Dramaturgo / Alejandro Moreno Jashés  

 

 


La mujer gallina

de Alejandro Moreno Jashés

Escena 1- 6


Escena 1

 

LAS TRES PERSONAS DE ESTA HISTORIA

 

Esta escena es una secuencia para comenzar con la presentación de los personajes. Si pudiéramos retratar a cada una, con la configuración de su mundo y su atmósfera escénica, escucharíamos primero sonidos; aquellos que Aurora, la mujer gallina, escucha. Aquellos de huevos, de caja con plata, de máquina de coser, de sonidos de afuera, de gallinas, de pollos, de niños jugando, de gritos de ella y de otras. Las voces que ella conoce, todos los sonidos que vendrán luego en la obra y todos los que ella escucha en su vida, los colores, las luces, el gallinero de noche, su noche, su sueño. Entonces después veríamos a Madre cosiendo, nerviosa hasta clavarse los dedos, aterrada, llena de prohibiciones, en eterno suspenso su vida, con papeles que son citaciones, con agujas con las que cose.

Finalmente estaría Quena, con su simpleza, su preciosismo ante los huevos y su atención con el negocio, la minuciosidad que no la deja mirar a ningún otro lado, sólo a ratos ojea el gallinero y esboza una leve sonrisa, veremos cómo prepara con dedicación el puré.


 

Aurora: (Desde el gallinero. Sólo vemos la silueta de la muejer gallina) Y se repite algo como la vida y ahora que hablo, ahora que estamos agonizando delante de ustedes: Sangra luz de roja a podrida, sangra sonido que va de nota a grito y nuevamente a un coro miserable de una canción que me decía: Tú aquí no... sangra esta voz. Cicatriz de escena en todos ustedes, para ustedes el dolor de lo que no se revienta al llegar... los días morados son de ustedes liberados...

 

(Desaparece)

 

Escena 2

UN DÍA CUALQUIERA ANTES DE ABRIR EL NEGOCIO (VENTA DE HUEVOS)

 

  (Monólogo 1. Las palabras de la hermana)

Quena ha quedado sola y las gallinas y Aurora después de las ventas, cerrado el negocio,   es de noche, como todas, transcurre hasta el amanecer. Estas palabras harán que veamos a la mujer gallina como entendemos su imagen, no debemos verla con los ojos, es necesario que la sensación de ella la tengamos clara primero. Quena está dentro del gallinero riéndose, cuenta huevos, luego sale con una canasta y se sienta.

Quena:  Hoy te voy a hacer puré, puré solo. Me están saliendo más bandejas ahora, porque sabes que hoy vendí menos que en todo el mes, debe ser porque la gente se tomó el feriado... (se escuchan gritos desde dentro del gallinero). ¿Eso es por hambre o porque estás de mal genio?

 

(Quena sale, desenvuelta en su quehacer, la vemos preparar cosas, en el gallinero las cosas se escuchan muy mal, gritos, después algo como palabras, ahora es de noche, muy tarde Quena vuelve con el puré, se sienta en la misma silla y habla hacia el gallinero).

Estos, Aurora, sabes que se hacen en siete minutos, no se demoran nada, si esto mismo lo hago yo con el kilo de papas que compro en la feria me demoro una hora... (le deja el plato dentro  del gallinero) ¿Vai a comer o no? ¿Me estai escuchando o no? Aurora, yo te aguanto un día sin comer, pero dos no te aguanto, así que empieza no más... Aurora come, que cuando te despiertas no comes nada-nada.
Aurora te levantas sin hambre. No comes nada y después los pollos se comen lo que tú no quieres. No te pongas a chupar trigo que son de las gallinas y tú estás muy flaca. Yo te preparo cosas ricas y no te las comes. No comes nada y no hablas. Arroz ya no te gusta, antes lo agarrabas con las manos, ahora lo dejas tirado y después se pudre y se llena de hormigas que después te pican. Aurora no me voy a quedar toda la noche esperándote, así que hazme el favor... te digo que este sobre que te hice también son papas, porque me cansé de estar con siete papas calientes en la mano para que te comas media. Aurora, si quieres te hago una sopa. No, sabes que no, te vas a comer todo lo que te traje que éste no es un restorán y te comes lo que hay... Déjate de gritar niña, cállate y come (Quena entra al gallinero). Mira, te dije que esto es puré, agarra, toma, agarra, eso, así Aurora... ven para acá y come niña... mira que rico, mira, eso, delante del plato, donde yo te vea, ya, yo también estoy comiendo ¿viste?, así Aurora,  que un día te aguanto pero dos te hacen muy mal... (Sonidos desde el  gallinero) ¿Qué me estay diciendo? Con palabras Aurora que así no te entiendo y creo que te duele algo. Palabras, porque o si no creo que estás enferma Aurora y me preocupa. ¿Te traigo agua? (A medio salir del gallinero)
Sabí que ayer pensé que me hablabas y tenías la boca cerrada, tengo que inventar lo que dices, porque ella, claro, ella sólo grita y llora cuando tiene hambre... (sale, va a la cocina a buscar un balde de agua, entra al gallinero) mira el agua, ven, viste que tenías hambre, es que cómo no vas a tener, mira el agua, sal de acá tú (a una gallina), este gallo está medio tonto... (Quena se despide, sale del gallinero, agarra su silla, y la pone en otro punto de su casa, le tira unas mantas a la mujer gallina). Duerme Aurora, duerme, que hoy comiste y te va a dar sueño.


(Cambia de la noche al amanecer) ¡Qué lindo! (Quena comienza a abrir el negocio, Aurora comienza a gritar con felicidad, es el amanecer, o puede oírse como otra cosa, las gallinas y los pollos hablan).


 



  Escena 3

  La llegada de la madre en la tienda de Quena

 

 (Diálogo 0, clienta-vendedora)

 

Escena realista de un día cualquiera, cercano el mediodía, amaneció sin problemas, Madre va a comprar huevos al kiosco de huevos de Quena a primera hora. Quena está recién abriendo, muy ágil, hoy le irá bien en las ventas, las gallinas están quietas concentradas en sus huevos, por lo tanto Quena habla bajo, tono muy desagradable, muy lento, podemos dejar entrever que Madre le saca algo de información pero muy diplomática. No sabemos aún la relación entre ellas dos.


 

Madre: Me das dos.
Quena: Se los doy, estoy recién abriendo.
Madre: Te espero, no te preocupes, has tus cosas tranquila que yo tengo tiempo.
Quena: Le cobro... son 160 pesos.
Madre: Quiero otro más.
Quena: Quiere una bandeja.
Madre: Por qué lo dices.
Quena: Porque siempre empieza pidiendo dos y termina llevándose una docena.
Madre: No, hoy quiero tres solamente y te dejo abrir tranquila.
Quena: Aquí están.
Madre: Te pago... me siguen llegando papeles.
Quena: Llegan acá y yo doy su dirección, sabe que voy a abrir.
Madre: ¡Tú los abres! ¡Sabes lo que dicen!
Quena: No (abriendo). Permiso.
Madre: ¿Quieres que te diga lo que dicen, lo qué me dicen, lo qué me piden?
Quena: No. Acá está el vuelto. Cuidado que estoy abriendo.
Madre: (Cuenta el vuelto) Faltan diez pesos.
Quena: Me los debía.
Madre: Me están empezando a llegar anónimos cabra de mierda. Son demasiados, más que la chucha, y las cosas que dicen... quién será... no sé... tengo miedo.
Quena: (Abre el negocio)
Madre: ¿Para cuándo te citaron a ti? La Aurora no tiene carné y no habla, no es legal esa niña... Me voy a volver loca huevona, primero loca y después criminal (se va).


 



Escena 4

EL SECRETO DE LA CÓMODA DE QUENA

 

(Monólogo 2. La plata de la enfermedad)

 

Después de haberse ido Madre, pausa larga, la hermana da vueltas por la casa sin más que hacer, no hay más clientes por ahora. Va hacia una cómoda, cuenta lo del día y saca cuentas, luego acarrea la cómoda hasta el gallinero, con mucho esfuerzo cambia el mueble de un lugar del escenario a otro. Abre y se cierran los cajones. Entre tanto, en medio del ajetreo escenográfico, llega Madre.

Quena: Aurora ¿has visto por ahí la libreta de la caja, que no la encuentro? ¿Dónde la dejé Dios mío?, ¿dónde tengo la cabeza señor?... a ver qué hice, vine para acá, después me..., no después te fui a dejar el agua. Después... ¿qué hice? A ver, primero estaba acá, después vine a la cocina, abrí la despensa, después me puse a freír, fui para la pieza, después... (abre la cómoda) ah! aquí, aquí está.


 


 


 Escena 5

 LA VISITA DE LA MADRE

 

(Diálogo 1. La citación)

Escena entre Madre y Quena. Esta escena cambia completamente la relación que vimos antes, digamos que es una discusión, lo contrario a la anterior. La madre entra al local de Quena, disimulando, tratando de caer bien, esta preocupada y mira con orgullo a su hija, que se ha dado cuenta de su llegada y ella no la toma en cuenta. Ahora, definitivamente antes de ir a la citación, la cual la tiene nerviosa, le va a sacar información.

Madre: Permiso... (ante el silencio de Quena no sabe qué decir). Tu cara, la carita de la Quenita... yo te la encuentro linda hija... (Quena la corta. Debemos ver una personalidad muy potente en ella, nada de fragilidad, debe caer un poco mal incluso).
Quena: ¿Por qué viene hablar acá? Por qué si quiere hablar no lo hace donde tiene que hacerlo, el día que tiene que hacerlo.
Madre: Es mi boca, tú soi mi familia y Dios me las dio para hablar.
Quena: Hablar conmigo de qué.
Madre: De mí. De mi vida y sus cosas, de eso y tú... Qué manera de ser retorcida.
Quena: No se le vaya a ocurrir meter en problemas a la Aurora, porque o sino hablo yo (amenaza).
Madre: Es mi hija y yo hablo lo que quiero.
Quena: Mire, yo estoy trabajando, salga de acá.
Madre: (Primera pérdida de control de la madre) No me hables relajada que estás que no puedes respirar de lo ahogada, mírate las venas del cuello.
Quena: Si tengo ahora un nudo en la garganta sepa que nada tiene que ver con usted ya. Muévase.
Madre: No me muevo.
Quena: Váyase.
Madre: Este local es público. Bueno Quena: ya no soy tu madre si quieres, pero soy tu cliente y dame doce huevos.
Quena: Váyase. No hay.
Madre: !Ay! Si no sé cuál de las dos es más... La Aurora no habla, y tú... (Otro tema) Te quedan lindos los rulos Quena.
Quena: Usted está citada el doce, no se le vaya olvidar ir.
Madre: (Fugaz) Cabra culiá... Quenita, ¿y cuándo estai citada tú? Es una pregunta no más... (se está yendo y se devuelve) Ya fuiste...
Quena: Cállese.
Madre: Escúchame cuando te hablo cabra de mierda. ¿Qué dijiste? Tú entendí las cosas, no como la otra, la otra no.
Quena: La otra se llama Aurora y no la trate como una drogadicta, apenas come y va a andar drogándose.
Madre: La Aurora es mi hija y sé como se llama.
Quena: Entonces.
Madre: Quiero que entendai un par de razones: tú te creí ahora, como te andan preguntando, famosa te creí ahora, entonces arréglate, porque estai horrible, tíñete, sácate el color de esa champa.
Quena: La cara que pone.
Madre: Claro que pongo caras, porque con el dolor y la rabia que tengo de... (Quena se pone a cantar algo: "Hay días buenos y días malos para vender huevos. Y a veces vendo todos y a veces casi ninguno. Tengo la tienda llena de huevos y a veces con pocos"). ¿Y pa' que te poní  a cantar? (Cambio de humor, burlesca) Eso Quena cantemos, eso, cantemos (mientras la madre canta, la insulta con un odio parecido a la furia, no caricatura de la rabia, sino indignación por la vida... la madre llora) ¡Que dijiste Quena! Que huevadas andai inventando...
Quena: ¿A qué viene?
Madre: Voh no hai sido nada madre, a vo' te toco la huevá fácil.


 



Escena 6

EL TIEMPO QUE HA PASADO

 

(Monólogo 3. Las palabras de la hermana)

 Esta escena puede continuar a la anterior, como también puede ser una  aparte, un texto dirigido sin dirigir, sin tiempo. Retomamos "el secreto de la cómoda de Quena". Mientras Quena cuenta la plata del día,  habla
.


 

Quena: (Cantando) Está tan flojo... (sale a la calle) Hay días buenos y días malos para vender huevos Aurora. Siempre igual, a no ser que alguno se quiebre, porque eso es lo que le pasa a los huevos, se quiebran... ¿Tú qué tienes Aurora? Una hermana y qué más. Yo te podría decir a ti lo que no tienes, pero dime a mí, háblale a tu hermana y cuéntame qué tienes ¿a ver?... yo ya conté que vendía bandejas y huevos sueltos, que cuestan lo mismo... ya pues Aurora, te estoy hablando, te toca a ti... Me podrías echar una mano para armar las bandejas, pero eres floja-floja (sólo ruidos, Quena no habla en un tono dramático, sino cotidiana, explicando una situación). ¡Despiértate Aurora! (asustándola, se ríe). Este es el primer cajón y este es el segundo cajón, me entendí, mueve la cabeza cuando yo pase mi manos por el segundo cajón que es el importante, (ejercita y dice lentamente) primer cajón, segundo cajón, ya poh, di poh Aurora que éste es, no veí que estoy pasando la manos por el segundo, a ver (pausa)... Primer cajón, segundo cajón, no poh Aurorita viste que así no se puede. Mira este es el segundo, y yo Aurora te tengo la plata: la plata de la enfermedad, eso tení que decirme que lo entiendes, porque yo me quedo más tranquila por si me pasa algo, me entendí. Porque yo no toso, ni me duele la espalda demasiado, ni mis huesos con el frío se acalambran, no veo ronchas, no se me olvidan las cosas tampoco... yo no siento deseos de vomitar, ni hay varices en mis piernas, ni me suena el pecho al respirar, no tengo visiones de ningún tipo, no tartamudeo las pocas veces que hablo, no me sube ni me baja la presión, no se me acelera ni se me ralenta el pulso... yo veo perfectamente, pero nunca se sabe, tú sabí menos, así que para eso está la plata. Hoy de nuevo no comiste y yo que voy a tener que hablar sola. O quizás hoy andas de buena y me querí hablar algo. No te pido frases largas ni un cuento. Te pido una palabrita, una suelta. Que me digas que entendí. A ver, dime un nombre, dime un recuerdo (pausa, sonido constante de algo, Quena recuerda). Tú tenías la voz cortada, tenías la voz finita, eras tímida y yo te peinaba. Aurora, tú estás bien ahí (del gallinero, por la ventana,
saltan plumas)
. Bájate del palo que te quedas dormida y te caes. Hoy te vas a quedar de nuevo picoteando el suelo. Hoy te vas a ensuciar y te va a quedar el pico con tierra (se ríe). Perdón Aurora, quise decir "la boca con tierra", eso quise decir "la boca". Me confundí Aurora, disculpa, no quise tratarte mal, se me salió. No fue intencional. No lo fue.

(Voy a comprar pan y vuelvo)

 

 


 


| Escena 7 - 12 | Versión de impresión

 

 


Desarrollado por Sisib, Universidad de Chile, 2006

2007 14:10:49 GMT -->