Dramaturgos / Coca Duarte Loveluck  

 

 


Desierto

de Coca Duarte Loveluck

Desierto
De Coca Duarte

 

1

Margarita y Julián ven cómo se quema su auto.

Margarita: No aguanto más...
Julíán: Todo es igual, por la mierda, ni un punto de referencia. ¡Nada!
Margarita: (Lloriqueando) Tengo ganas de llorar.
Julíán: No seas tonta.
Margarita: Puta y si quiero, ¿qué?
Julíán: Haz lo que quieras. Aunque no te recomiendo perder agua.
Margarita: Qué chistosito. (De pronto ve algo a lo lejos) Mira, ahí hay algo. Un punto negro.
Julíán: No veo nada, estás loca.
Margarita: Mira, ¡ahí! ¿Estoy loca acaso?
Julíán: Espérame aquí.
Margarita: No me dejes aquí sola. Oye, voy contigo.
Julíán: Te dije que me esperaras, no seas ridícula, ¿ya? ¿Qué te puede pasar aquí?. Podrías ver cualquier cosa a 100 kilómetros a la redonda.
Margarita: ¿Y por qué no quieres que vaya contigo? ¿Quién es el ridículo?

Julián camina y Margarita lo sigue.
Las cabezas de Julián y Margarita se asoman por el fondo. Miran un mapa.

 

2

Hay un extranjero durmiendo, abrazado a un rifle que no se ve. Margarita y Julián se acercan sigilosamente a él.

 

Julíán: (Le pone la mano en el hombro al extranjero) Oiga. (El extranjero no reacciona, Julián lo mueve) ¡Oiga!

El Extranjero se levanta sobresaltado. Apunta a Julián con el rifle

Julíán: Disculpe... no quise... asustarlo... ¿me entiende? (El Extranjero no dice nada. A Margarita) Di algo, ayúdame.
Margarita: ¡Señor! (El Extranjero se sobresalta aún más, los apunta alternativamente) Estamos perdidos. ¿Me entiende? (Intenta comunicarse por medio de signos). El radiador explotó, y el auto se incendió, apenas pudimos salir. ¿Me entiende?. Este no entiende nada. Mierda. Y ahora, ¿qué? Cree que lo venimos a asaltar o algo...

Julián lentamente intenta sacar algo de su bolsillo. El Extranjero se sobresalta. Él hace gestos de que no se preocupe.

Julíán: (Al Extranjero, articulando exageradamente) Este es el mapa, está un poco quemado. (Señalando el mapa). Nosotros veníamos por aquí. ¿Sí? Y vamos aquí. ¿Conoce esta ciudad? (El Extranjero los mira sin entender, no baja el rifle)
Margarita: ¿Nos puede llevar ahí? (Señala el mapa) ¡Ahí! (Golpea el mapa, el extranjero lo toma).
Julíán: ¡Maldito imbécil! ¡Es la única manera que tenemos de salir de aquí! (Trata de quitarle el mapa, el extranjero lo golpea con el rifle, lo bota al suelo, les hace levantar los brazos, sentarse).
Margarita: ¿Cómo vamos a salir de esta? Dime. Hasta aquí no más llegamos, hasta luego, hasta la vista, chao. Muertos en el desierto. Van a encontrar nuestros huesos como en las películas. ¿Cómo no se te ocurrió traer un arma?
Julíán: Cállate. Déjame pensar.
Margarita: Y, ¿qué es lo que tienes que pensar?. No podemos hacer nada, hasta que él decida hacer algo con nosotros... (Pausa) ¿No estarás pensando? No se te ocurra hacerte el valiente, ¿me oíste? Esa sí que estaría buena...
Julíán: ¿Te puedes callar?
Margarita: Te lo digo en serio. Yo no quiero que me maten, no quiero que me encuentren los huesos.
Julíán: Sí, como en las películas... Y, ¿qué mejor solución se te ocurre? ¿Quieres quedarte aquí hasta que nos deshidratemos o nos momifiquemos?. En primer lugar esto fue idea tuya...
Margarita: ¿Cómo puedes ser tan caradura de echarme la culpa? Tú fuiste el que... mierda de sólo acordarme me... ojalá ese imbécil te pegue un tiro, idiota. Anda Rambo, haz lo que quieras, no me interesa, pero si te mata, por lo menos déjalo herido para que después no se desquite conmigo.

El extranjero los apunta y señala el jockey de Julián para que éste se lo de. Julián se lo pasa. Margarita le pasa sus anteojos. El extranjero los hace acostarse en el suelo. Margarita señala la cantimplora, el extranjero se la tira, ella la toma. El extranjero le da la espalda a Julián este se lanza sobre él. Empieza una pelea.

Julíán: Suelta el rifle, si no te quieres morir. (A Margarita) ¡Dispárale!
Margarita: No sé cómo. ¡Quédense quietos!

Ella dispara y hiere a Julián en una pierna. Julián sigue apretando el cuello del extranjero, lo estrangula, el extranjero cae muerto a sus pies. Julián y Margarita se miran. Caen sobre la arena, agotados.

Julíán: (tocándose la herida) Puta, Marga... Gracias.
Margarita: ¿Por qué tenías que matarlo?
Julíán: Podrías agradecerme de haberte salvado de quizás qué.
Margarita: ¿De que me violara?
Julíán: Por ejemplo.
Margarita: ¡Por favor! Tú y tus celos paranoicos. El tipo sólo quería robarnos, a lo más.
Julíán: Y después, ¿qué? ¿Dejarnos aquí en pelotas a pleno sol? ¿Sin comida y sin agua?
Margarita: ¡Nos dio agua! ¡El único gesto amable que tuvo con nosotros lo usaste para matarlo!
Julíán: Dame el rifle, por la mierda ¿ya?. Y muévete, mientras antes salgamos de aquí, mejor. Mira que hay entre sus cosas que nos pueda ser útil.
Margarita: ¡Hazlo tú!
Julíán: Está bien, si te quieres amurrar hazlo, que es lo único que se te ocurre siempre.
Margarita: No me vengas con eso siempre, ¿ya?
Julíán: ¿Ah, no me vas a poner esa cara todo el rato? ¿A ver si adivino lo que te pasa?
Margarita: No fue eso lo que pasó, ¿ya?. Tú te tiraste al agua solito, yo no andaba con ninguna cara, fue la culpa lo que te cagó.
Julíán: Todo esto fue una pésima idea, nunca se te va a pasar la rabia, Margarita, ni aunque vayamos al infierno.
Margarita: Estar aquí contigo es un infierno. ¿Cómo pudiste?... ¿Por qué, en primer lugar, te tuviste que meter con esa tipa?
Julíán: Ya lo hemos hablado un millón de veces...
Margarita: Y ahora esto... Ya no te reconozco...
Julíán: (Remedándola) Ya no te reconozco... ya no te reconozco. Soy el mismo imbécil que se casó contigo.
Margarita: ¿Ah sí? Pues puta que fui huevona.
Julíán: Ya, vamos.
Margarita: Déjame, asesino.
Julíán: Vamos, ¿ya?. Cuando lleguemos a alguna ciudad, nos separamos. ¿Te motiva lo suficiente para moverte?
Margarita: Sí, me parece perfecto.

Julián y Margarita toman las cosas, salen. Pasa un cactus por el fondo.

 

3

Han pasado horas, Margarita y Julián arrastran las cosas, transpiran, se agotan. Tras Julián hay un camino de sangre.

 

Margarita: Camina... no te rindas ahora, debemos estar acercándonos a alguna parte.
Julíán: Ya no puedo más, Marga. Detengámonos por un momento.
Margarita: Un poco más, sólo un poco más.
Julíán: Me duele.
Margarita: Aguántate.
Julíán: Siento como si la sangre saliera a borbotones. ¿Apretaste bien la tela?
Margarita: ¡La apreté bien!. Lo mejor que pude, por lo menos
Julíán: (Se ríe débilmente) Todo esto parece una mala broma.
Margarita: No es mi culpa, ¿ya? nunca había disparado un arma, ni siquiera había visto una, pero tú fuiste el que me lo pediste...
Julíán: No te lo reprocho, Marga... ya da lo mismo... (Se desmaya)
Margarita: ¿Qué te pasa? ¡Dime algo! ¡Julián! (Le da pequeños golpes en la cara) ¡Julián!. No te mueras. Por la mierda. (Grita) ¡Ah! ¿qué hago aquí, por la mierda? (Lo zamarrea, lo trata de arrastrar). Ya, dime que es una broma. (con rabia) Despiértate. No me hagas esto, por favor.  (De pronto se levanta, como hipnotizada, feliz) Julián, ¿ves? ¿Ves ahí? Es un oasis. ¡Un oasis!. Estamos salvados, no te va a pasar nada, vamos a estar bien. ¡Un oasis, Julián! Un oasis. Palmeras. Agua como para bañarse, agua para limpiar tu herida. ¡Agua! Espérame aquí, Julián, ¿me oyes? Debe estar cerca, lo veo... Nada te va a pasar. No te vas a morir. Es un milagro, un milagro.

 

 

4

Margarita está en el fondo mirando hacia el horizonte, de pronto ve algo a lo lejos. Comienza la música. Coreografía: el extranjero baila un baile erótico para Margarita.

 

Margarita: No... ¡No! (Retrocede)
Extranjero: Espera... ¿qué pasa? ¿Estás perdida?
Margarita: Tengo un rifle, allá. Más atrás. No te me acerques, ¿me entiendes? Aléjate de mí.
Extranjero: ¿Qué te pasa? ¿Estás herida? No te vayas... ¿Puedo ayudarte? Espera, mira. (Baja su cuchillo) Lo voy a dejar aquí, ¿ves? No tengas miedo, de verdad, no te voy a hacer daño.
Margarita: ¿De verdad?

El Extranjero la acaricia.

Extranjero: A ver, déjame limpiarte... Dime qué sucede. ¿De dónde vienes?
Margarita: ¿No estás muerto?
Extranjero: No.
Margarita: ¿Dónde estamos?
Extranjero: Un oasis.
Margarita: ¿Un oasis? ¿Entonces es cierto?
Extranjero: Sí.
Margarita: ¿Y los demás?
Extranjero: Estamos solos. Tú y yo. No hay nadie.
Margarita: No hay nadie, nadie...
Extranjero: Nadie alrededor, ni antes ni después.
Margarita: Este sol hace que uno olvide todo.
Extranjero: No tengas miedo, no te va a pasar nada. Hueles bien. Me encanta tu olor. Ese olor de ciudad ensuciado por la arena.
Margarita: Tú estás limpio, no puedo olerte.
Extranjero: Y esa piel, blanca como la luna.
Margarita: ¿Puedo ver tu cara?
Extranjero: No.
Margarita: Sólo una vez, estoy casi segura de cómo es.
Extranjero: No puedes. (Ella trata de sacarle el turbante). Vas a tener que dejar esas manos quietas. (Le toma las manos).
Margarita: Suéltame.
Extranjero: ¿Eso quieres?
Margarita: No.
Extranjero: Nunca había visto una mujer tan blanca.
Margarita: ¿No te gusta?
Extranjero: Al contrario.
Margarita: ¿Y tu cuello?
Extranjero: ¿Qué pasa con mi cuello?
Margarita: ¿No te duele?
Extranjero: No.
Margarita: ¿Eres el mismo?
Extranjero: Depende.
Margarita: ¿De qué?
Extranjero: De lo que tú quieras.
Margarita: No sé. ¿Me besarías?
Extranjero: ¿Eso quieres?
Margarita: Sí.

 

El Extranjero levanta en sus brazos a Margarita, salen.

 

5

Julián está en el fondo, sobre la pared como toma superior. Las bambalinas lo cubren y está en el suelo.

Pesadilla: el extranjero lo persigue lentamente y el se arrastra en el suelo.
La imagen se acelera salimos de la pesadilla.

 

Margarita: No, no tengas miedo, soy yo Margarita. ¿Ves?. Soy yo ¿Estás bien?. Vamos a levantarnos y caminar sólo un poco. Está cerca, Julián. Déjame ver tu herida.
Julíán: ¡Ay!
Margarita: ¿Te duele?
Julíán: No, grito porque estoy contento.
Margarita: ¿Te puedes levantar?
Julíán: Estoy cansado, muy cansado...
Margarita: Ya, pero descansas después, ahora apóyate en mí.
Julíán: (Intenta moverse, está débil) Olvídalo, Marga, no vale la pena, me muero.
Margarita: No seas exagerado, sólo perdiste un poco de sangre, ya vas a ver. Vamos al oasis, comemos algo y te sientes como nuevo.
Julíán: Marga, escúchame. Tengo frío. Lo siento. Estoy acabado.
Margarita: Puta, Julián, córtala, ¿ya?. No me parece gracioso, ahora no.
Julíán: Escúchame. Perdí mucha sangre, no siento los pies, tengo frío... son los síntomas.
Margarita: No me expliques todo como si fuera una idiota. Vimos las mismas estúpidas películas juntos. Estás asustado, eso es todo.
Julíán: Te las vas a tener que arreglar sola y volver a la casa...
Margarita: No pienso ir a ninguna parte, te tienes que levantar. ¡Es al lado, Julián!
Julíán: Deja de pelear conmigo y escúchame.
Margarita: No te pienso escuchar ninguna de tus huevadas. Tenemos cosas que hacer, si ni siquiera habíamos empezado... ¿Y todos los lugares que pensábamos ver?. Esto no se acaba aquí... no se puede acabar aquí...
Julíán: A mí me parece que sí, Marga. Perdóname, si no hubiera sido por mi torpeza no habríamos ni siquiera venido hasta aquí.
Margarita: No te pongas dramático, ¿ya? ¿Me quieres asustar?
Julíán: Escúchame... Esa tipa, como te gusta decirle... Esa tipa no te llegaba ni a los talones... Perdóname, nunca dejé de quererte... Marga, ¿me perdonas?. Estoy cansado... muy cansado.

(Muere)

Margarita: No, Julián... escúchame. Abre los ojos, ¿ya? (Lo mueve). Levántate. Muévete. (Lo golpea). No te pienso perdonar ¿entendiste? No te voy a perdonar si no te levantas ahora... Julián...

Margarita toma el rifle lentamente y sale.

 

6

Al fondo, una tormenta de arena. Margarita aparece en ella y avanza.

 

Margarita: ¿Dónde estabas cuando desperté?. Respóndeme. ¿Dónde estabas? No te quedes ahí parado como un imbécil. Dime algo.

El extranjero la mira, sin comprender.

Margarita: ¿No te acuerdas de mí? ¿No te acuerdas de Julián?. Está ahí tirado sobre la arena, disecado. Besé su boca y estaba seca, salada. Está muerto. Lo enterré en la arena, pero cada vez que el viento soplaba, tenía que empezar de nuevo. Maldita arena, se pega a todo, la tenía por todas partes. Maldita sea tu arena, tu desierto de mierda, tu sol. Este calor que pela el cuerpo y el alma. ¿No me vas a decir nada? Dime quién eres. Respóndeme. (El extranjero hace ademán de irse). No te vas a ir a ninguna parte. Quiero salir de aquí y me tienes que mostrar el camino. ¡Habla! Suelta eso. No lo toques, te digo. (Lo apunta con el rifle) No teníamos nada que hacer aquí, teníamos que quedarnos encerrados en nuestra casa, mirándonos las caras, sin tener nada más que decirnos que insultos, esperando que el tiempo pasara para odiarnos un poco menos. ¡Ya sé que no fue una buena idea!. Ya sé que no se me iba a pasar con sólo venir hasta aquí. No se me iba a pasar porque no quería que se me pasara. Quería pasarme la vida restregándoselo en la cara. Quería aprovecharme de él, ahora iba a hacer todo lo que yo le dijera. Esa iba a ser mi entretención. Y, ¿qué hago yo ahora que él se fue? Dime. ¿Te lo digo a ti, que ni siquiera me entiendes? ¿Eres el mismo? (Se acerca a él y trata de sacarle el turbante, el extranjero la empuja). Sácate eso para que te vea la cara, a ver si ahora no me dejas. (Lo apunta con el rifle. El extranjero comienza a caminar hacia atrás) Hazme caso. Ahora no me importa nada, me puedo quedar aquí toda la vida. Sácate eso imbécil, ¿quieres que te mate? ¿Eso quieres? Dime algo, dime que no lo haga, sálvate. No tienes más que pedirlo. ¡Habla!

Margarita dispara. Apagón.

 

7


El extranjero está muerto, desangrado, junto a Margarita. Ella le saca el turbante, es Julián que está vestido con la ropa del extranjero.

Margarita: Si algún día salgo de aquí, si algún día me encuentran o me voy, de pronto me asaltará una visión: en la televisión, un desierto. El roce de la arena en la playa, el sol. Todo, todo me remitirá a este momento. Seguramente vuelva el terror, seguramente sienta un ahogo, sed, ganas de caminar, qué sé yo. Me quedaré detenida un segundo, alguien me preguntará qué me pasa. Y me tendré que decir: eso ya pasó, eso ya pasó, no está más aquí ese desierto, ya estás fuera de él. Me diré: ya pasó, ya pasó, el recuerdo aún duele, pero eso quedó atrás. Siempre voy a dudar, siempre me voy a preguntar si eso que me digo es cierto. Siempre me voy a preguntar si en realidad estás muerto. Y sabré que aún estoy aquí caminado, perdida en esta inmensidad, rostizándome bajo este sol. Sin saber hacia dónde voy.



Santiago de Chile, 2001.

Author Information:Duarte Loveluck, María Verónica, 1972-
Key Words:Dramas Chilenos. Dramas Chilenos. Siglo XX. Libretos. Obras en un acto.

 

 

Cita:
Duarte Loveluck, María Verónica. Desierto. Dramaturgia chilena contemporánea.



Desarrollado por Sisib, Universidad de Chile, 2006

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