días
o quizá ya está en el cuarto del lado, qué importa ...si de todas maneras....
T: ¡Tranquilo!, tranquilo ...relaja tus músculos.
Estamos aquí y todavía tenemos un rato

(Baja con una manivela la cama. Él se comienza atar las muñecas)

...te voy bajar un poco...mejor?

(baja con una manivela una enorme lámpara)

Dime: ¿Quién era el que hacía el enlace entre ustedes?
H: El mejor de los acróbatas
T: Era hombre o mujer ...¿era bella?
H: Una de las que tiene el cráneo trepanado.
T: ¿Sabías cuál era su verdadero nombre?
H: ...solo veo el tajo por donde atraviesa su lengua...
T: ¿Supiste alguna vez donde dormía? ... ¿y con quien más?
H: La más simple tensión en sus labios me daba escalofrío
T: ¿Sabías cuál era el verdadero color de su pelo?
¿Te percataste alguna vez que no era negro?
¿Te fijaste que sus ojos no eran tan grandes como aparecían bajo el delineador?
¿No me digas que nunca te permitió acercarte tanto a su cuello como para oler la acidez de su
dor o que nunca te dejó aromas en la espalda con sus rasguños.
H: Me hacía temblar como tiemblo ahora
T: Me impresiona que no te dijera nunca su verdadero nombre.
H: ...enmudezco...
T: ¿Es que...nunca la viste desnuda?
H: (Ínfimo suspiro)
T: Y ahora ...te la puedes imaginar amarrada sobre la cama, saltando como tú saltas ahora.

(Silencio)

¿Estás enamorado?

 

 

La Perversa Ternura

(Ella entra con flores, le toma la cabeza desde atrás y lo besa en la frente)

Ella: ¿Es verdad que el más ligero roce de mis dedos hacía estallar tu cuerpo? (Pausa)

(Le deposita las flores en el pecho)

Es verdad... ¿verdad? (Pausa)
No importa
Ya lo sabes (...) No sonríes estúpidamente.
Ahora sí que ya no tienes nada más que decir.
Te voy a explicar: (Maletín con instrumentos médicos)
Parte como un pequeño punzazo.
Después es como una hoja que va cortando por dentro los nervios y todo órgano que encuentra a su paso.
M: Después es un zumbido agudo en las encías que desciende por el cuello hasta apretar el diafragma y tus costillas serompen como un vidrio
H: Después es un zumbido agudo en las encías que desciende por el cuello hasta apretar el diafragma mis costillas se
rompen (quiebran) como un vidrio.
Voz Off: Tú miras
M:: Sopórtalo por que esto no es nada comparado con lo que nos va a pasar después
H: Y tu voz diciendo que lo soporte, que esto no es nada comparado con lo que nos vendrá después...y acto seguido mis riñones revientan.
H: Y los líquidos de mi cuerpo se revuelven
hasta transformarse en una sola y gran masa
y me hinchan hasta ... reventar
Y entonces mi cuerpo desparramado por el piso,
no, un cuerpo no sino dedos, mil dedos desparramados
por el piso que tiritan se convulsionan mientras charcos
de sangre que aún crepitan se estancan en los rincones.
No se estancan no, aposan. Un aroma a hueso hervido y un
quejido lancinante en mis oídos.
Amor, ahora que revientas mis venas y mis nervios se destemplan
dime: ¿es verdad que el más ligero roce hacía estallar tu cuerpo
Es verdad, ¿verdad?
Gabriela, qué es un cuerpo que no siente sino un cuerpo angélico
como mirar el mar desde arriba. Gabriela (susurra):
nunca dije tu nombre ... pero ellos ya lo sabían de tu propia boca.
Amor, ahora que estás tú ahí sentada, te darás cuenta que se puede ser
un ángel sin salir de aquí, pero que la vida angélica es breve como un suspiro ínfimo.
Gabriela, acércate y déjame ver el color de tus ojos
antes que estallen los míos. Y mátame - pero mátame tú,
por el estremecimiento que me diste alguna vez.

 

El Final:

(Los parlamentos siguientes se dicen al unísono por los respectivos e indicados personajes)(M sopla en el oído de H)

H T M:
Sopla el susurro de la muerte
cada vez más presente
cada vez más:
Hielo, hiela
omo un fino
hilo helado
hielo, hiela
los huesos ...los huecos del corazón
huellas imperturbables
latentes, latiendo
la leche del espíritu: el olvido
la leche del espíritu: el dolor
velo que vela
latente
se bate y se vuelve
velo se vela
latencia
la leche que envuelve ...y ahorca...
y tras lo uno: la vida
y sobre lo que viene, no hay nada más
...quema el susurro de la muerte
cada vez más presente
lo presente.
Y la vida espera...
espera...
espera...
M: ¡Que deseo grande de morir
lo muerto
sin dolor


(Silencio)

Fin


Mauricio A. Barria Jara.

(1990 - 1998)






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