Dramaturgos / Benito Escobar Vila  

 

 


Cámara uno

de Benito Escobar Vila

Un hombre con una cámara de video en la mano. Una gran pantalla que proyecta lo que graba.Prepara el atril de la cámara. Hay botellas de whisky y cerveza. Un gran plano de Santiago cubre una de las paredes. Música de Pelicula Francesa.

Narciso: (Prendiendo la cámara y empezando a grabarse) ¿Cómo crees que se siente estar ante las cámaras? Bribón, no tienes qué responder. No hay nada que responder. Me pondría celoso tanta respuesta sin sentido. Se van a dar cuenta, es que se van a dar cuenta. Oh, Dios. Cuando no tienes nada que decir terminas mencionando a Dios. No diré llamándolo, sino sólo mencionándolo. ¿Te das cuenta? ¿Eres tú el que tapiza las calles con los letreritos aquellos? ¿El doble de Dios? Debe tenerlo, digo yo, para las escenas difíciles. Esta es una escena difícil. Complicada se va poniendo. Un saludo a la cámara. Dile Hola, cámara, cómo has estado. “Hola cámara, cómo has estado”. No, pero te falta verdad. “No, pero te falta verdad”. Un saludo a la cámara termina siendo casi tan absurdo como un saludo a la bandera y no hay mastil en el que arriar ese símbolo. El brazo hace ondear la pantalla. Gesto, por favor, modelo. (Mueve exageradamente la cámara como si fuera una bandera) El mastil es un cuerpo en el que otro cuerpo se glorifica. El mastil está celoso de tanto movimento allá arriba, tanta plenitud, tanta algarabía, tanto recorrido de cámara muerta. Tómenme ahora mientras estoy así. Filmen este domicilio. Ese es un mapa. Lo voy a repetir porque parece que no se escuchó. Dije: (Rebobina y pone la frase: Ese es un mapa) En el medio está mi casa. Ahí, justo ahí, ¿lo ven? En medio de todas esas calles. Hay que doblar en la esquina y tomar luego a la izquierda, Oh, no, siempre me equivoco. Error, error, es hacia el otro lado. Camina con la espalda derecha, hazme caso. ¿Esta dijiste que era, aquí en medio de la nada? (Con una mano apunta en el mapa mientras con la otra sigue grabando) ¿En serio ésta es? ¿Aquí estoy yo ahora? ¿En ese punto? ¿O tal vez estoy acá en realidad? (Se apunta a sí mismo) Pregunta para concurso. Gánese una cámara. Gánese una cámara y condénese a mirar, a mirarse, a conservarse, a no poder escaparse de sí mismo. Premio de consuelo. La gente debiera llorar con los premios de consuelo; la gente debiera estar desconsolada. Un primer plano de tanto desconsuelo, un dibujo. Un poco de maquillaje para el desconsuelo. Un premio. ¡¿En dónde está ese que dice ser yo?! Mierda, casi acierto. Mierda, casi no respondo cuando debía. ¡¿En donde está eso que se llama yo?! Aquí a veces. La producción se va a comunicar con usted para entregarle el premio. Si usted es de provincia... usted es un provinciano. No, perdón, le haremos llegar el premio. Usted lo va a tener, al premio, digo. (Se pone la cámara como si quisiera grabar su sien) El turno amanerado de una frase para el bronce. Esto no va a ir. ¿Se ve algo allá adentro? ¿Y si recuerdo y si me concentro, el recuerdo aparece? (Enfocándose nuevamente) ¿Me podría repetir la pregunta, por favor? ¿Me repetir la por favor pregunta podría? ¿Me podría repetir? ¿Me podría repetir, repetir, repetir?!!!!!

Camina de un lado al otro de la habitación. Bebe de la botella y oberva un segundo su reflejo en el licor.

Este soy yo. (Mira a la pantalla) Y ese también. Ahí también estoy. Mirarme detenidamente. Orden del día. Mirarme y no saber. ¿Estás llorando? (Se le quiebra la voz) No, claro que no estás llorando, no hay por qué hacerlo. ¿Y entonces qué es lo que pasa a tus ojos, a mis ojos? ¿Qué estás haciendo con mis ojos? ¿QUÉ ESTÁS HACIENDO CON MI CUERPO? Lo estás mostrando y no quiere eso. Se desnuda y es torpe, ¿no te das cuenta? ¿Le vas a enseñar a llorar a este cuerpo? ¿Vas a tomarlo de la mano y vas a guiar mi mano hasta el rostro? ¿Vas a tocar los párpados y vas a sentir como se acumula el líquido? El dedo tuyo ahora acompaña el recorrido de una lágrima, ¿lo ves? Puedes grabarlo. Acerca el lente. Haz que la lágrima se vea inmensa, trata de amplificar el dolor. Haz que la cámara llore. El llanto grabado será mayor que el real. Será multiplicado, ralentado, proyectado. Llanto.

Pone la reproducción cuadro a cuadro. La lágrima es un mar cayendo en cámara lenta. Deja la cámara a un costado, pero se sigue viendo la lágrima. Él se acerca al mapa, lo toca.

Esa lágrima podría manchar el mapa, podría borrar las huellas. Borrar las calles del mapa y las casas que hay en cada calle. Como los caminos, y así como los caminos. Un poco de lágrima, cuidado, puede borrar las rutas y cuando hayas extraviado las señales de ruta, de esta vida al fin habrás perdido toda esperanza. Esa lágrima es más grande que esta calle. Podrías nadar en ella.
Salir de la casa no tan temprano y caminar por esta calle. Así. Caminar sin más. ¿Has visto esta zona? Este es el sitio en donde venden... estos...¿cómo se llaman? Antes de cruzar te percatas de que no venga nadie por los dos lados. Hoy hace frío acá afuera. Por Dios que hace frío. Claro que es por Dios que hace frío. Él lo manda, él hace el frío. Él y toda su máquina de frío. “Tenemos que hablar”. “Tenemos que tener frío”. ¿Me estás escuchando? Cuando salgo sin mucha ropa y hace frío como hoy se me ponen las manos moradas y entonces tengo que hacer algo. Se me ponen las manos moradas, tú no me crees. Piensa en el color morado de mis manos. (Pone su mano contra el mapa) Mi mano es un edificio en construcción. Es un pedazo del barrio. ¿Quieres ver volar un edificio? (Retira la mano y la agita en el aire) Ahhhh, el edificio del cuerpo. La mano se arroja desde el simulacro de edificio. El cuerpo se arroja desde el edificio simulado. (Se deja caer en el suelo. Se queda tendido) Más a la derecha y ya tomando la calle Monjitas tú te encuentras con una tienda en la que venden bolsas plásticas, miles de bolsas plásticas, tantas que no alcanzan a imaginar una cifra semejante, tantas que no atisbas a alguien entre medio de tanto producto de plástico. Es probable que compres lo que sea y que no tengan en qué dártelo, en qué envolvértelo. Y tú entonces te puedes quejar; quéjate. Al Sernac; al Sernam porque la vendedora era mujer; al Serviu, porque el plástico es para tu casa; al Sename, porque eres un niño y amas esa calle y aborreces esa calle; Al Servicio de Impuestos, porque siempre hay que quejarse con ellos; al Seremi por mediocre; Al César lo que es del César, porque te sabes el dicho famoso. Quájate, ellos quieren que lo hagas. Y luego muéstrales tu ropa. La que sea, la que estés trayendo ese día. Hay tienas con liquidaciones eternas en la calle Diagonal Cervantes, es decir, justo aquí. Hay tiendas de baratijas, de basuras. Los camiones pasan de noche recogiendo la basura de esas calles. Unos carros pequeños lavan esas calles, lavan los pies de esas calles, limpian sus cunetas. Ceda el paso es el nombre del disco que está en esa esquina. Ceder el paso, el peso, cederlo todo. Cédeme tu cuerpo, anda, qué te cuesta. Muéstrame tu perfil, ese, no, mejor el otro. Un ángulo poco explotado, una esquina, un cruce, un cruce de arterias, o sea, eso, un lugar por donde pasa la sangre, una calle por donde pasa la sangre. Tócame el brazo. Un zoom en esta parte. Acercamiento al detalle del brazo acercándose a la pantalla. Luego la cámara se detiene en la figura demacrada del sujeto mirando se soslayo al mapa en la pared. Es un mapa inmenso, uno como nunca he visto, como ni siquiera pensaba que existieran. Uno tan grande, casi como para vivir en él. Dios, es un mapa como un mundo. Llega a asustar, pero no. Soy un adulto y tengo una cámara. Alto ahí, no te muevas. Tengo una cámara y está cargada. No des ni un paso en falso o te grabo. Como un duelo callejero. Afuera de mi calle yo tuve un duelo. Aquí, aquí en la calle y aquí en mi cuerpo. Pegué y me pegaron. Era un duelo, por si no recuerdan.
(mira la cámara) ¿Estará grabando? ¿La cinta será la adecuada? ¿Con qué mano voy a apretar el botón rojo para grabar? ¿Quieres que lo haga con la mano izquierda, con ésta? No soy zurdo, pero podría hacer un esfuerzo. ¿Quieres ponga mi nombre en los créditos? (Indicando en la pantalla) En esta zona irá tu nombre, al lado izquierdo, por cierto. Tu nombre se verá con grandes letras y acá, en esta zona, tu apellido. Imagina que está tu rostro en la pantalla. Es más, cierra los ojos e imagina que está tu cuerpo, todo tu cuerpo. ¿Qué piensas? Tu cuerpo también podría ser un mapa para llenarlo de datos, de letreros, de indicaciones de calles y así podría salir a caminar por la ciudad ayudado por el mapa de tu cuerpo. Amo los mapas. Eso; sí, lo puedes tomar como un “amo tu cuerpo”. No me pidas que repita las frases. Me sonrojo. Oye, ¿en qué página está tu muslo? No, en serio. ¿En dónde pusiste el índice de calles?
Soy una calle llena de gente. Me piden permiso para pasar por mí. Plano general del sujeto que está diciendo eso, eso que parece querer estar diciendo. Plano general. Plano civil. Plano instrumental. Estoy hablando en un plano distinto, ¿cachai? Estoy hablando de un plano distinto. Estoy plano, sin ni un monte, ni un cerro para mirarte. Un cerro, por favor. Gracias, ¿cómo se llama? Santa Lucía, mucho gusto. ¿Y usted? Ah, mire, cada día se aprende algo nuevo. ¿Cristóbal me dijo, no? ¿Usted es virgen? No, sí, claro que entendí mal. Usted tiene la virgen, qué suerte la suya. Aparecen en el plano y yo sin darme cuenta.
Esta casa está en el plano. Y qué con eso. Esta casa es un plano. Yo soy un plano. Hay cementerios que aparecen en los planos, en la hoja 32, 33, barrio Recoleta, o en otras, en otras hojas, en otros planos. Sin plano te puedes perder, te puedes caer al agua, te puedes encandilar, te puedes poner a hablar ante un espejo y confundirte. En el espejo te ves más de lo que eres, te ves plano. Plano del espejo y vuelta a lo mismo. Tengo una cicatriz en la mano. Comuníquese, archívese y publíquese. Es verdad. Tengo una cicatriz a la altura de la muñeca. Me duele la aquella cicatriz, la esta cicatriz. Quiero hablar raro, quiero mirar raro. Tengo en y en cuanto y por ende aquesta cicatriz en dicho sitio, ya mencionado. La cicatriz parecer callejón. No, no escuchaste mal. Parecer callejón. Un callejón en el cuerpo es la cicatriz de la que estoy hablando. ¿Cuántas cicatrices conoces que parezcan calles, calles sin salida, calles en las que no hay que entrar, calles con sentido de tránsito, con sentido del humor, del temor, cuántas calles así conoces, dime, dime, cuántas calles en las que no debes entrar porque entonces porque entonces...? Ayayay... La boca seca. La cabeza seca.

Se pone de pie y toma la cámara nuevamente. La pantalla se normaliza.

En esta esquina venden pan, mantequilla, artículos de aseo. Aquí faltan los artículos de aseo. ¿No crees? No, no creo. ¿Pero de verdad, de verdad no crees? Júralo por Dios. Cruz pal cielo. (Rebobina y pone la respuesta: No, no creo) Está bien. Doy fe.
Me voy a mostrar las orejas. Cartílagos esos. Tímpano adentro. Sordera casi. Oreja toda. Aquí se produce el eco, la respuesta a las frases. La respuesta entrecortada o sólo el fragmento final de las frases. Ases. Un pedazo de lo que se dice. Ice. O una parte del pensamiento. Miento. Sí, siempre miento, cuándo no. ¿Cuál es la marca de la cámara? ¿Cuál es su apellido? Debe tener alguna familia, debe ser hija de alguien. Hija de cámara. ¡Eres una hija de cámara! ¡Maldita hija de cámara! ¡Enfócame de una buena vez! Mira lo que intento decirte. El cuerpo que estás grabando es el cuerpo del delito. De uno que no sé bien cuándo ni dónde. Pero es el cuerpo del delito futuro y eso lo hace poderoso.
Escoge la calle, vamos. La que quieras. ¿Te gusta Esmeralda? ¿O tal vez Mac Iver? Un toque british no nos hace mal. Pronuncia el nombre de un pasaje, de una avenida, de una intersección. Cuando junto los brazos hay una intersección. Di el nombre. La Alameda cambia de nombre muchas veces y eso no es bueno. Eso se llama inconstancia, inseguridad. General Bonilla, Alameda, Providencia, Apoquindo, qué sé yo. ¿Qué? No, yo no sé cuántas veces he cambiado de nombre.Tengo una idea.

(Hace poses congelando los gestos)

Mi nombre es... Me gustaría tener otro nombre... Que me llamaran y yo no fuera... Porque no soy el que llaman...Ahora me llamo whisky...ahora no...Ahora me llamo amnesia...ahora me llamo mapa...estoy extraviado...por eso tengo un mapa...Me llamo situación...alarmante...Me llamo cinta de video proyectada en una pantalla. La pantalla se quema y no permite la contemplación de la cinta. Devuelvan la plata. Devuélvanme. (Rebobina y muestra de nuevo esa frase)
¿Quieres decir algo a esa cámara? ¿Quieres mandar un saludo? ¿Quieres, en una de esas, mandarme a la mierda? Estás en todo tu derecho. Dale, a ver cómo te quedan los garabatos. Es bien simple. Se trata de enojarse y no poner freno al discurso. ¿Quieres saber algo que no he dicho? ¿Te das cuenta de que estoy sólo hablando? ¿Te das cuenta de que el mapa es más grande que yo y debo responder ante él y no sé bien cómo?
(deja la cámara para responderse) Claro que me doy cuenta. Estoy fijándome en los detalles de mi cuerpo. Toma nota, por favor. Si quieres me puedes dibujar. Voy a hacer el recorrido de tus ojos, te voy a guiar. Sígueme, no te distraigas. Es la mano que lo recorre todo. La mano que dispone de la cámara, la mano que toma el mapa y lo pone en la pared, la mano con la que te tocas, con la que te acaricias. Y el dedo de la mano ahora está hundiéndose en ese botón, ¿ves? La mano entrega a uno de sus dedos como hijos para el goce. Un dedo de la mano sale desde aquí y presiona el botón que le ordenas y ya, la imagen graba, se graba. Y te puedes mirar. Mírate. Mírate y repite la mirada.

Para de grabar y rebobina la imagen y luego la proyecta, estableciendo un diálogo con su propia grabación.

Mírate y repite la mirada”. Eso estoy haciendo, aunque no sé para qué, para qué reitero este gesto vacío, para qué me duplico, para qué me hago dos si apenas puedo con uno sólo, que soy yo. “Repite la mirada”. Repito la mirada y la palabra y lo hago demorándome. Formas de subsistencia. Un momento, fíjate. (Acercándose a la pantalla. La imagen está congelada) ¿Qué tienes ahí? No me habías dicho nada de eso. ¿Eh? Háblame. Tienes un corte en la cara. No, no te preocupes, no es nada grave. (Hace avanzar lentamente la grabación, cuadro a cuadro) No te muevas muy rápido. Es un corte profundo, puede doler. Los cortes profundos duelen. Al principio no los notamos, pero terminan doliendo más de lo que pensábamos. Creemos que nadie lo nota, pero hay que terminar por reconocer que el dolor es algo mayor. Un rito. Quizá no supiste que estaba de ese porte. Debe haber salido mucha sangre de esa herida. Por allá por el año, no, claro que no hay detalles de fecha. Ni de dirección, ni de calles. Tu cuerpo herido se entrega a las curaciones, al algodón, al alcohol, a la povidona, a las farmacias que se multiplican. En Estado está lleno de farmacias. El Estado es una farmacia. Lleno de heridos. Cruz Verde, Cruces Ahumadas, Cruces Salcas, Cruces Brandas. Estado lleno de farmacias. Debemos enfermarnos al caminar por esas calles. Sacar a pasear el cuerpo.

Con la cámara recorre su cuerpo, guiando al supuesto futuro espectador.

Es este el cuerpo que sale por ahí a veces. Toma esa calle, ¿cómo se llama? bueno, camina por donde debe. Estas piernas se movilizan enfundadas, ¿sabes? Mira cómo el músculo se tensa, mira como prepara el paso, se apresta a cruzar la calle. Cuidado, mira hacia los costados. Mira hacia allá y hacia acá. Mira, mírame. Mírate.

El hombre se mira a la pantalla. Establece un diálogo consigo mismo.

Oye, tú mueves exageradamente la boca para decir esa frase. Exageradamente. En serio. Ehh... Estás temblando. Olvídate de la cámara y recuerda. El verbo es decir, cualquier otro no funciona, no es la verdad. Decir... algo. Levanta la cara. ¡Que levantes la cara! Ufff beeeeello, bello, bello. Tan bello que luces. Perdona por interrumpir el recorrido de la cámara. No sé en qué calle estaba, en cual rincón del cuerpo, en qué arteria, en qué brazo recorriéndolo todo, en qué sudor traspasando la ropa, en qué, en qué, a qué distancia me pongo del lente. Y las horas de grabarme y luego serán las horas de mirarme. Las horas de mira cuando me grabo y cuando suelto la cámara y la dejo grabando sola para imaginar este sitio sin mí. Calle Bandera a la altura del 500. Tiendas de ropa. Corte a las tiendas. Close up a la vendedora. Las manos de la vendedora, Oh Dios. Los muslos de la mujer, los muslos preparando ese vientre, anticipándolo. La cámara a negro. (Se hace un close up a su cara) No he comprado nada en esa tienda, no conozco esa calle y la cámara se está acercando con demasiado peligro a mi rostro, tanto así que parece que debo alejarla, apenas pueda, apenas pase el deslumbramiento. Me besaría, ¿o no? ¿Podría besarme?
Cámara 1: Enfóqueme, por favor. Vaya conmigo todo el tiempo, no me deje. No me suelte ni un segundo. Usted tiene toda la sintonía de mí. No me deje, no me abandone. Por favor no me abandone, entienda la metáfora. Usted es el público que esperaba, el eterno, el más fiel. ¿Te acuerdas de la caminata de ayer? No, no me la cuentes. Sólo quería saber si te acordabas. No, no me lo cuentes, te digo.

Deberías prender ese artefacto. Aún no hay puesto tu dedo sobre este botón. ¿Te fijas? Aún no has hundido el REC. O sí. La imagen está confundida. Se borra.


Rueda por el suelo. Posa, se mueve por el recinto, apunta al mapa.

Alguien que conozca la ciudad, ¿eso quieren, no? Alguien que se la sepa de memoria, que la recorra de memoria, que se la haga de memoria. Eso. Un poco de algo, quiero un poco de algo. (Toma una botella y bebe) Alguien que camine por las calles. Grábame aquí, por favor. Estoy recorriendo con mi dedo estas calles. Mira: Estoy pasando el índice por Monjitas. Ah, ¿te gustó eso? Pasar el índice por Monjitas. Estoy con la mano sobre Huérfanos. Lenta mi mano, lenta se queda sobre los huérfanos. En ese instante la cámara se acerca a mí, me intimida, se me queda mirando, como yo después cuando vea esto, cuando me emborrache nuevamente al ver esta grabación. Qué se le va a hacer. Es el precio. Cintas que ruedan por el suelo. Estoy amasando la calle Puente. Soy el río, huelo mal. Pasa por mis manos para que no te mojes. Contén la respiración y apresura el paso. De cuclillas y más respeto; tengo el dedo medio en la Catedral. Y ahora pongo mi dedo índice en otro mapa, en el mapa de mi boca y me digo Shit, silencio. (Silencio) La Catedral está al lado de la alcaldía. La calle Catedral nace de la Catedral. La calle alcaldía no existe. Por algo será.

Toma un fragmento del mapa y lo rasga. Posa junto a él, como para un fotógrafo.

El espacio de esto es... (ríe) el difícil de describir. Yo salgo a caminar por las calles de noche. Salgo con lo que llevo puesto nada más. ¿Ves? Por esta calle doblo, siempre, sagradamente, religiosamente. Religiosamente porque aquí hay una iglesia, esta, cómo se llama. Y acá hay otra, otra iglesia, una que tiene un nombre muy raro, cómo era que se llamaba. Soy muy malo para los nombres. Hasta el mío se me olvida, es buena cosa eso. ¿Qué? Qué se te olvide tu nombre. ¡Corten! Borren eso último, saquénlo, no lo editen. En esta parte tengo que caminar por la sala y saludar al público. Por Dios que hace calor. Estás hermoso caminando así, estás impactantemente hermoso. Me recuerda cuando caminabas por Merced, en serio. ¿Dónde iba? ¿En qué parte del texto? ¿O en alguna parte del mapa? ¿Iba en el mapa? Manera de caminar por esa calle. Por ésta. (Indica en el mapa) Caminar por esta calle, saliendo por la vereda, pareciendo una vereda, apenas cayéndose a la calle, al lado de ella, de la calle digo. Salud, por mí.

Se cansa y se sienta en el suelo

No he hecho la parte del trato. Me he alejado. He tomado distancia y lo sé. Nunca me he perdido en las calles y sé que debiera intentarlo. Un momento de no saber, de no poder decidir. Luces en los postes de las calles, semáforos y siempre algo más, como es debido. Siempre algo más como no se me ocurre. Quién te dijo que esa era la forma. Close up, close up sobre este cuerpo. Que se vea el deterioro de los treinta, que se vea la curva decreciente, las llagas, las arrugas. Amo este cuerpo a punto de ser otro cuerpo. Luz sobre mis manos, enfoquen las líneas de las manos. Plano detalle sobre las líneas de las manos. A ver si se atreven a leerlas. Como a los planos. Como habría que leer siempre las calles. Con una indicación del número de las calles. La altura de las calles.


Toma otro trago. Se marea. Bota objetos en su caminata torpe.

Cansarse. ¿Quién me puso ante este mapa? ¿Quién dibujo las líneas de la mano? Un video de mí. Para el goce, para el marasmo. El casting del ciudadano, del peatón. Espero aprobar. Tengo en la mano derecha el libreto escrito en hojas amarillas, como de las páginas, de las páginas amarillas, las del final, en donde ponen los mapas, en donde cuadriculan la ciudad. Un barrio cuadrado. Esta habitación es cuadrada, es un barrio, tiene un número. Pase a la hoja 47, pase al plano 54, pase aquí por favor, pase adentro, no me deje sólo. Vea mi video. Le va a gustar. Es una obra de arte. Aparezco yo hablando ante la cámara como ahora. En algunas escenas me saco la ropa. En otras escenas ocurren cosas distintas. En otras escenas me turbo y no sé lo que digo. Me acerco a la cámara en un primerísimo primer plano y se me ven los dientes. Así. De a uno en uno. Dientes no tan blancos. En la calle Agustinas puede que haya una farmacia. En alguna debe haber. O quizá una ferretería. Un sitio donde comprar herramientas, un taladro, una pala, algo para hacer un hoyo, un cuchillo. En esta parte puedes hacer una pausa. Click. Hundir el botón que indica pause, hundirlo con toda la mano, hundir la cámara, hundirme.

Toma la cámara sobre su mano como la calavera de Hamlet y le habla.

¿Cómo era mi cuerpo? Tú lo viste, no te hagas como que no sabes. Lo tomaste cuadro a cuadro. Posaste tus ojos en mí. ¿Cómo era antes de que empezara todo? ¿Cómo era cuándo no lo grababas, cuando no había necesidad de mostrarlo?


En la pantalla se ve un close up al rostro del hombre. La imagen vibra.

¿Quién será el siguiente espectador? El único. El que rebobinará la cinta. El que revisará la hora de la grabación. Mira. (Indica la pantalla y se acerca a ella. Apunta a la hora y la fecha) Fíjate en la hora, la fecha, el momento en que ocurre esto. ¿A quién está grabando en realidad la cámara? ¿Se puede falsear la fecha, la hora, las calles? ¿Se puede falsear incluso el protagonista? Revisa este fragmento cuadro a cuadro. Así. (Se queda quieto totalmente) Que no se enteren de que estás ahí, que no se perciba tu presencia, que la cámara no te detecte, que casi no aparezcas en el mapa, que te pierdas en medio de todo. (Se empieza a mover como en cámara lenta) Que te pierdas lentamente, en cámara lenta, en cámara muerta. Que te pierdas.
Se acerca al mapa y lo empieza a besar. Con la cámara enfoca sus labios besando la superficie del mapa. Esto se proyecta en la pantalla. Se advierten los nombres de las calles, etc.
Que te pierdas y que no exista ningún mapa. Así, sin más. Besos en las calles. La gente se besa en las calles. Tiene esa mala costumbre la gente. Se besan en Monjitas, en Moneda. Besan la moneda, los billetes, besan todo últimamente. Besan las pantallas y las cámaras de video. A mí, a mí no. Es a mí a quien debieran besar. Con pasión, con denuedo, desesperadamente. Es a mí a quien debieran besar y los pobres no lo saben. La gente de esta calle no lo sabe, no tiene idea. La lengua encima de los habitantes, mojando los callejones, humedeciendo las arterias, siendo el agua, el río, el río para contemplarse, para gozarse. Yo soy el mapa en donde viven otros. Otros caminan en la ciudad, otros comen en la ciudad, otros fornican en la ciudad, en la ciudad, en la ciudad. Plano general de la ciudad, de toda la ciudad, con todas las casas, con los edificios, estos edificios, incluso los lejanos, los que no se visitan, los que nadie visita. Plano general de mi cuerpo, plano medio, plano detalle, detalles de mi cuerpo. ¿Cierto, pantalla? ¿Cierto que no mientes? ¿Está haciendo este plano ahora? ¿Me estás mostrando a mí y a mi lengua posarse sobre el mapa? ¿Se ve con claridad la fuerza del gesto, la repugnancia de la saliva?


Saca un cuchillo y comienza a perforar el mapa.

Ojo, cuidado. Filma esto. Pon atención. Están haciendo hoyos en las calles, en la ciudad, en los mapas. Dicen que es para el metro, para el tren subterráneo, para no sé qué. Están haciendo hoyos en las calles. Para que la gente se desplace debajo de la tierra, para que se quede debajo de la tierra. Están haciendo hoyos para quedarse en la tierra. Encandilados. Oliendo el aroma de algún espejo. Están haciendo hoyos en las calles, hundiendo cuchillos en las calles, hiriendo las vías de la ciudad. Las vidas de la ciudad.


Con el cuchillo se amenaza a sí mismo.

Siguen haciendo hoyos, heridas, perforaciones. Y alguien lo observa, lo graba, alguien que se enamora del rito. Alguien que es un extra más. El último. Están haciendo hoyos en las calles. Están haciendo cortes y son profundos, y duelen. Son inmensos. Son llagas que se confunden con las avenidas. Son recorridos de violencia como el que me lleva de acá hasta la pantalla. Son cuchillazos. Son el camino de mi imagen hasta la cámara. Son cuchillazos, dije. Son cuchillazos. Graben esto. Graben esto. Cuchillazos.


Oscuridad. En la pantalla se ve sangre sobre el mapa. El rostro gozoso del hombre.

Author Information:Escobar, Benito
Key Words:Dramas Chilenos. Dramas Chilenos Siglo XX. Obras en un acto. Libretos

 

 

Cita:
Escobar, Benito. Cámara uno. Dramaturgia chilena contemporánea.



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