Dramaturgos / Juan Claudio Burgos  

 

 


Inútil deseo

de Juan Claudio Burgos

Contacto:
Si usted desea obtener los permisos para el montaje de esta obra contactar a: juanclaudioburgos@gmail.com
1 Alarido de Ángel
2 La madre analfabeta
3 Cabezas de Juan interludio de voces
4 Tango y muerte imposibles
5 Las Meninas o la metáfora
6 Señorito y Marinero
7 Cocina de piedra
8 Discurso del caudillo
9 Trabalenguas de estrellas
10 Señorito y Marinero en medio del mar
11 Parte final o al tercer día
Versión de impresión

 

 

Inútil deseo " ... su esencia es sencilla y pura no está enlazada ni sujeta con músculos, ni nervios, ni se apoya en la frágil fuerza de los huesos como nuestra pesada carne"

Milton el paraíso perdido

Comedia panorámica en once cuadros donde se narra lo que veréis y escucharéis con ojo y oído atentos.

Intervienen en esta comedia:
Figura de ángel / hijo
Figura de hombre / hombre
Madre
Señorito
Marinero
Una niña llamada también infanta
La vieja hilandera
Un caudillo
Además,
Voces de la sangre
Figuras de ancianos de esmoquin
Coros de madres tristemente ataviadas
Y muchas estrellas alumbrando lo que ocurre


1 Alarido de Ángel

                                     

Sobre la arena, un espacio infinito, dos cuerpos trenzados figura de ángel y figura de hombre

Figura de Ángel: Estoy ardiendo, Cógeme
Quiero que me cojas hasta el vientre
Estoy helado frío congelado vuelto hielo
Busca dentro
Puedes sacar perros puedes sacar buitres puedes sacar mierda
Puedes sacar lo que quieras
Cógeme

Silencio

Ahora que estoy desnudo
Y que tengo frío
Porque tus manos abrigan
Tus manos llenan el hueco vacío
Me secan gotas de lluvia
Tus manos me duelen y me abrazan

Silencio

No tengo sexo
Sólo esta voz
Mujer, niño, niño, hombre, niño, mujer, hombre, niño
Un adolescente
¿No te gusto?
Soy niño, niña, niña, hombre
Me coloco el vestido y la túnica
Puedo interpretar
Soy diestro en interpretar

Y el ángel interpreta. Se yergue e interpreta. Mira al hombre e interpreta. El hombre se asoma y aplaude la parodia

Figura de Hombre: Tu cuerpo
Estás frío
Yo ardo
Me quemo y tu como la lluvia helado
Hiervo
Ardo entero
Quemado por completo
De la cabeza a los pies
No tengo escapatoria
Debo bajar
Tengo que bajar
Y romper esa túnica
Bajar más allá de tu ombligo
Y beber
Por dentro me seco

Silencio

Quiero ir por el lado opuesto
Por el lado opuesto siempre
Hasta que me muera
Y llegar a la podredumbre

Silencio

De entre todos los que llegan a mi cuarto
Quiero escoger el becerro de oro
Quiero tomarlo aunque se enciendan luces y me queme
Quiero tomar al primogénito
Quiero lo que nadie quiere
Nadie
Soy sólo un hombre y no sé representar

Figura de ángel, que representa:

Soy Uriel
El séptimo ángel de dios
Soy Uriel el arcángel de dios
El predilecto
El que come de su mano el que bebe de su vino
Soy el bienamado
El arcángel que entrega las llaves del reino y que deja que el demonio

Se cuele por las rendijas
El hijo el predilecto y bebo de su mano y como de sus migajas
Y me alimento de sus sobras
Soy el que se sienta a su diestra
Soy el que soy

Silencio

Estoy abriendo las puertas del paraíso
Entrego las llaves y dejo que su señoría mire el valle el río la montaña
Las aves se espantan el río atruena
Cuando pone su mano sobre mi cabeza
Y me obliga a seguir

Silencio

Su señoría me da de comer entre sus manos y se adueña de mi voluntad y me agradece con un beso la entrada y el dejar abierta la puerta del reino y el entregar las llaves del reino a todos. Su señoría me agradece con una caricia en los cabellos. Soy el predilecto. Comparto su mesa su lecho su cena. Duermo bajo la zarza con su imagen la de su señoría apretada entre mis manos niñas. Me entrego a su majestad recojo el armiño el rebozo su capa de príncipe. Mi señor no puede verme mientras cometo este delito. No puede verme abriendo la granja al lobo. Soltando el chacal en medio del rebaño al lame puercos al come gallinas. No puede verme besando la dulce boca del bien amado

Silencio

Su señoría, huella, tierra, dobla hierba huele flor. El paisaje de mi cuerpo hierve. Las florecillas se queman. Mi cuerpo se quema cuando le doy las llaves cuando le entorno la puerta. El paraíso hierve. Mi sexo hierve cuando entro Hierve

En el margen de la arena en los bordes del espacio infinito asoma una mujer, bajo arcos de voces escucha un canto de ángeles que relata las últimas palabras de las dos figuras

Arco de Voces: Fue sólo una conversación
Entre palabras vanas el hombre besó al niño
Luego los golpes
Al final la partida
Una historia corriente nada más
No hay nada que investigar
Está todo claro
Ocurrió en un escenario público
A la vista de todos y de nadie
Un café una playa un urinario una cabina telefónica
Puedo acotar detalles o suprimir antecedentes
Volcar sobre la mesa indicios y más indicios
Agotar las palabras hasta retorcerme explicando los terribles acontecimientos
Fue una noche helada en un lugar vacío
En la periferia de la ciudad
En medio de un arenal infinito
Sin punto de partida ni de llegada
Ocurrió una noche ante los ojos de todos y de nadie
Figura de Ángel:¿Hablamos?
Sí. Eso hicimos

Silencio

Entonces yo me acerqué
Subí a su piso
Y hablamos.
Figura de Hombre: No, no. Apenas dos besos. Dos besos vacíos. Vino la noche y apareció esa mujer en la puerta mientras sólo nos dábamos dos besos y hablábamos. Nada más dos pequeños besos.
Figura de Ángel: En medio de la conversación aparece ella, una imagen venida del cielo con el oído lleno de coros de ángeles que le gritan, que no deje entrar al lobo al gallinero; la mujer que baja de nubes entre voces y gritos destemplados, de arcángeles entre caras perplejas, de hijos descubiertos que gritan, que claman, por el delito, por el pecado que estaba escrito sobre sus frentes, sobre mi frente desde antes de mi nacimiento.
Figura de Hombre: No es una mujer peculiar que entra en berrinche. Todo es tan peculiar que no merece comentario.


2 La madre analfabeta

En los márgenes la mujer representa una madre y figura de ángel un hijo. Todo es muy peculiar

Madre: No. No entiendo
No. No sé de qué me habláis
No entiendo
¿Qué el barro es la suciedad de la conciencia?
¿La hediondez y el hueco por donde aparecen las figuras del ángel y del hombre que me decís y hacen todo aquello, los horrores y la lujuria desatados que veo?
O sea, ¿todos aquellos horrores que me contáis es suciedad de conciencia?
¿O es la conciencia, hijo querido, o es mi conciencia la que me hace escuchar todo esto que me decís y que yo no entiendo y entre las dos figuras no ocurre nada porque todo es un engaño de mis ojos que mal ven?
Hijo: Todo aquello que sacamos fuera con la intención oscura y destructiva de un vómito nace muy adentro de nuestra conciencia. Lleva años oculto allí dentro de la conciencia Allí todo se embarra La figura del ángel y la figura del hombre. Una niña y el hombre que la acaricia con gesto y mirada lasciva. Luego sus cuerpos embarrados caen lejos cerca de una carretera y siguen enlodándose entre sus cuerpos hasta que son muy viejos, y el cuerpo muere, y la conciencia deja de latir.
Madre: Yo no puedo entender nada
Yo no puedo tener opinión de nada
Nada
Soy mujer sin opinión
Ante los acontecimientos que me relatáis de manera tan confusa no puedo tener opinión ni comentario
Nada. Nada.
Que ni siquiera estoy educada para tener alguna opinión y menos de algo que poco entiendo.
Nada, hijo Nada

La representación cesa. La madre y el hijo desaparecen consumidos por la arena vueltos conciencia


3 Cabezas de Juan interludio de voces

Sobre la arena un dueto, una cita a dos voces, una conversación rápida casi en susurro entre dos hombres, entre las figuras del ángel y el hombre entre cabezas decapitadas

Figura del ángel y figura del hombre: ¿Cómo te llamas?
¿Cómo es tu cuerpo?
¿Qué ropa vistes?
¿Eres guapo?
¿Tienes buen cuerpo?
¿Cuánto aguantas?
¿Tanto aguantas?
Dime tu nombre
Quiero saber tu nombre
No me mientas
Ni me inventes nombres
Quiero el verdadero
¿Cómo te llamas?
¿Eres tan valiente como para decir tu nombre verdadero?
¿Por qué no lo quieres decir?
Ay, no seas malo
¿Te puedo engañar?
¿Crees que te puedo engañar?
¿Te puedo delatar?
¿Ir contando todo esto por ahí y que todo el mundo se entere?
Estás loco chico. Estas loco
¿Te he dicho que estoy buscando enamorarme?
No seguro no te he dicho nada
No tendría por qué decirte nada
Apenas, te conozco
Es la primera vez que hablo con alguien estas cosas
¿Te ha sucedido lo mismo?
¿Te ocurre lo mismo que a mí?
Quiero saber tu nombre
Quiero que me lo digas de verdad
Quiero saber cómo eres
Tener una imagen de ti
El nombre puede ayudar
Da una imagen inicial
Un pequeño sello casi una firma
Una breve cicatriz
Algo por donde empezar
No quieres
Sigues empecinado en no decir tu nombre
Invéntate uno
No quiero saber que al otro lado, hay nadie
Quiero nombrar esa voz
¿Puedes hacerlo?
Cariño ¿Puedes hacerlo?
Si quieres puedo inventarlo
¿Cómo te gustaría llamarte?
Ponte el nombre que deseas
Puede ser inventado
Un nombre que no tenga otro nombre
Quieres otro nombre cariño
Quieres cariño
Mi amor dime tu nombre
Dímelo mi vida
Dímelo

Sobre la arena y el espacio infinito, continúa el susurro entre los descabezados, entre las dos figuras, entre el hombre y el niño, como un dueto que juguetea con el aire y construye una melodía que se repite interminable.

Figura del ángel y figura del hombre: No tienes más hermanos
Eres único
Lo sé, lo sé
Hablas como si estuvieras solo
¿Escuchas?
Se repite el motivo
Es la melodía
La melodía cesa
Empieza de nuevo pero en otro tiempo
Un tiempo lento
Es lo mismo
Pero un tiempo lentísimo
Ahora

¿Escuchas?
¿Escuchas?
Tienes voz falta de hermanos
Estás solo cierto
Lo pude adivinar
No tenías que seguir hablando
Nada más con la primera sílaba lo pude adivinar
Escucha
Ahora es la misma melodía
De nuevo
Pero en otro tiempo
Es sencillo

Muy sencillo todo
Espera

Quiero que escuches el silencio
La lluvia que se mete en el silencio
Luego que cesa el motivo
Y la melodía se detiene
Y aparece el silencio
Y en medio la lluvia
¿La escuchas?

¿La escuchas?

No hay palabras, sólo el agua, un espacio cubierto de lluvia donde nadie habla, sólo silencio y las voces mirándose una a la otra. Luego del interludio de voces mudas se vuelve al susurro

Figura del Ángel y Figura del Hombre: Me gustan las palabras
No puedo hacer algo distinto con las palabras más que escribirlas o decirlas Decírtelas al oído
Medio susurrártelas
¿Tienes tiempo?
Quiero que me veas escribiéndotelas
Sólo si tienes tiempo
No quiero molestar

Las voces de nuevo se sumergen en el espacio, en el silencio, en el motivo central de la melodía que se repite y el sonido de la lluvia que lo llena todo. Las dos voces se miran la una a la otra en un interludio de voces ciegas.

Figura del Ángel y Figura del Hombre: Quiero dormir
Prefiero que dejemos esto aquí
Mañana quiero seguir
¿Me esperas?

Dentro de la arena la espera se prolonga y la lluvia arrecia y lo llena todo, en los bordes aparece la mujer, ahora tan inmensamente vieja que confunde caras lenguas y nombres Es una pequeña mujer de altura de menta con trajes inverosímiles que vuelve a representar Finge que es una madre que despierta y que con ojos vigilantes espera a su hijo en su guarida, en su madriguera. Lo espera medio dormida con sus ojillos pequeños entrecerrados con los puñitos apretados para capear el frío. La mujer espera pequeña arrellanadita entre frazadas y colchas. Bajo su cuerpo en otro plano del arenal infinito hay una cabeza decapitada. Es una cabeza mediana desangrada. Es una cabeza seca con ojos cerrados y labios medio caídos. Es una cabeza sin expresión. Es una cabeza que babea su muerte bajo la cama de la mujer. La sangre de la cabeza escurre por la habitación. Es la lengua de la cabeza la que recita un entrecortado monólogo.

La voz de la sangre: Claro que me tiraron al mar
Antes de hacerlo me quitaron los zapatos
Me quitaron los calcetines
Me quitaron las medias
Me quitaron las bragas
Me quitaron los calzoncillos
Jugaron un rato con la arena
Antes de subirme al avión
Dibujaron huellas con mi cuerpo sobre la arena
Antes de subirme al avión
Y ya dentro del avión me puse a gritar
¿Dios mío qué puedo hacer? ¿Qué puedo hacer?
Verdaderos gritos de ahogado
Gritos de ahogado
Gritos de vivos y de muertos que caen al río que parte la ciudad en dos
Mientras el avión como un barco planea por sobre el mar
Antes que el avión como un barco abriera las escotillas
y meara sobre el mar una infinidad de cuerpos
Dios mío qué puedo hacer qué puedo hacer
Infinidad de alaridos de hombres
Y mujeres antes de rodar por escotilla al mar
¿Qué puedo hacer? ¿Qué puedo hacer? ¿Qué puedo hacer?

Luego del silencio de la lluvia y de la melodía que se repite vuelven las voces de las figuras, son dos hombres, un ángel y un hombre que se alternan con la voz de la sangre en un interludio de voces ahogadas en medio de la inmensidad del mar.

Figura del Ángel y Figura del Hombre: Soy demasiado viejo
No puedo decir la verdad
La vejez me obliga
Soy un resultado
Cargo infinidad de menjunjes
¿Te molesta?
¿De dónde eres?

¿Cómo eres?
Estamos cerca
Muy cerca
¿Estás nervioso?
La voz de la sangre: Muy cerca el hombre pilotando

Y el avión meando muertos y vivos por la escotilla
Figura del hombre: Me gusta el sexo

Me gusta demasiado
No soy un enfermo
Te lo puedo asegurar
Es sólo sexo
Sexo irrefrenable
Quiero ver tu agua corriendo por la boca
¿Quieres que me la trague?
¿Que me la trague?
¿Y que me la beba toda?

Soy un pámpano y retozo en la mierda
Sólo un pámpano tú una figurilla de cascabel

¿Quieres venir?
Y charlar un poco
Siempre estoy solo
Estamos solos
No hay nadie
Nadie Nadie
Afuera nada más el vacío
La voz de la sangre: Veo la puerta de la escotilla abierta
Afuera el vacío un vacío azul y muy frío
Nada más
Figura del Hombre: Es sólo entrar doblar la esquina y subir unos cuantos peldaños. Nada más ¿Quieres venir un momento, quieres venir un momento por favor? ¿Quieres verme un segundo? Si es sólo un segundo. Nada más. Mira el espejo estoy allí dentro. Nada. Nada. Nada.
¿Puedes?
¿Sólo un poco?
¿Quieres que lo coma todo?
¿Quieres que lo coma todo?
¿Quieres de verdad quieres?
¿Qué haces?
¿Dónde vives?
¿Qué nombre llevas?
¿De dónde vienes?
¿Y tu madre?
¿Qué dice de todo esto?
¿Cuál es tu verdadero nombre?
¿Te puedo llamar de alguna forma?
¿Te puedo inventar un nombre?

No voy a hacerte nada
Soy un viejo cocodrilo inofensivo
No sirvo para hacerle daño a nadie
A nadie
Soy lobo disfrazado de oveja
No me creas
Ven cariño
No me creas
Lástima no
Cariño
No

Silencio

Mozart lo endulza todo
¿Recuerda los silencios?
¿Los espacios entre una y otra repetición?
¿Cuando hablamos del motivo y todo eso?
¿Recuerda?
¿El interminable motivo que vuelve una y otra vez?
¿La melodía sencilla y juguetona de Mozart?
Escucho arrebatadoramente a Mozart mientras afuera el frío quiebra dientes cráneos y asesina mendigos. Me canso de hablar. Mi madre duerme el sueño de las inocentes. Sus párpados de miel están cerrados a hierro y fuego. Tan cerrados como no quisiera y no los puedo abrir
¿Qué puedo hacer?
Sí estoy aquí y no vienes y me congelo
¿Qué puedo hacer?
Sigo escuchando el pianito dulce
La melodía juguetona de Mozart en el picap
Hablar cansa. Quiero dormir La melodía de terciopelo me cierra los ojos. Se me cierran y duermo junto a mi madre junto a sus párpados de miel y avena
Adiós
Adiós mi niño


4 Tango y muerte imposibles

La mujer despierta de su sueño de hierro y fuego, y ejecuta un tango imposible entre las figuras de ángel y de hombre y los alaridos de la voz de la sangre, antes del salto hacia el mar. Un viejo de gafas pelo blanco y esmoquin brillante que abre y cierra el fuelle de un bandoneón ejecuta el tango de la imposibilidad.

Mujer: ¿En serio van a venir las mujeres que danzan, y me van a acompañar en mi rutina?
Yo no puedo sola
Soy vieja y tímida
Muy tímida
Y me muevo mal
¿En serio van a venir y me van acompañar mintiendo con el gesto con el canto con las manos?
La voz de la sangre: Estaba muy nublado ese día. Me tiré. En realidad me puse a caminar muy lento hacia dentro
Fue pensar estos zapatos pesan
La arena me llena los zapatos
Esto me cansa
Pensar todo eso y sacármelos
También los calcetines
El agua mojándome los pantalones
Yo más adentro
¿Dónde quedará la china?
¿Dónde quedará la china?

Hablaba, suspiraba, mataba gaviotas a pedradas
Estaba nublado
Muy cerrado y muy nublado
Mujer: Tenían los cuerpos en el refrigerador
Muy escondidos
Los que no lograban sacar y subir a los aviones y lanzar al mar
Totalmente escondidos
Ocultos
Para evitar la podredumbre y el mal olor
Dentro del refrigerador
La voz de la sangre: ¿Donde está el agua
¿Dónde está?
Afuera y abajo
Muy abajo
Mujer: Descorremos el tupido velo la cortina, y adentro la carnicería, mis queridas amigas dentro la pudrición
Voz de la sangre: Pienso en las gaviotas

Antes de caer
No veo gaviotas, sólo un azul como acero

Mujer: ¿Por qué me visto de negro?
Voz de la sangre:
La vida es luto
El agua estaba tibia
Cuando rompí la superficie
El agua está tibia
Dulce y salada
Mujer: ¿Puedo escapar?
¿Salir de aquí?
¿Y cerrar?
¿Bajar la cortina de la carnicería?
¿Dejar de hablar como una loca?
¿Puedo puedo puedo puedo
Porque soy una vieja loca
Que no tiene otra salida que hablar
¿Puedo?

La mujer ejecuta frenéticamente un tango imposible entre las figuras de ángel y de hombre, los alaridos de la voz de la sangre antes del salto hacia el mar

Madre: Lo espero con el candeal hijo
Con la comida
Con los ázimos
Con el cordero para la ofrenda
Figura de Hombre: Ha subido
Estoy solo con él
Lo tengo agarrado de las nalgas
Me muestra su sexo
Lo lamo
Lamo su sexo débil
Me excita
Me dice que lo coja
Que lo coja fuerte
Figura de Ángel: Me coge de la cabellera
Me imprime su fuerza
Figura de Hombre: Mi semen se pierde por el agua
Figura de Ángel: Trago ranas
Mosquitos
Niebla
Plagas que me invaden
Mujer: Puedo engendrar un hijo sano
Comenzar otra vez
Figura de Ángel: Me aferro a su cuerpo
Estoy boquiabierto, babeando, babeando interminablemente
Madre: Estoy loca
Demente
Hablo porque no tengo otra salida
No tengo escapatoria
Debo hacer algo
La incertidumbre me mata
Me mata
No puedo
Y hablo
Figura de Ángel: Dulce y salado
Un líquido tibio que me cubre
Mujer: Corto cabezas
Las corto de cuajo
Las presento al emperador
Soy apenas una mujer
Afuera las luces de la ciudad
Hablo sin parar y ejecuto
No tengo compasión
Una tajada
No tengo compasión
Otra tajada
La compasión no me atraviesa
Hundo los dedos en mi sexo
Me lo rebano
Un trago
Pido un trago
Prefiero dormir
Prefiero olvidar
No puedo
Me duelen los dedos de hundir el cuchillo
Todos están muertos
No hay como despertar a los muertos en este mar café que parte Santiago

Las figuras desaparecen tragadas por el arenal infinito a lo lejos un verdadero alarido


5 Las Meninas o la metáfora

Un alarido que se transforma en una niña eléctrica y nodriza

La niña: Estoy aquí, en este cuarto celeste todo celeste recortada entre la niebla y el mar negro, me voy cayendo por el agua, picada por medusas, tengo el cuerpo prieto de remar, los ojos magullados por la arena. Estoy ardiendo. Quiero un hombre.

Silencio. Aparece un perro. La monta. La lame. La niña se deja hacer.

La vieja hilandera:

Relatando el triste encuentro del perro y la niña:

Claro la niña se desvistió
Se arremangó las polleras
Como pudo, lo más rápido que pudo
Se bajó las bragas
Y a poto pelado se puso en cuatro patas
El perro saltó la reja de lanzas
La cogió en el jardín en medio de magnolias
Las magnolias se cubrieron de semen
Exudaron semen
La niña se aferraba a los tronquitos de cristal de las magnolias mientras el perro la trincaba
La niña: Estoy desdoblada nana
Estoy siendo desdoblada por el perro nana
El tronquito de cristal me aprisiona los deditos
La sabia me revienta y me pone muy duras las manitos
El tronquito gime
Soy toda escozor nana
Ay ay ay ayayaicitoooooo

La florecilla del magnolio baja sus pistilos y ve a la niña bajo el lomo del perro

La vieja hilandera: El perro se lo hace con todas
Se lo hace con todas las mujeres
Hasta con la madre
Se sienta bajo el vestido de la madre y empieza a lamerle el chocho
El coño
La niña: Mamacita ¿Y si cuento la historia del jovencito, casi, ángel que se sube a la barca de un hombre, casi, bestia y que se meten al mar y que en el mar la vieja, casi, madre los encuentra juntos y de pura ira los guillotina? Ay ayayay si me meto al agua me la pescan los peces Que me la comen todita, todita, todita, entera que no me queda ni un pelito, ¿Que está toda devorada por los cangrejitos, por los pulpos, por los caracoles y los caballitos de mar?
La vieja hilandera: Esta niña no tiene remedio. Otra vez con la historia. Con el cuento. Con todo lo que escucháis. Con todo lo que habéis visto y oído. No tiene remedio ¿y qué? ¿Finalmente llega a la boca de la ballena? ¿Se salva el mozuelo de los brazos del pervertido y vuelve feliz con su madre a casa o no?
La niña: ¿Te puedo llamar mañana y nos juntamos?
La vieja hilandera: Déjate niña por dios. Déjate de una vez
La niña: ¿Cómo te gusta hacerlo cangrejito?

La niña aficionada a los acuarios atraviesa la arena y se cubre con una sombrilla verde y recita: Señorito y marinero. Dos figuras emergen de la arena.


6 Señorito y Marinero

Un Señorito y las caricias sonámbulas de un marinero, cuerpos vencidos dentro de una cabina telefónica. Afuera una gran extensión de arena acrílica y un mar negro.

Señorito: Quiero café. Sólo café. No quiero dormir. Contigo ahora menos que nunca ¿Me puedes convidar con una taza de café?
Marinero: Conozco un lugar donde lo hacen. Es barato, muy barato. Un buen café al alcance de cualquier bolsillo.
Señorito: Puedo pagarlo. Podría ir yo mismo por él pero no quiero. Tienes que hacerlo. Ir por él. Estoy acostumbrado a que me sirvan. Te pago para que lo hagas. Debes hacerlo. Por todo lo que me has hecho me debes una taza de café.
Marinero: Exige demasiado. Casi no aguanto, casi no me tengo en pie. A veces quiero volver a mi patria pero no debo. Sólo pido un poco de tiempo y luego seguir hasta donde me alcancen las fuerzas
Señorito: El café no puede esperar
Marinero: Mis ojos y mi cabeza tampoco
Señorito: Deja la charla y ve por un café
Marinero: Mi cuerpo no puede esperar Estoy que me demuelo
Señorito: No puedo esperar. No puedo esperar un minuto más. Necesito un café servido a la mesa. No puedo más. Ve pronto y pídeme uno. Sabes cómo me gusta
Marinero:
Exige demasiado. Quiero cumplir con lo prometido. No tiene medida
Señorito: Puedo seguir las noches que hagan falta. Debo refrescar mi cuerpo y continuar. Un café ayuda. Seguro ayuda.
Marinero: Tengo el cuerpo cocido. Me puedo ir a nado hasta la isla más cercana y sólo por huir. Pero no quiero. Puedo escapar y meterme en una covacha y llegar donde mujeres y meterme bajo sus faldas. Pero no quiero.
Señorito: Un poco de sueño y café. Una pausa Luego todo va a ir mejor. El tiempo. Las lluvias. Tienes razón. El clima. Todo huele distinto. Muy distinto. Muy distinto Necesito una pausa.
Marinero: Es dueño del tiempo. Sólo juega. Yo no. Es mi trabajo. Debo ordenar el cuarto donde vivo. Todo me sirve para colocar dentro cosas y ordenar el cuarto donde vivo. Cualquier mueble. Lo que ya no ocupe. Todo me puede servir. Veo mi ropa tirada por toda mi cuarto. Necesito orden. Nada más orden. Sólo eso .Orden y un espacio donde colocar todo. Es poco. No tengo mucho Lo que llevo puesto y unas cuantas camisas y pantalones Zapatos. sólo lo que se ve. Nada más. El resto metido en un morral. La vida del mar es económica. El peligro y la muerte me obligan a llevar lo puesto. Nada más.

El marinero se aleja con el morral al hombro. El señorito queda en la cabina telefónica. Se escucha el silbido del marinero que se acerca a la playa. Se quita la camisa y los pantalones. Se da un chapuzón en el agua. El niño ve su cuerpo entre la espuma blanca y el agua negra del mar. El frío baja como una cortina y lo cubre con el mar y la muerte. El niño llora de frío por el hombre que ya no ve.


7 Cocina de piedra

 

Una mujer sobre la arena acrílica frente a una hoguera donde hierve agua en una pequeña cazuela. Una cabina telefónica y un mar negro a lo lejos o entre los silencios de la mujer.

Madre: No vi, ni oí nada, nada
Me queda sólo una imagen en la cabeza de todo aquello
Cuando lo iban sacando sobre una camilla cubierto con una manta
Cuando llegué vi que sangre le chorreaba de la cabeza
Y la sangre esa se ponía a hablar
Eso vi y escuché
Nada más
Nada más
No. No tengo una imagen exacta del muerto
No. No tampoco pude verle los ojos
Lo conocí por televisión
No puede ver nada
Ni supe del tiro que se encajó en la boca
De eso me enteré mucho después que salieron con el cuerpo cubierto con una manta
No pude ver nada
No había testigos
Todos eran hombres sin lengua y con metralletas
Sólo supe, cómo principió el asesinato por la sangre
Sólo por la sangre que hablaba
La sangre que brotaba de su cabeza media rebanada por el impacto
Un monólogo interminable de su cabeza

La mujer recuerda e intenta llorar, imprime un gesto teatral a su cuerpo

Madre: ¿A mi hijo?
Sí sí puedo llegar a quererlo
Estoy en tales condiciones de abandono que puedo escarbarme el corazón
Y quererlo un poco
A pesar de todo
Claro que sí
Pero sólo un poco
Nada más un poco

La mujer apaga el fuego y sigue recordando. No se pueden escuchar sus palabras sólo mira el firmamento. Asoman luces brillantes en el panorama.


8 Discurso del caudillo

Un cielo cubierto de estrellas inunda el espacio

Caudillo: El ruido de metralla que no me deja entrever el azul de cielo. Adivino estrellas. Muchísimas. Puedo contar esas pequeñas luces chinas. Caen a mis ojos una a una. Quedan pocas. Si me dejan tiempo puedo con todas. Estiro el índice y toco la punta roma de la decimacuarta estrella que me atraviesa los ojos. No sé nada de estrellas ni de firmamento. Sólo sé que están allí pegadas. Cubiertas con ese delgado brillo celeste que las hace transparentes y dulces. Cierro mis ojos para ver mejor. Cubro la luz y busco la oscuridad. Me vuelvo gato. Cierro los postigos de las ventanas de palacio y recorro las infinitas habitaciones a oscuras. Soy un minotauro ciego. Quiero ver el firmamento entero. Están todas allí pegoteadas en un acuario celeste. Extrañas criaturas nocturnas que no he visto sobre la tierra. Me queda poco tiempo. Cada noche el cielo se escamotea al filo dulce y agudo de las estrellas. La bóveda atruena con ruidos de avión con silbidos de metralla. Debo barrer con todo para ver el negro azul y los pequeños puntos titilantes de las estrellas. Las estrellas se van perdiendo. Una luz mortal asoma por el horizonte. No tengo salida. Debo volver a los corredores interminables de palacio. Cerrar con piedras la puerta. Dormir interminable. Dejar de oír las mujeres que llegan a la puerta intentan descorrer la piedra y quieren ver el sepulcro vacío. Mi cuerpo yace sobre la piedra cubierto a resguardo de metralla y fusil. Sólo dado a las estrellas. Todas quieren que me levante y que mi cuerpo deje de heder. Sólo soy un toro ciego que cuenta estrellas.


9 Trabalenguas de estrellas

Sobre una arena acrílica frente a los rescoldos de una fogata.

Mujer: Las estrellas alumbran las estrellas
Clavadas allá arriba
La luna apenas se ve
No no hay luna
Sólo estrellas
Ellas no pueden seguir así desnudas
Manan sangre
Así clavadas en el firmamento
Escupen granitos de azúcar
Me paro en medio de la noche y las veo
Sus granitos dulces me salpican la cara
Se me vienen todas a la boca
Son estrellas hermanas
Llamas caen del cielo
No me caben entre las manos
Las cierro
Tengo que cerrar la palma
Como si llevara un atado de trigo
La noche está como nunca
Cubierta de luces de bengala
Húmeda de azul
La noche está húmeda de azul
Se me pega el brillo del cielo en la blusa
Visto blusa blanca y traje oscuro para seguir en este mirar detenido de estrellas
Ellas no pueden con tanto ojo que les pongo encima
Se cansan de ser vistas
Las estrellas agotadas cierran sus ojos y duermen
Dejo la noche
Abandono la noche
Me duermo en el medio de la carretera con las estrellas cansadas de mis ojos que sólo quieren ver la maravilla
Me pego al asfalto traga estrellas
Todo esta noche mira estrellas
Todo


10 Señorito y Marinero en medio del mar

El Señorito dentro de la cabina telefónica y el marinero dentro del mar oscuro

Marinero: Salgo y entro del agua como delfín. Asomo la nariz y el cielo se cae a pedazos. Se estremece. Se duerme. Apareces entre los cerros muy lejos del líquido tibio dulce y salado que me cubre. Me sumerjo y juego con la arena entre los dedos de mis pies. Vuelvo a empinar mi nariz por sobre las aguas y el sol es suave como hombre desnudo.

Silencio

Quiero coger mis cosas y largarme Amontonar mi ropa y meterme en el mar de una vez y para siempre. No tengo ganas de seguir entre el cielo y el mar. Quiero estar aquí metido el día entero. Aquí no hay nada más grato que dormir el día entero y no tener ni siquiera que desperezar un pie, ni desperezar un trozo de oreja, ni un pellizco de nariz, ni un pedazo pequeño de ojo, ni de córnea, ni de humor vítreo. La uñita dentro del agua se ve muy delicada como si fuera de cristal. No quiero salir pronto del agua, del agua que me vuelve las uñitas de cristal, el cuerpo como si fuera un acuario todo transparente, todo lleno de agua por dentro, y por fuera el cuerpo como un nilon transparente. Sé que no hay remedio. Vendrán a colocarme otro nilón, sobre este nilón de cuerpo que me ha dejado el agua y me van a embutir dentro las manos transparentes la cabeza con todo el cráneo de cristal los ojos como dos estrellas todo cuando me saquen de aquí y me van a tumbar sobre la arena seca y caliente lo sé.

El Señorito se hunde en la arena como topo y desaparece se lo escucha refunfuñar interminablemente: “Lo que pasa es que me odias, no quieres a nadie de mi familia. Me odias a mí y a toda mi familia”.


11 Parte final o al tercer día

Firmamento lleno de estrellas

Caudillo: No creo que vea por ahora al cielo desde este laberinto donde me tienen secuestrado. Tengo que abrir los ojos en la noche. Otear las estrellas. Intentar contarlas y dormir mil años. No estoy dormido, niñas, niños no lo estoy. Aunque me levanten monumentos no duermo Es un modo de descansar. Tengo que hacerlo. El trabajo me lo impone.

Un paisaje de arena acrílica o el vacío el espacio entre un trocito musical y otro el silencio sólo la figura del ángel la figura del hombre y la mujer agarraditos de las manos con los ojos clavados en el firmamento es de noche hay muchas estrellas.

El Escorial julio de 2000.-




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