Dramaturgos / Karen Bauer  

 

 


El sentido del deseo

de Karen Bauer

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Uno
Dos
Tres
Cuatro
Cinco
Seis
Siete
Ocho
Nueve
Diez
Once
Doce
Versión de impresión

 

 

De Karen Bauer

Personajes
Barón de Saint-Loup
Madame Benarkadi
Odette
Antón


Uno

Habitación matrimonial del Barón y Madame. No es existe una época específica. Hay poca luz debido al incontrolable crecimiento de las enredaderas que cubren cada día más la mansión.

El Barón De Saint-Loup y Madame Benarkadi están a punto de comenzar el juego, Madame tira una moneda al aire.

Madame: Cara, tú recibes. ¡Fue la suerte!. ¡En eso no hay trampa!
Barón: Maldita suerte, hoy quería lanzar
Madame: Vamos, estira un poco los brazos, elonga la espalda... mmmm ¡Con ese ánimo este juego no tendrá ninguna gracia!
Barón: Creo que esa moneda está cargada
Madame: (Ríe) ¿Cómo crees? Lo dices solo porque te gané
Barón: Eres una tramposa
Madame: ¿Yo?
Barón: Una exquisita tramposa
Madame: ¿Exquisita? (El Barón se acerca a Madame le besa el cuello y el escote.  Mientras de a poco pone sobre su mano la Pelota) ¿Qué pasa si digo que no?
Barón:...Exquisita, exquisita, exquisita...
Madame:...No
Barón: Entonces no
Madame: Está bien... lanzaremos una de tus monedas
Barón: ¿Y Si vuelves a ganar?
Madame: No habrá vuelta atrás, quiere decir que la suerte me acompaña
Barón: No quiero jugar
Madame: ¡Vamos! ¿No confías en tu suerte?
Barón: Un noble no necesita suerte
Madame: Entonces convenza a Madame señor Barón (El Barón besa delicadamente la mano de Madame, luego la toma fuertemente de la cintura y la aprieta contra él) ¿Estoy  cediendo?...mmm, no lo sé. (Entra Odette, la Mucama. Trae una bandeja con dos vasos. El Barón suelta a Madame) No es necesario querida, ni siquiera hemos podido comenzar el juego... aunque en verdad ya estoy muerta de cansancio (bebe de uno de los vasos)
Barón: Recuérdame por favor Odette, el último partido de Críquet se jugó...
Odette: El jueves señor
Barón: ¿Y fue ganado por...?
Odette: Madame, Señor
Madame: ¡Todos los partidos los gano yo!
Barón: Entonces deberías darme alguna ventaja, ¿no es cierto Odette? Madame ha ganado el último partido y como buena ganadora debería permitirme ser el lanzador ¿qué crees tú?
Madame:
 ¡Déjala tranquila ella no entiende de este juego!
Barón: ¡Claro que entiende! Yo le he enseñado
Madame: ¿Has jugado alguna vez?
Odette: No. Nunca, pero lo conozco
Barón: ¿Crees que debería ser el lanzador? ¿Crees que merezco que se me conceda?
Odette: Si lo creo
Madame: Puedes retirarte Odette
Barón: ¡No!, dame ese vaso que tengo sed (Se acerca a Odette y bebe) eres generosa, estás de parte del perdedor, un ser frágil como tú es generoso conmigo
Madame: ¡Parece que el Barón se ha puesto sentimental!... puedes irte Odette
Barón: ¡No! Estamos conversando. Odette y yo estamos conversando. ¿Qué quieres Odette?
Odette:
 ¿Qué quiero?
Barón: Elige cualquier cosa que haya en esta habitación, ¿esta alfombra? No seas tímida, pide lo que quieras... las cortinas, la lámpara, la pelota, el bate...
Madame: Eso no
Barón: ¡Déjala que pida lo que quiera! ¡El vestido que lleva Madame! ¡Todos los Vestidos de Madame!
Madame: ¡quiere dejarme desnuda!
Barón: Pide lo que quieras, te daré lo que quieras
Odette: Una de sus camisas de seda
Barón: ¿Solo una camisa? Te daré cuantas quieras, espera (Se quita la camisa que lleva Puesta) te daré esta que tiene mi olor.
Odette: Gracia señor
Barón: ¿Es lo que querías? ¿No te gusta ese olor?
Odette: Si me gusta, esta está perfecta, me gusta mucho
Barón: Es mi olor, mi camisa favorita
Odette: Entonces no puedo recibirla señor. Deme otra, una que no le guste tanto
Barón: No te llevarás esa, te regalo mi camisa favorita
Odette: Gracias Señor, ¿Puedo retirarme Madame?
Madame: Puedes. Todo esto por un lanzamiento (le entrega una bata) ponte esto que te vas a resfriar.
Barón: Déjame estoy bien así.


Dos

Jardín. Odette corre. Se encuentra con Madame

Madame: has visto como está de crecida esta planta. Toma un poco de esto o vas a congelarte, nada mejor que el bourbon para calentar las tripas. El jardinero le estaba cortando las raíces de a poco, creyó que no me daría cuenta el infeliz pero ella me avisó y el desgraciado tuvo que pagar, yo la regué desde que era una matita, le dejé solo un brote para que creciera derecha. Si no tomas, sabes que te vas a morir, ¿acaso quieres eso?. No, ¿no es cierto? Deseas platos sucios, tender tu cama, lavar tu cara, y al ponerla frente al espejo reconocerte como tú misma, ver la piel joven, ver las arrugas...lo se. Me gusta imaginar que alguna vez me desperté en mi cama tibia y sola, que me senté en ella y ví pasar el tiempo sin agitaciones, solo yo y mi cama, yo y mi tiempo, yo y mis pies, yo y mis rodillas, bebe muchacha, bebe por tus rodillas la salud de las rodillas de Odette!
Odette: ¡A la salud de las rodillas de Madame!
Madame: No, no, no gastemos este elixir de vida en mis rodillas mentirosas, ni en ninguna parte de este cuerpo mentiroso, esta boca que hace como que habla pero no habla, estas manos que hacen como que se mueven pero no se mueven, estos pulmones que no respiran, pero yo imagino que si, imagino el aire entrando en ellos, imagino que mis ojos se abren, imagino...basta querida. Quédate con la botella ahora esta cabeza farsante está inventando que está mareada, vete querida, vete. Acuéstate temprano, mañana quiero mi jugo y mi café.


Tres

Odette continúa corriendo hasta que la detiene una música.


Odette: ¿Adónde estás?...¿adónde estás?... un poquito más despacio... así está perfecto...¿Cómo hiciste para entrar? No, no me respondas, solo sigue tocando... ahora la melodía se vuelve tan triste y...
Antón: ... y no te gusta estar triste, ya te estaba extrañando
Odette: yo también ¿Pero cómo entraste?
Antón: ¿Quién podría impedírmelo? El jardinero se fue hace como dos años... las enredaderas tapan toda la casa, ya no se distinguen ni las puertas
Odette: Se meten por las ventanas, las raíces casi levantan el piso...
Antón: ... mi amorcito podría ayudarme para que pueda ser el nuevo jardinero
Odette: ¿Y tú qué sabes de enredaderas?
Antón: Que hay que sacarlas de raíz
Odette: Tú no tienes fuerza para eso
Antón: (vuelve a tocar la melodía) así podríamos estar juntos
Odette: Ya lo estamos... tengo una noticia que darte. No, no se trata de eso... tendremos un hijo cuando estemos lejos de aquí, pero cambia esa cara... mira lo que tengo para ti (Le muestra la camisa)
Antón: ¿Te la robaste?
Odette: No, me la regaló el Barón. Dijo que yo era generosa y que podía pedir lo que yo quisiera...
Antón: ¿Y le pediste una camisa?
Odette: ¿Acaso no te gustó?
Antón: Podrías haberle pedido un traje completo, con zapatos y sombrero ¿cómo me vería?
Odette:
 No te quiero ver con su ropa (le quita la camisa) dame eso que lo voy a lavar
Antón: ¿No quieres que huela a perfume?
Odette: No
Antón: Prefieres el olor a tierra
Odette: Si, prefiero el olor a tierra de tus zapatos, el olor a moho de tus camisas
Antón: Pero tu hueles a perfume
Odette: No es verdad.
Odette: (Se huele la ropa) ya no me doy cuenta, no sé cuál es el olor del jabón y cual es el olor del perfume (se quita la ropa) voy a lavarlo todo
Antón: Es tu piel
Odette: Lo sé... tomé una decisión, voy a renunciar... hoy mismo les diré que me quiero ir, nos iremos los dos. Ya he juntado suficiente dinero, y mira (saca de sus bolsillos joyas y cosas brillantes) los he ido juntando de a poco, hay tantos que no se dan ni cuenta... antes de irme puedo sacar algunos más...
Antón: ¿Y un traje para mí?
Odette: Si
Antón: Y uno para ti
Odette: Si tú quieres.
Antón: Y una capa roja y un sombrero y un abrigo
Odette: ¿Una capa?...Está bien trataré, ¿Si la consigo te irás conmigo?
Antón: No entiendo por qué quieres irte
Odette: ¿No entiendes? ¿Te gusta que tenga este maldito olor en el cuerpo? (Antón no responde) Estoy decidida hoy mismo se los diré.
Antón: ¿Y qué harás afuera Odette? ¿Qué vida crees que nos espera afuera?
Odette: La vida que nosotros queramos, donde al único que deberé servir es a ti...
Caminar por donde yo quiera, caminar sin reflejarme en todos estos espejos, jugar el juego que yo quiera. ¿Vendrás conmigo?
Antón: Yo estaré donde tú estés... ¿Te acordarás de mi capa roja? (Se escucha la risa de Madame)
Odette: Y de tus zapatos y tu sombrero también
Antón: Recuerda que debe ser roja
Odette: Recuerda esto, mañana en la mañana espérame en la puerta de salida. Ahora vete.


Cuatro

Habitación de servicio, El Barón está tendido. Odette entra.

 

Barón: Ven acá Odette siéntate a mi lado
Odette: Me asustó
Barón: Pero que alterado está ese corazón ¿por qué estás tan asustada? Solo soy yo...así está mejor (se quita la bata y se pone de Espaldas a ella; Odette le hace masajes) tienes las manos ásperas. No, no pares, a mí me gustan tus manos de lija, tanto como la suavidad de estos hombros, de esta espalda...
Odette: Sólo vine a cambiarme el delantal, me están esperando en la cocina
Barón: Podrías haber pedido lo que quisieras, yo te lo daría, no tengas miedo puedes tener lo que quieras.
Odette: (poniéndose un nuevo delantal) Estoy lista
Barón: (Desatando el delantal de Odette) deberás hacerlo otra vez
Odette: No haga eso (Vuelve a atarlo, el barón lo desata y Odette lo ata con impaciencia) me están esperando (El Barón lo vuelve a desatar y desata también el pelo de Odette) ¡No!
Barón:
 Parece que conseguí enojarte (Le ata el delantal) El cabello no, me gusta tanto tu pelo suelto...
Odette: ¿Puedo volver a la cocina señor?
Barón: ¡No! No puedes ¿hay algo que desees tener?. Pide lo que quieras
Odette: Uno de sus trajes, con los zapatos, sombrero y una capa roja
Barón: ¿Nada más?
Odette: Un vestido
Barón: El que quieras, cuantos quieras
Odette: Con uno es suficiente señor, (lo abraza) Es usted muy Generoso señor. Créame que siempre lo voy a recordar servir en esta casa fue muy bueno, usted y Madame fueron muy buenos señores conmigo (El Barón se aleja y la mira) No se preocupe que yo puedo estar en el servicio hasta que llegue otra mucama, sé que se lo debería haber dicho antes a Madame para que se ocupara de buscar a otra.
Barón: ¿Otra?
Odette: Conozco a una niña muy buena
Barón: ¿Otra niña?
Odette: Otra niña que estaría muy complacida en servirle, más o menos de mi estatura, de mi edad, haría lo mismo que yo
Barón: (Le desata el delantal) cállate (le desabrocha el vestido) ¿Me tienes miedo?
Odette: No
Barón: ¿Sabes lo que como cada vez que me siento a la mesa? Ayer por ejemplo fue tu espalda, la mordí y reconocí cada músculo de esta espalda, cada fibra, no había mucha carne que comer de ella pero fue un detalle comparado con el placer exquisito de chupar cada una de tus vértebras hasta dejarlas vacía... no es vino, eres tú diluida en mi copa, en mi botella, en el agua en la que me sumerjo, que bebo, que respiro...
Odette:... Mire, ya tengo hechas mis maletas ¡con todo lo que me ha regalado no puedo cerrarla!
Barón:
 (La toma con fuerza) ¿Quién te dijo que yo le hago regalos a una sirvienta? Yo no te he regalado nada de esto, tendrás todo lo que quieras mientras estés aquí adentro. No entiendes nada, eres una perra tonta...
Odette: Tiene razón... todas estas cosas son suyas y yo soy una tonta (Saca la ropa de su maleta. El Barón la sostiene por las muñecas hasta que Odette cae de rodillas, sobre el suelo intenta violarla, la abraza y se arrodilla junto a ella)
Barón: Eres tan frágil Odette, no debes irte pues Eres demasiado frágil ¿Dime quien cuidará de ti?...aquí tienes todo lo que necesitas y tendrás todo lo que quieras, mi preciosa no me dejará solo porque es mía...


Cinco

Habitación matrimonial. Madame practica su lanzamiento. Entra Odette.


Madame: ¡Querida que oportuna! Ven, toma la pelota ¡no querida!
No lances, hoy estoy practicando el impulso, el movimiento justo antes de que se produzca el lanzamiento, “haces” como que vas a lanzar pero no lanzas y yo “hago” como que recibo, pero no recibo, practica querida (Odette hace el gesto) ¡bien querida!
Odette: Señora yo quería decirle...
Madame: ¡Concéntrate querida! Creo que ya lo tengo... ¡lanza querida, ahora! (Odette lanza la pelota). Pero ya te he dicho que debes correr, cada vez que lanzas la pelota debes correr.
Odette: La verdad Madame es que no tengo ganas de jugar
Madame: Mmmm... está bien, no jugaremos pero me ayudarás a seguir practicando mi impulso,

(Continua con su práctica casi inmóvil)

Odette: Señora quiero informarle que me voy de la casa
Madame: ¡Pero te estás moviendo demasiado! Infórmame querida, mi deber es saber todo lo que ocurre aquí adentro
Odette: Dejo el servicio señora
Madame: ¡Ahora querida! (Odette lanza la pelota) Está bien, si no quieres correr no lo hagas, ¿pero viste mi reacción?. He mejorado no puedes negarlo. ¿Para qué te vas a ir?.
Quédate no seas tonta, afuera no es entretenido, aquí está todo lo que puedes querer... ¿o acaso quieres más?
Odette: Solo quiero irme, en realidad ya está decidido me voy ahora mismo
Madame: ¿No vas a terminar el juego? Está bien. ¿Estás segura de que quieres irte? ¿supongo que esa maleta esta llena de recuerdos de esta casa? ¡Tengo tantos collares que si uno de ellos va en esa maleta estoy segura de que no lo extrañaré...!
Odette: No señora...
Madame: ¡Qué horror buscar a otra mucama!. ¡Servidumbre ingrata, quien traerá mi lunch! (Se acerca a Odette y le acaricia la cabeza) ¡El último lanzamiento! Pero promete que correrás, aunque sea un poco. (Odette acepta y lanza, luego corre hasta el puesto de Madame) ¿El Barón sabe que te vas? (Odette asiente) ¡gracias por correr para mi querida!.
Ahora vete que quiero seguir practicando, suerte querida.


Seis

 

Habitación de servicio. Antón se prueba la camisa parado frente a un espejo. Entra el Barón buscando a Odette.


Barón: ¿Qué hace usted aquí? Responda... ¿quién es usted? ¡Quieto! ¿Acaso es un ladrón?
Antón: No señor, no soy un ladrón
Barón: ¡muéstreme sus manos!...es verdad. ¿Sabía que a un ladrón se le reconoce por sus manos?
Antón:
 Yo nunca he robado, bueno solo algunas cosas pequeñas, un reloj, un par de manzanas...
Barón: Que gracioso, ¡para ti eso no es robar!
Antón: Tomando esas cosas no le he hecho mal a nadie
Barón: ¿cómo puedes saberlo? ¿Cómo sabes si ese reloj que alguna vez “tomaste” era lo mas preciado que tenía su dueño?...No tienes idea
Antón: Nunca lo había pensado así
Barón: ¡Debes pensarlo! Es un punto muy importante, pero despreocúpate, he visto tus manos y no son manos de ladrón, de eso puedes estar seguro, nada te delatará... ¿esa camisa que llevas puesta?
Antón: ¡No crea que la he robado!. Fue un regalo
Barón: ¿De quién?
Antón: De Odette
Barón: ¿Tu novia?
Antón: Si
Barón: (Mirándolo detenidamente) permíteme decir que te asienta
Antón: Es tan liviana que apenas se deja caer sobre el cuerpo...
Barón: Si muy liviana y suave... es seda (toma la mano de Antón y la acerca a su cuerpo) ¿sientes?
Antón: (Acaricia la chaqueta del Barón) Es como acariciar a un conejo pequeño
Barón: ¿Quieres ponértela? (Antón se aleja) ¿no quieres?
Antón: Si, es que quizás no debería
Barón: (Riendo) Si no lo haces, te echaré fuera y diré que robaste las joyas de Madame
Antón: ¡Eso no es necesario! Me la probaré con mucho gusto
Barón: (Le pone la chaqueta) Eso está mejor, se ve que eres un hombre con buen gusto. Sí, te queda perfecta. ¿Por qué me miras con esa cara? ¿Acaso me tienes miedo? Un hombre que lleva una chaqueta como esta no debe tener miedo, debe ser un hombre arriesgado, seguro de lo que quiere ¿estás seguro de lo que quieres?
Antón: Si (Se acerca mucho al Barón) ¿usted está seguro de lo que quiere?
Barón: (Le acomoda la solapa) Si. ¿Pero qué es esto que tienes aquí?
Antón: Una flauta
Barón: Que pieza tan rara
Antón: La hice yo mismo de la rama de un árbol...
Barón: ¡Pero qué inteligente! Déjame ver tus manos, ¡pero cómo no lo he notado!. Tienes manos de músico... esos pequeños callos en la punta de los dedos... manos delgadas, seguro que muy hábiles, ¡Es indiscutible!... ¿tocarías para mí? (Se sienta para escuchar la melodía que toca Antón) ¡Maravilloso! Simplemente deslumbrante... serías un perfecto músico de la corte... eres un
diamante en bruto... estoy seguro de que aprendes rápido...
Antón: Muy rápido señor
Barón: No debe perderse un talento como el tuyo, no puedo permitirlo... Yo mismo podría darte clases de música ¿Te gustaría?
Antón: ¿Clases?
Barón: ¿Amas la música por sobre todas las cosas?
Antón: Si
Barón: Deberás pagar tu enseñanza... serás mi mozo personal, dónde yo vaya tú iras, estarás
donde mis ojos te vean... la educación no debe tener distracciones
Antón: ¡Gracias señor! No sabe lo mucho que se lo agradezco haré lo que usted me ordene
Barón: Puedes quedarte con la chaqueta debes vestir mejor si vas a vivir en esta casa
Antón: ¡Vivir en esta casa!... Me harán falta unos pantalones y unos zapatos nuevos... quizás una capa roja si en algún momento debo salir señor
Barón: ¡Claro! Tengo muchísimas capas... pero no para salir, jamás saldrás de esta casa, el aprendizaje musical es algo muy serio
Antón: Si señor.
Barón: ¡Claro que si! Eres muy inteligente muchacho lindo (se quita los zapatos). Póntelos. ¡Te das cuenta como has cambiado! Pareces un verdadero músico de la corte, tienes buen porte, buen talle... bonitos dientes... a Madame vas a gustarle eres muy joven.
(Desabrocha la camisa de Antón), ¡buenos pectorales!... buena contención de aire para tocar tu instrumento. Bueno pero no sé cómo te llamas
Antón: Antón, señor
Barón: ¿Aceptas mi ofrecimiento Antón?
Antón: Por supuesto Señor.


Siete

Habitación matrimonial. Antón lustra un par de Zapatos del Barón. Entra Odette, trae su maleta.


Antón: ¡Odette! ¡estás congelada! Odette... Odette, háblame, Odette
Odette: ¿Qué haces aquí?... ¿Qué haces aquí?
Antón: El Barón me ordenó que lustrara sus Zapatos
Odette: ¿Te ordenó?
Antón: Prometió darme clases de Música, me escuchó tocar y dijo que podría ser un gran músico, ¡un músico de la corte!... pero debo estudiar y me ofreció ser mi profesor. No pude explicarte, me prohibió salir de la casa...
Odette:... ¿Tocaste para el Barón?
Antón: No te preocupes no toqué tu melodía, toqué una que escuché por ahí... cualquier cosa
Odette: Esperé y esperé y esperé... él no va a enseñarte nada, no tienes nada que aprender de él
Antón: Por supuesto que si, la gente poderosa sabe de música
Odette: ¡Para qué quieres saber más! Mi Antón, mientras más entres en esta hermosa casa tus melodías serán más y más y más feas...
Antón: En vez de alegrarte por lo que me ha pasado inventas esas frases que no entiendo
Odette: Así eres perfecto... no debes entender nada
Antón: Egoísta
Odette: Eso no es verdad
Antón: Si, si egoísta ¡La única cosa buena que me pasa en la vida y me pides que lo deje!
Odette:
 ¡Bueno, esto no es bueno!
Antón: ¡Lo dices tú que siempre has tenido vida de señorita!
Odette: Eso no es verdad
Antón: Una cama caliente, regalos... ver un jardín al despertarse... ¿por qué no puedo querer yo lo mismo?
Odette: ¡Porque no es gratis!. ¡Trato de guardar tu olor pero siempre es el olor del Barón el que queda en mi cama! No es gratis, estos espejos no son gratis
Antón: Hasta piensas como una señorita... no creas que pagas un precio tan alto por lo que tienes... en el mundo nada es gratis
Odette: Tú no hablas así
Antón: Sólo piensas en ti. Afuera no resistirás ni un día ¿adónde vamos a vivir? ¿En mi Casa?. ¡Ja!. Me dejarás...
Odette: ¡nunca!
Antón: ¡No vas a soportar, no vas a soportar el frío ni las costuras de las sábanas rompiéndote la espalda, no vas a soportar parir hijos bajo ese frío y me vas a odiar me vas a odiar por habértelos puesto dentro!
Odette: ¡Basta!
Antón: No quiero que me odies
Odette: Nunca va a pasar
Antón: No quiero que me dejes
Odette: Nunca
Antón: Lo harás, vas a odiarme por hacerte dormir en esa cama inmunda que tanto odio, mi cama no huele a perfume Odette
Odette: ¡Yo sé cual es el olor de tú cama... me tomas por una imbécil!
Antón: Te tomo por la princesita del Barón, la niña que riega sus plantas, que limpia sus espejos, la princesita que no conoce otro cielo
Odette: ¡La princesita que debe apretar los dientes cada vez que el viejo se le mete a la Cama!. No más
Antón: ¿A quién amas?
Odette: Por ti tengo vida
Antón: El barón no es dueño de todo, pero hagámosle creer que lo es
Odette: ¡Vámonos de aquí!
Antón: Odio el frío de la calle tanto como tú odias al Barón... esto es de los dos.
Odette: No tengo miedo
Antón: Lo tendrás
Odette: Ya lo tengo, tengo miedo de que después no me quieras más
Antón: Eso no va a pasar (toca la flauta) cada vez que la escuches sabrás que eso nunca sucederá
Odette: ¿Cuánto tiempo?
Antón: No lo sé... Si decides irte te dejaré
dette: ¡Me amenazas!
Antón: yo también me iré y romperé esta flauta que no servirá de nada, después voy a dejarte. Prefiero dejarte yo antes de que me dejes y me odies
Odette: Piensas desde tus miedos
Antón: Es terror Odette, es terror
Odette: ¿Tanto miedo?
Antón: Tanto te amo.


Ocho

Terraza de la habitación matrimonial. El Barón y Madame terminan un partido.
Antón entrega la toalla al Barón.

Madame: ¡Nunca había corrido tanto! Cuatro puntos. ¡Te gané cuatro puntos señor Barón!
Barón:
 Te los regalé querida la verdad es que sentí lástima de verte correr tanto
Madame: ¡Pero que arrebato de generosidad! (Antón le entrega su toalla) Yo también sentí lástima sabes, lástima al ver como te pesa ese bate, lástima de ver que tus lanzamientos son cada día más cortos. Creo que te estás poniendo viejo querido
Barón: ¡Viejo! ¿Acaso no te has mirado en el espejo?
Madame: ¡Imposible este lugar está lleno de espejos!
Barón: Tu humor es tan... vulgar ¿te gusta lo que se refleja en el espejo?
Madame: Si, me gusta. Puedo ser vulgar, pero una mujer como yo no basa su felicidad llorando por lo que su naturaleza no le da. ¿Sabes lo que más me da felicidad? ¿No quieres saberlo?
Barón:
 ¿Qué?
Madame: Anotar puntos, ganar partidos ¡Esta bien! Admito que verte correr tras la pelota también me provoca felicidad... mmmm (Ríe) ahora me provoca (Se acerca al Barón) ¡Continuar con el partido! (Entra Odette, trae una bandeja con dos vasos) ¡Un descanso antes de seguir!

 (Odette sirve al Barón)

Barón: ¿Solo dos vasos? El Mozo... ¿Antón es su nombre?
Antón: Si señor
Barón: Antón también debe tener sed, estar parado durante tantas horas atento a lo que Madame o yo podamos necesitar debe cansar mucho, (Se acerca a Antón) toma, bebe de mí vaso querido. (A Madame) ¿Qué opinas de Antón?
Madame: ¡Exquisito! ¡Mira como se sonroja, que dulzura!
Barón: Dime Antón, ¿estás contento siendo mi mozo? recuerda que lo haces sólo como pago por tu educación
Antón: Lo sé señor
Barón: Ahora mismo te daré tu primera lección: El estilo... Toca algo, cualquier cosa. (Antón entona una melodía) Buen estilo... buen estilo. Solo eso por hoy.
Madame: (Riendo) ¡profesor de música pero si tú no tienes idea de música!
Barón: Los nobles sabemos de todas las artes mujer
Odette: Me retiro Señora
Barón: ¡Alto! Esta maravillosa melodía me ha inspirado una idea ¿Qué tal si jugamos un partido entre los cuatro?
Odette: Permiso, yo me retiro
Barón: ¡Vamos querida! será entretenido, muéstranos tu estilo ¿Sabían que Odette tiene un magnífico lanzamiento?
Odette: No quiero jugar Señor
Barón: No aceptaré eso, jugarás Odette. El partido está definido así: Antón con Madame y Odette conmigo (Se ubican en un circulo, le entrega el bate a Odette) ¡lanza Odette!
Madame: ¡Debemos tirar la moneda al aire!
Barón: ¡Lanza Odette! (Odette lanza hacia Antón)
Madame: ¡Pero querida debes correr! ¡Sabes que no hay nada que me desagrade más que jugar con alguien sin espíritu de triunfo!
Antón: Debes correr hacia mi lugar
Odette: ¡Conozco este juego desde antes que tú no necesito que me lo enseñes!
Madame:
 ¡Querida! Pobrecillo, sólo quiere ayudarte, seguro que estás enojada porque te sientes desplazada por el nuevo sirviente, hay querida tú sabes que eres irremplazable...
Odette: Lo que pasa es que no me gustan las melodías tristes Madame
Barón: ¡Entonces sólo tocará melodías alegres! Hará lo que su profesor le ordene
Madame: (Riendo) ¡El maestro de música! No dejas de sorprenderme querido... perdón mí señor de las artes
Odette: Madame, está bien juguemos (Vuelve a su lugar y batea la pelota lanzada por Antón)
Barón:
 ¡Corre Odette, Corre!
Madame: ¡Buen lanzamiento! (Aplauden el punto) Primer punto, cambio de lugar
Barón: Ahora yo recibiré (Odette lanza y lo golpea fuertemente en las piernas)
Madame: ¡Pero que golpe! No has practicado tu reacción querido, te han anotado por lo menos cuatro puntos ¡Odette lanza! (Odette lanza y ahora lo golpea en las costillas).
¡Magnifico punto querida! (Se acerca al Barón) Creo que has ganado el partido querida
Barón: ¡Aún no! ¡Me he puesto de pie, mírenme estoy perfecto! ¿Cómo me ves Antón?
Antón:
 Perfecto señor
Barón: Pégame Odette, ¡Hazlo! (Odette lo golpea) ¡Pégame Odette!
Antón: ¡Pégale Odette! (Odette se acerca a Antón e intenta golpearlo, pero la esquiva)
Antón:
 ¡¿Qué estás haciendo?!
Madame: (Ríe) ¡Querida te ha cegado el triunfo! (Odette intenta golpear a Madame pero la esquiva) ¡Qué juego tan entretenido! ¡Sigue Odette!
Odette: ¡No quiero jugar más! (Sale corriendo, El Barón la sigue)
Madame: ¡Pero querida no puedes dejar el partido a la mitad! (Antón toma el bate) mmmm... estas rompiendo las reglas del juego (Antón intenta golpearla) atrevido... apuesto a que no puedes atraparme
Antón: Mmmm... apuesto a que sí Madame (comienza a perseguirla hasta caer sobre la cama)



Nueve

Habitación de servicio. Odette está sentada sobre la cama, entra el Barón

Barón: Pégame
Odette: Ya fue suficiente
Barón: (Se arrodilla junto a ella) Pégame Odette
Odette: No señor
Barón: ¿Es por Antón?... Él te abandonó... prefiere estar aquí me lo dijo... es solo un muchachito vanidoso, le ofrecí ser su maestro y aceptó de inmediato mientras tú, mi pobre Odette lo esperabas. Sé todo lo que haces, todo lo que miras, cada paso que das, lo doy contigo...
Odette: (asustada) Señor
Barón: ¡No me llames Señor! No me tengas miedo...
Odette: No puedo
Barón: ¡¿Por qué no?! Quiéreme Odette no te imaginas cuanto te necesito
Odette: No puedo
Barón: ¿Por qué no? (Odette no responde) ¡Dímelo quiero escucharlo!
Odette: ¡Simplemente porque usted no sabe nada de música!
Barón: ¿Música? ¿Quieres música? ¿Qué quieres Odette? ¿Qué quieres que haga?
Odette: Dígale a Antón que no lo quiere más en esta casa
Barón: Puedo darte lo que quieras... ¡puedo traer a los mejores músicos!
Odette: Dígale que no lo quiere más en esta casa
Barón: Le diré a Madame que no serás nunca más la mucama, que busque a otra muchacha, desde hoy serás tratada como una invitada; ¡serás una vieja amiga de la familia que nos visita por un tiempo indefinido!...tendrás una suite, si lo prefieres puedes dormir en la suite principal... tendrás toda la música que quieras... al despertarte, al acostarte, mientras comas. Te necesito ¿entiendes? te necesito mi Odette
Odette: ¡Basta! Yo lo desprecio... ¡No quiero ser su puta!, lo odio señor... lo odio señor, siento lástima de usted, odio su olor, odio el olor de su maldito perfume, odio esta maldita casa, odio sus manos, odio su ropa... perdóneme pero lo odio
Barón: (Después de un largo silencio) Serás la Baronesa. Dormirás en mi cama, junto a mí, tendrás tantos vestidos y tantas joyas que no podrás elegir... esa será tu única preocupación, estarás junto a mí siempre

(La abraza, Odette trata de alejarlo)

Odette: ¡Yo no quiero eso!
Barón: Antón nos servirá a los dos, podrás tenerlo cuando quieras... él nunca se irá... jamás había tenido un mozo que frotara mi espalda con mayor suavidad, manos tan suaves son difíciles de encontrar
Odette: Eso no es verdad
Barón: Madame te lo puede confirmar, ella ha conocido sus cualidades, es un muchacho perfecto, tú también podrás gozar de sus servicios mi Señora Baronesa

 (Odette lo observa)

Odette: ¡Eso no es verdad!
Barón: (Se escucha la risa de Antón y Madame) ¿acaso no los escuchas? ¡Escucha!
Odette: ¡Basta! (Se escuchan las risas) ¡basta!... ¡Me voy de aquí escuchaste!
Barón: ¡¿Y Antón... vas a dejar que se ría en tu cara?! (Odette se detiene) ¿Qué haremos? mí pequeña Odette, qué harás sin Antón... qué haré yo sin ti? Todo pierde sentido... escúchalos  (se escuchan las risas) todo pierde sentido, todo pierde sentido...
Odette:...Ríe
Barón: (Le desata el delantal y la toca) Mientras lloramos
Odette: (Silencio) Sábanas de seda... ¡En nuestra cama sólo quiero sábanas de seda! con ribetes plateados... pero negras... deberá conseguir seda negra para mí... sólo usaré vestidos negros
Barón: ¡negro, solo negro!
Odette: No quiero usar los vestidos de Madame
Barón: ¡Una modista! Mañana mismo tendrás quince vestidos
Odette: ¡Espejos, quiero espejos por todas partes! Que no quede un solo lugar sin mi reflejo, soy la Baronesa, sábanas de seda, solo quiero sábanas de seda, pero negras
Barón: ¡Eres la Baronesa! (La toma en brazos) ¡Eres la Baronesa!
Odette: ¡Ya está bien, suélteme! Ahora señor Barón debe ir a contarle a Madame que soy la nueva Baronesa, eso es lo primero que le ordeno hacer, ahora. (El Barón sale) soy la Baronesa.


 


Diez

Ha transcurrido el tiempo. Odette se mira en el espejo. Antón la observa.

Odette: ¿Terminaste de darle su baño al Barón?
Antón: Si, Señora
Odette: ¿Frotaste su espalda como le gusta?
Antón: Veo que conoce sus gustos
Odette: Cómo no saberlo
Antón: Ese vestido le queda precioso
Odette: ¿Te gusta? No es de mis favoritos, dame otro (Se quita el vestido). No me mires
Antón: (Le entrega un nuevo vestido) ¿No le parezco un buen mozo?
Odette: ¿Por qué me preguntas eso?
Antón: Porque la señora no pide mis servicios
Odette: ¡Suéltame! Creo que eres un buen servidor, pero yo no requiero de tus servicios, debes mantenerte lejos de mí, lejos de mí... si yo quisiera podría mandarte a la calle
Antón: ¿Lo harías?
Odette: Este tampoco me gusta, tráeme otro (se pone el vestido). Lo haría
Antón: Y después saldrías corriendo detrás de mi
Odette: ¡Arregla las mangas! Las has puesto torcidas, te dije que te acercaras sólo cuando yo lo quisiera, plancharás todos mis vestidos y después lustrarás mis zapatos
Antón: Haré lo que usted diga Señora Baronesa
Odette: Harás lo que yo quiera Antón... ¿Has visto cuantos espejos querido? (Saca un traje del Barón y lo viste) ¡Mírate! (Se para junto a él, ríen) ¡Música! (Suena música con la cual comienza un estilizado pero torpe baile) ¡Todo lo que ves es mío!
Antón: Mi querida Odette

(Odette lo abraza, se quita el vestido y le da el anillo que lleva puesto)

Odette: Es un regalo para ti... Mátalo y podrás quedarte con todo esto, los dos, comprarás una flauta de oro... de oro con diamantes del color que imagines y volverás a tocar sólo para mí...
Antón: Eres la Baronesa sólo dentro de esta casa, no puedo matarlo, ¿te imaginas a todos los señores y sus redes de contacto persiguiéndome?... cuando me encuentren me harán desaparecer?

 (ambos ríen)

Odette: Quiero salir de aquí...

(Antón la sienta sobre sus rodillas como a un niño y le acaricia la cabeza)

Antón: Nos quedaremos aquí, los dos mi amor (se escucha la voz del Barón)
Barón: ¡Odette! ¿Dónde estás querida?
Odette: Dile Que me deje en paz
Barón: ¿Dónde estás Odette?
Odette: ¡Que se muera! (Antón le tapa la boca) ¡Aquí estoy querido! (Besa a Antón y luego le habla) este mozo me ha besado muy mal querido, quiero que lo saques de esta casa ¿Quieres que le pida eso Antón? ¿A quien amas?
Antón: Por ti tengo vida
Odette: ¿Aún tienes miedo?
Barón: Esta casa tiene demasiados brillos, demasiadas luces...
Odette: ¡Las mandaré a apagar todas, que no haya ninguna vela en esta casa, que no entre el sol por ninguna ventana, están prohibidas las joyas, incluso el agua, que nada encandile a Antón!. ¿Cuánto tiempo más?
Antón: ¿Acaso no tienes todo lo que podrías querer en toda la vida?
Odette: ¿Cuánto tiempo más?
Antón: ¿Acaso no tienes todo lo que podrías querer en toda la vida?
Odette: ¡Me estás matando! ¿cuánto tiempo?
Antón: Un poco, solo un poco más
Odette: Tienes el olor de esa mujer pegado en el cuerpo
Antón: Tienes el olor de ese hombre pegado en el cuerpo
Odette: Ya no puedo tocarte, ya no puedo dejar que me toques... nos damos asco
Antón: ¿A quien amas?
Odette: Por ti tengo esta vida
Barón: ¡¿dónde estás Odette?!
Odette: ¡Voy mi Señor! (Sale)


Once

Habitación principal, Madame es perseguida por Antón

Madame: ¡Basta querido, no, no! (Ríe) ¡Por favor! No, no, no... mmmmm ¡Muérdeme! (Le entrega un brazo) ¡Más fuerte!
Antón: ¿Más fuerte?
Madame: ¡Más fuerte! (Comienza a correr, entra Odette) ¡Ven a jugar con nosotros querida, este muchacho tiene mucha energía!
Antón: juegue con nosotros señora
Odette: No muchas gracias
Madame: Este muchacho es muy obediente, hace todo lo que uno le manda, mira hemos inventado “El obediente” yo le pido algo y él lo hace ¡salta! (Antón salta) ¡No es genial! ¡Canta Antón! (Antón canta) ¡basta!
Odette:¡Hazte el muerto! (Antón se acuesta en el suelo, Odette se acerca) parece que estuviera muerto de verdad, pero no; ¡Levántate! (Antón se incorpora) que buen servidor.
Madame: Quiero que sepas que estoy muy Feliz Odette, el carácter del Barón se ha suavizado tanto desde que te tiene a su lado, me gusta que esté contento y te lo debo a ti, todo está perfecto mientras no te interpongas en mi camino, lo que es mío, es mío
Odette: Yo no quiero nada Madame
Madame: Podrías tener más si lo quisieras. ¡A bailar Antón a bailar!

(Antón baila)

Odette: ¡Basta fuera de aquí! ¡No quiero verte bailar, no quiero verte! Eres patético
Madame: Mmmm... parece que jugaremos en otro lugar Antón... ven querido, ven

(sale corriendo)

Antón: Hice algo para ti (Toca una melodía en flauta) la hice para ti
Odette: Pura mierda

(Entra el barón)

Barón: Pensaba que podías estar acá

 (le entrega una flor)

Odette: Bonita

 (le da un beso en la cara y luego uno en la boca, lo toma de la mano y se lo lleva. Antón queda solo en la habitación)


Doce

Las enredaderas han cubierto la casa completamente y el movimiento se hace difícil por la trama del follaje. Odette mira el juego.

Antón: ¡Que buena jugada mi señora!
Madame: ¡Somos invencibles querido!
Barón: Creo que estamos empatados
Madame: Eso es imposible
Odette: (Alterada) ¡A callar! Debo tomar una decisión... los empates no son buenos
Antón: Podríamos tirar una moneda...
Odette: ¡Estoy pensando! Y cuando la Baronesa piensa todos se callan.
Trae un cuchillo Antón (Antón le entrega un cuchillo). El próximo en perder un punto, también perderá un dedo... ¿No les parece? ¿No le parece señor Barón? ¡Quién jugará!
Madame: Yo jugaré ¡Vamos Antón los dejaremos sin dedos!
Barón: ¿Y si perdemos querida?
Odette: ¿Ya no me querrás sin dedos?
Barón: Te querré de cualquier manera mi Baronesa
Odette: ¡Entonces a jugar!. Y el que pierda dos puntos seguidos perderá primero una oreja, después un brazo y por qué no ¡Una pierna! (Ríe). Usted partirá señor Barón
Barón: ¿Yo?...está bien (Lanza y anota un punto) un punto
Odette: ¡Has salvado uno de tus dedos querido!, ahora le toca a Antón (Antón lanza y anota un punto) esto se está poniendo aburrido... ahora usted Madame.

 (Madame lanza y anota un punto)

Madame: ¡Me encanta esto! ¡Soy la mejor!
Odette: Que cosa tan aburrida... ¿acaso no piensan perder idiotas?
Antón: Ahora le toca a usted señora
Barón: Ella no jugará
Odette: ¡Claro que jugaré! Es justo, es muy justo, ¿quieres que juegue Antón? ¡Entonces jugaré! ¡Yo hago lo que Antón quiera!
Barón: Yo te lanzaré la pelota
Odette: ¡Quiero que lo haga Antón!

(Antón toma la pelota, Odette la lanza muy lejos)

Madame: ¡Pero que lanzamiento!. La verdad es que no puedo decir si ese punto te da como completa ganadora, o como definitiva perdedora
Odette: Decidan ustedes dejo todo mi cuerpo a su disposición, cortaré lo que ustedes quieran
Madame: ¡Corre querida, corre!
Barón: ¡Ese punto ha salido fuera del campo de juego por lo tanto queda nulo!
Madame: ¡Corre Odette, corre!
Barón: ¡Dije que ese punto queda nulo!
Madame: Creo que lo mejor es que Odette vaya a buscar la pelota
Barón: Eso no es necesario buscamos otra y ya está... ese punto queda nulo
Odette: ¡No, no está nulo! (Le entrega el cuchillo a Antón) corta lo que quieras de mí, me lo merezco por jugar tan mal, por no saber jugar (el Barón le arrebata el cuchillo) ¡Déjelo! Que sea él quien termine de matarme, no usted, no usted, no el Barón
Barón: Y si yo lo mato a él
Odette: Hágalo... y después mate a Madame y después máteme a mí ¿Y quién lo matará a usted?

Madame:
 Nadie... nadie
Barón: ¡Cállate maldita mujer, no eres más que una recogida!
Odette: ¡¿Acaso yo no soy lo mismo?! Una recogida, una puta, una sirvienta... una princesita, una maldita princesita, la Baronesa, la mucama, la puta disfrazada del señor...
Barón: ¡Nada de eso! Tú... eres mi amor (Odette ríe con fuertes carcajadas) no te rías,
no te rías ¡no te rías! (la golpea)
Antón: ¡No la toque... no más, nunca más!
Barón: ¡Aquí se hace lo que yo quiero! (el Barón reduce a Odette y está a punto de apuñalarla) ¿qué pasa si mato a Antón?
Odette:...cuando esté muerto lo tomaré en brazos y buscaré su casa, abriré la puerta de esa casa y lo acostaré sobre su cama, pero pondré mi abrigo para que las sábanas no le rompan la espalda, después, pondré mi mano sobre su herida y la hundiré hasta llegar a su corazón, ¡que aún latirá!. Lo arrancaré de su cuerpo. Y luego lo apretaré contra mi pecho hasta que se haga cenizas, hasta que su piel se haga cenizas, hasta que su pelo se haga cenizas, hasta que sus huesos se confundan con el polvo de los rincones de esa casa, y como aún quedará su olor de la cama, me recostaré sobre ella para hundir esta mano en mi herida, hasta llegar a mi propio corazón y me lo arrancaré, me quebraré el pecho para tomar mí corazón polvoriento que se confundirá con el polvo de sus cenizas esparcidas por todos los rincones de esa casa y al final, mi pelo, mis dientes y mis huesos desechos en millones de pedazos, volarán para juntarse con los de él... en esa casa.

(el Barón la suelta y cae al suelo, Antón se acerca a ella. El Barón lo toma enérgicamente y lo hiere con el cuchillo)

Barón: Dejaré abiertas las ventanas
Odette: Ni un gramo, ni una partícula de mi polvo volará hacia usted. Nunca, Me ha convertido en cenizas, pero sepa que jamás ni un gramo de esas cenizas fueron, ni serán suyas.
Madame: ¡Basta!... ¡no queremos jugar nunca más contigo!... ¡los juegos tienen reglas y lo echaste todo a perder! Estas lágrimas no te las perdono porque a Madame no le gusta llorar. ¡No llores Saint-Loup, no llores, no llores! Anda a lavarte esa cara mierda.

(lo abofetea, luego ambos salen. Antón y Odette se ponen de pie riendo)

Odette: Me muero
Antón: Después de todo me muero

(se abrazan, ríen y bailan un estilizado pero torpe baile hasta morir)


Desarrollado por Sisib, Universidad de Chile, 2006